Torres de Berrellén: el melón más dulce, el verdadero

Chuma Sahún y Jesús Causapé, científicos y torreberrellenenses, llevan dos años empeñados en el rescate del melón ‘verdadero’ de Torres; andan en el buen camino, con hallazgos inesperados.

Jesús Causapé, en el melonar experimental que mantiene entre maizales por la zona del Garfilén, junto a Torres de Berrellén.
Jesús Causapé, en el melonar experimental que mantiene entre maizales por la zona del Garfilén, junto a Torres de Berrellén.
Laura Uranga

Dicen que un melón está en su punto cuando la primera hoja de la mata que lo une al suelo está seca. Eso no es ciencia, pero la frase suele resultar certera. Lo que sí deriva de un esfuerzo científico y documental es el proyecto emprendido en Torres de Berrellén por dos hijos del pueblo, Chuma Sahún y Jesús Causapé, que llevan dos años empeñados en rescatar el melón verde de Torres, de la variedad tendral, de buena corteza, al que se llamaba y se llama el ‘verdadero’.

Chuma, geógrafo, llevaba tiempo con la idea en la cabeza. Hace dos años le sugirió a su amigo Jesús (geólogo del Instituto Geológico y Minero de España) que sería una buena idea emprender la tarea de rescate melonar que permitiera a los actuales moradores de Torres comprobar las excelencias que los más viejos del lugar atribuían a aquél melón de calidad superlativa, que llevaba más de medio siglo sin plantarse.

Torres de Berrellén: el melón más dulce, el verdadero

Cristina Mallor, responsable del banco de germoplasma de hortícolas en el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y autora de una tesis doctoral sobre el melón, se sumó a la causa, junto con el ingeniero Carmelo Andrés. Luego llegaría Amparo Llamazares, del Centro de Transferencia Agroalimentaria, experta en paneles de catadores.

Causapé habla de los inicios del proyecto con pasión. "Lo primero que hicimos fue escuchar a los mayores. ¿Por qué el melón de Torres era tan bueno? El clima ayudaba, pero resulta que la calidad del suelo de aquí es diferente a la de otras localidades: menos arena, más arcillas y limo. Además, nuestra agua de riego es más rica en cloruro sódico, lo que ayuda a que el melón sea más sabroso. Los ancianos nos decían que echaban un puñadico de sal en el hoyo donde plantaban el melón, con esa intención".

Además de la ‘sabrosura’, resulta que el melón tendral de Torres se conservaba sorprendentemente bien, ya fuera colgado en aneas o sobre montones de grano, para que el peso del melón no recayese siempre en el mismo punto; llegaba incluso hasta la primavera en buenas condiciones. Eso de melón de invierno, expresión insultante cuando se dirige a una persona poco coherente, sonaba a virtud en este contexto.

Las semillas salvadoras

Chuma y Jesús se dirigieron al banco de semillas del CITA en busca del tendral ‘verdadero’ de Torres, pero no hubo suerte y empezaron a experimentar con tendrales de otras localidades. En el ínterin, encontraron semilla de melón de Torres en el granero del agricultor Jesús Ferrer. Con los primeros frutos de prueba (los de otras procedencias y el sacado de las semillas de Ferrer) hicieron una cata ciega entre el consejo de sabios del pueblo, formado por diez veteranos. Todos señalaron el de Ferrer como el más similar al sabor que recordaban. De ahí en adelante, el experimento se centró en esta semilla.

Jesús aclara que la cosa no está hecha. "Cuando seguimos las pruebas nos dimos cuenta de que había hibridación en esa semilla genuina de Torres. Por suerte, también conseguimos una semilla de tendral blanco de Torres gracias a otro agricultor, Jesús Artajona; era menos apreciado que el verde, pero la semilla estaba menos hibridada. Este año ha salido muy bueno; el año que viene ya tendrá marca, se registrará la semilla y habrá una producción oficial. Hay agricultores dispuestos a cultivarlo y grandes superficies que lo quieren en sus supermercados. La otra línea, la del ‘verdadero’, va más lenta: tenemos que seguir depurando la semilla y vamos a probar la fecundación controlada, una tarea artesana que exige ir planta a planta para evitar la polinización de otras especies. La idea es contratar a alguien para tres campañas, y que Cristina Mallor se encargue de su formación".

Paraíso del melón

Causapé se ha dedicado a seguir haciendo trabajo de campo en el pueblo. "Este verano hemos sacado melón muchas noches para que lo probaran los vecinos que estaban a la fresca; un modo de sumar carácter social al fin científico. Hemos dado charlas en colegios, en el centro de jubilados… en los partidos de fútbol se ha catado melón al descanso y los equipos rivales se han llevado algunos; también hemos repartido cientos de plantas entre los agricultores de la zona, se ha asistido a ferias... mientras, seguimos haciendo pruebas en casa y en otros puntos en los que trabajan amigos, desde Alerre y Cervera de la Cañada a Mungía".

El pasado 9 de septiembre hubo unas jornadas divulgativas en Torres con charlas, catas y talleres de recetas, todo coronada con una comida popular de migas... con melón, claro. "La idea ?concluye Jesús? es que este rescate beneficie a todo el pueblo; queremos que el registro de la futura marca esté a nombre del Ayuntamiento, y que las semillas se hagan en Torres".

Juan Pablo Bonet, pionero de la fonética española y la pedagogía para sordomudos

Juan Pablo Bonet nació en El Castellar (actualmente perteneciente a Torres de Berrellén) en 1579. En 1607 entró al servicio del condestable Juan Fernández de Velasco, y pudo observar como cómo un hijo de su patrón, sordomudo desde los dos años, era educado por Manuel Ramírez de Carrión, que logró que aprendiera a leer, escribir y hablar con facilidad. Cuando Carrión hubo de atender otras obligaciones, Bonet continuó la tarea. En 1620 escribió su obra más conocida, ‘Reducción de las letras y arte de enseñar a hablar a los mudos’, que se considera el primer tratado moderno de fonética española. Bonet era un hombre de vasta cultura, versado en sociología, historia, filosofía, literatura y gramática; además, dominaba el italiano y el francés. Hasta el final de su vida, acaecido en 1633, Bonet se entregó a la política y a la diplomacia, para lo que reunía grandes dotes y un especial interés. Estuvo en Roma y a su vuelta se le nombró consejero de Su Majestad y secretario del Consejo Supremo de Aragón. Fue presidente del brazo de los hijosdalgo en las Cortes de Barbastro y Calatayud.

La iglesia de San Andrés, un tratado de historia en diversas capas de magnificencia

La iglesia de San Andrés data del siglo XVI y corresponde al gótico-renacentista. El edificio se cubre mediante bóvedas de crucería estrellada, sobre trompas en la cabecera, y arcos fajones de medio punto en la nave. Por encima de las bóvedas se conserva oculta la primitiva cubierta de madera. A los lados de la nave se encuentran cinco capillas, datadas entre los siglos XVI y XVIII. La capilla mayor, dedicada al Santo Cristo, es de planta rectangular, cubierta con bóveda de crucería estrellada, presentado al exterior dos potentes contrafuertes. El pórtico de la iglesia, de traza clasicista, esta adosado al muro y a la torre que se sitúa a los pies. La antigua torre mudéjar, construida en ladrillo, se remataba con un cuerpo almenado, el cual se derribo conservando solo el primer cuerpo, mientras que la torre nueva, también de ladrillo, es de estilo neomudéjar, tiene planta cuadrada, dos cuerpos y un remate de planta octogonal. El edificio ha visto transformada su traza original debido a los añadidos y cambios que sufrió en los siglos XVIII y XX, que han dotado a la iglesia de una nueva torre, un pórtico y el revestimiento de la fábrica con ladrillo rojo que deja oculto el tapial original.

LOS IMPRESCINDIBLES

Alumbrado inteligente

Torres de Barrellén acaba de estrenar un sistema inteligente de alumbrado público. La tecnología Stelaria se adapta en tiempo real a las necesidades cambiantes del espacio urbano, con el consiguiente ahorro energético.

Los globos africanos

Lorena Llanes y Chuma Sahún lanzaron hace dos años unos globos de helio con una carta de agradecimiento por la llegada de su hija Sofía, junto a sus datos de contacto. A los cinco días les llamaron desde Casablanca (Marruecos).

El castillo de El Castellar

Sus ruinas están situadas en el término municipal de Torres, al otro lado del Ebro, y se visitan en romería el 8 de mayo. El castillo data de 1091 y fue la primera fortificación aragonesa avanzada existente en las cercanías de Zaragoza.

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