El aceite es un 47% más caro que hace 3 años

Los productores de aceite aragoneses aprovechan esta tendencia, causada por la baja producción en Andalucía.

Los olivos han sido uno de los cultivos más afectados en 2014
Olivos de Oliete
M. N.

Nunca la descripción del aceite como 'oro líquido' había tenido tanto sentido. El precio del aceite virgen extra ha subido casi un 50% en apenas tres años. Según los datos que maneja el sindicato COAG, el importe que se encuentran los consumidores al acudir a los lineales de los supermercados ha pasado de 3,44 euros el litro en agosto de 2014 a 5,12 en las mismas fechas de este año.

Eso en lo que respecta al virgen extra, pero el problema es que en las últimas semanas el valor de calidades inferiores también ha ascendido, provocando las primeras voces de alarma en el sector, que aunque se están beneficiando de estos altos precios también empiezan a temer que muchos consumidores empiecen a hacer cada vez más uso del aceite de girasol, un cultivo que debido a las bajas precipitaciones se ha plantado mucho este año como sustitutivo de cereales que necesitaban más agua.

En Aragón, donde existen unas 45.000 hectáreas de olivares, de las que unas 10.000 son de regadío, esta alza en los precios ha servido para dar continuidad a un sector que por su volumen (apenas un 1,5% de la producción nacional sale de la Comunidad) está siempre expuesto a lo que pase en Andalucía. Allí, en el sur de España, es justo donde se ha calibrado esta situación. La cosecha lleva unos años en descenso debido a los veranos cada vez más secos y los dos años de sequía vividos en las últimas campañas, a lo que se ha sumado que con una baja producción a estas fechas de septiembre quedan pocas existencias, apenas unas 350.000 toneladas de los 1,3 millones que se generaron al comienzo de la campaña.

“Nosotros vivimos al son de Andalucía y de cara a la producción que empieza llegamos en buenas condiciones. Las estimaciones para el sur de España siguen a la baja, pero aquí en Aragón parece que las últimas lluvias han remediado un poco la situación. Hablamos de que quizá se pueda producir un 75% de lo que se haría en una campaña normal”, explica Joaquín Morella, olivarero de Belchite y representante del sector de Uaga.

“En algunas zonas del Bajo Aragón la cosecha se prevé muy buena, y en otras no tanto. Hay que tener en cuenta que este año las lluvias han sido pocas y muy localizadas”, explica también Juan Baseda, director técnico de la D.O. Bajo Aragón, que se extiende por 77 municipios, la principal Denominación aragonesa que comparte sello con la D.O. Sierra del Moncayo. De momento, desde esta D.O. se ve la situación actual también con buena perspectiva. “No tenemos apenas peso en el gran mercado pero sí en el embotellamiento y la venta de aceites más cuidados, y con precios al alza pero igualándose por arriba eso es un punto a nuestro favor”, señala Baseda.

Estas estimaciones en Aragón supondrían entre 11.000 y 12.000 toneladas para esta campaña, que empezará a comercializar sus primeros aceites -si nada se tuerce- a comienzos de noviembre. Unas “buenas” cifras que aún con todo son volúmenes menores a los que se dieron en 2014, cuando se batieron todos los récords en Aragón con 16.000. Aquel año, y fruto de una buena cosecha que se dio en toda España, el precio era de casi 1,5 euros menos para el consumidor.

No se prevé que bajen los precios a medio plazo

Para el olivarero esta tendencia también ha sido positiva, ya que el precio en origen también ha subido, a diferencia de lo que ocurre en otros sectores donde se dan grandes diferencias del campo a la mesa. “Los mercados agrarios se mueven en términos de especulación, y en un producto básico como el aceite, pero que además es de cierto valor, no es diferente”, comenta Morella, quien cree que los precios tenderán a bajar levemente cuando comiencen a salir las nuevas producciones, pero luego volverán a subir, “cuando quieran los distribuidores”, señala, debido a que en términos generales esta cosecha no va a ser mejor que la que hubo el año pasado.

Esto se debe a que los olivareros y cooperativas venden su aceite en primer término en función de las previsiones del mercado, esperando siempre conseguir el mejor precio. Pero si se empieza a tantear un descenso de precios normalmente suelen colocar toda la producción posible, que ya pasa a intermediarios que pueden retener o no su salida de nuevo a la espera de un nuevo repunte. “En este mercado es muy complicado saber cuándo vender, y de todas formas el producto suele oscilar una vez más de precio cuando llega al consumidor”, explica.

El cambio climático expone a nuevas plagas al olivo

Pero de un modo u otro, la sequía de este año en particular y el alza de las temperaturas en general está cambiando el ecosistema de los olivos. No tanto porque ahora produzcan menos, ya que es un árbol resistente, explican desde el sector en Aragón, pero sí por la presencia de plagas.

Este año la DGA ha lanzado avisos sobre cómo prevenir la mosca del olivo en Belchite, una zona a la que aún no había llegado. “Esos pequeños ascensos de medio grado, que nosotros no notamos, sí que hacen que estas plagas expandan su zona de influencia”, señala Morella.

Cuestión distinta es la xylella fastidiosa, una bacteria que devora el olivo y que ya ha causado pérdidas millonarias en Italia en los últimos años. A pesar de los intentos de la UE y España porque no se expandiera, un brote fue detectado ya en Alicante hace unos meses. En Aragón, el servicio de avisos fitosanitarios lleva más de un año recomendando medidas para evitar su llegada a la Comunidad, donde también existe un plan especial de prevención impulsado por el Departamento de Desarrollo Rural.

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