Heraldo del Campo

Inversiones que transforman

A la buena marcha de las ventas del sector porcino se unen nuevos proyectos con una inversión de 186 millones de euros y que podrían crear más de 1.800 empleos.

Matadero de Fibrin.
Matadero de Fibrin.
Concha Silván

En los últimos años y sin hacer demasiado ruido, el sector porcino aragonés ha caminado lento pero seguro en una senda ascendente en la que casi ha conseguido arrebatarle el liderazgo a la vecina Cataluña, el mayor productor nacional.

Una crisis económica que ha dejado exhaustos los bolsillos de los consumidores, que tuvieron que adaptar sus hábitos de consumo y llenar la cesta de la compra con carnes con precios inferiores, entre ellas, el cerdo. Un sector agrario asfixiado por las bajas cotizaciones que encontró la alternativa rentable en esta actividad ganadera. Y, sobre todo y especialmente, una creciente demanda exterior, comandada por China, que ya es el principal mercado para el porcino aragonés, que relanzó las exportaciones a alturas de récord. Son los principales motivos que explican la pujanza de este sector. Un dinamismo que también se detalla en sus cifras.

Según las estadísticas del Gobierno de Aragón, hay en la Comunidad casi 500.000 cerdas reproductoras, que producen unos 15 millones de lechones al año en las casi 4.000 granjas -el 10% han surgido en la última década- que se reparten por todo el territorio albergando casi 6 millones de plazas de cerdo de cebo. Mantiene más de 10.000 puestos de trabajo y ya supone el 3,5% del producto interior bruto (PIB) aragonés.

Son quizá estas cifras y, sobre todo, los buenos augurios que llegan desde los más lejanos mercados los que explican que los empresarios cárnicos -los que ya estaban y los que vienen por primera vez- hayan anunciado durante el último año un torrente de inversiones destinado a la construcción de grandes mataderos o la ampliación de las instalaciones que ya operaban en la Comunidad. Las lideran compañías ‘de la casa’ como Fribin o Mercazaragoza, pero llegan también de la mano de grandes grupos, tanto españoles, como Vall Companys -que ya opera en territorio aragonés- o Bon Àrea, conocida por sus establecimientos de venta pero que ahora desembarca en Zaragoza con un macroproyecto industrial. Hay también capital extranjero, como el que trae la empresa familiar italiana Pini, quinto grupo del sector cárnico en Europa.

Y es que, en poco más de un año se ha trazado un calendario de anuncios oficiales y presentaciones públicas de nuevos proyectos que se comprometen a regar con millones y empleos las tres provincias aragonesas. Entre todos ellos suman unos 186 millones de euros, con los que además se generarán, cuando las empresas estén a pleno rendimiento, cerca de 1.800 puestos de trabajo.

A estas cifras hay que añadir la parte proporcional de los 200 millones -ampliable a 400- que prevé invertir la firma catalana Guissona en su complejo agroalimentario, donde las mayores instalaciones las ocupará el matadero de porcino, así como los puestos de trabajo -de los 4.000 anunciados- que genere esta actividad en concreto.

No será de hoy para mañana, pero todos estos proyectos conseguirán además otro deseado efecto. Con ellos el sector podría comenzar a subir nota en una de sus principales asignaturas pendientes: lograr que el valor añadido que se produce con la transformación no se escape de la Comunidad.

Así lo destacaba la pasada semana, durante la presentación del desembarco del grupo Pini en Binéfar (Huesca), el presidente del Ejecutivo aragonés, Javier Lambán, quien recordaba que actualmente apenas se sacrifican en Aragón la mitad de los animales que producen sus granjas.

La primera inversión millonaria la anunció una empresa aragonesa asentada en la localidad oscense de Binéfar desde hace ya medio siglo. A comienzos del pasado año, los responsables de Fribin detallaban el proyecto que entonces echaba a andar y con el que ampliarían la capacidad de sacrificio y procesado de su línea de porcino. Lo harían en dos fases, en las que desembolsarían un total de 15 millones de euros. Se construiría una nueva planta -la existente ya había hecho su trabajo durante 30 años y exigía cambios- y se ampliarían las salas de faenado y aquellas que albergan las cámaras de frío. Y todo ello para conseguir, en dos años y de forma paulatina, que los 450 sacrificios diarios se eleven a 800, o lo que es lo mismo, se sacrifiquen 6.400 cerdos al día.

Un proyecto que, sin embargo, no llega acompañado con nuevos empleos, porque como explicó entonces su director general, Josep Rosanas, el nuevo proceso productivo será mucho más automatizado, por lo que no se requerirá un incremento de la plantilla, formada en la actualidad por cerca de 500 trabajadores.

Es cierto que tras el anuncio de este proyecto hubo un silencio inversor, que se rompería con estruendo a comienzos del presente ejercicio. El 3 de febrero de 2017, Bon Àrea, del grupo catalán Guissona, sorprendía anunciando su instalación, por fin, en tierra aragonesa, una decisión que llevaba meditando varios años. De hecho la corporación leridana posee desde hace más de una década en la localidad zaragozana de Épila una finca de cereal cuya superficie suma los 260 hectáreas. Su proyecto está cuajado con cifras de vértigo. Se habla de la creación de hasta 4.000 empleos cuando esté a pleno rendimiento -objetivo que el que se han trazado un plazo de diez años- y de una inversión de 200 millones de euros, que podría llegar a duplicarse cuando se complete el macrocomplejo.

Hay que matizar que en este caso no toda la iniciativa empresarial tiene la mirada puesta en el porcino, pero este sector se llevará un buen bocado de la actividad a tenor de las instalaciones que el proyecto reserva para el matadero de porcino.

Impulso veraniego

Tras unos meses de calma, los ganaderos de porcino vieron alterada -para bien- su cotidiana actividad con una nueva inversión. Llegaba desde Mercazaragoza cuando estaba tocando a su fin el mes de junio. La noticia no era nueva. La plataforma alimentaria de la capital aragonesa ya había anunciado en febrero su intención de estrenar en el segundo semestre de 2016 un nuevo matadero de porcino con el que dar respuesta a la demanda de un sector que no ha dejado de crecer en los últimos años y que no pierde de vista la oportunidad -y necesidad- que ofrecen los mercados exteriores. Pero la inversión dejó la miel en la boca a los productores y empresas cuando se retrasó con el cambio de equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de la ciudad, accionista mayoritario del complejo alimentario (51%), en cuyo capital participa también Mercasa (49%).

La espera terminó el 29 de junio. Ese día, el consejo de administración desbloqueaba el proyecto y hacía pública la intención de comenzar su redacción a finales de año, para que las instalaciones estén previsiblemente operativas a finales de 2018.

Se desembolsarán seis millones de euros, con los que se construirán unas nuevas instalaciones, anexas a las que existen actualmente, que formarán parte de un edificio de 1.450 millones de metros cuadrados distribuidos en dos plantas. El nuevo centro de sacrificio y despiece, que generará 50 nuevos empleos, está diseñado, según explicaron sus responsables, no solo para mejorar la calidad de los trabajos, sino para poder acometer posibles nuevas ampliaciones, modificaciones legislativas o mecanizaciones.

Parecía que el frenesí inversor de esta industria cárnica se había tomado vacaciones en julio, pero llegó agosto y con él los nuevos anuncios. En menos de quince días salían a la luz los planes empresariales de dos grandes grupos cárnicos: Vall Companys y Pini. El primero, español y con presencia ya en Aragón. El segundo, creado en Italia, convertido en el quinta compañía del sector en Europa y que llega a la Comunidad con la intención de ganarse al mercado nacional, sin apartar la mirada de la demanda exterior, especialmente la que procede de los países asiáticos.

Así, aprovechando una visita del presidente del Ejecutivo autónomo, Javier Lambán, a la localidad turolense de Calamocha, Fernando Donaire, gerente de la empresa cárnica Jamcal, explicaba que grupo leridano al que pertenece invertirá 78 millones de euros en la ampliación y el secadero. Un proyecto, con el que crearán 150 empleos que se sumarán a los 268 personas que ahora trabajan en la compañía tiene en la comarca del Jiloca. Una ampliación que se desarrollará en dos fases, cuyo horizonte final se aproxima a 2019 y que entonces contará con otros 75.000 metros cuadrados. Con ellas, Jamcal podrá producir tres millones de jamones anuales, el triple que ahora.

Hay que recordar que esta no es la única inversión en la que trabaja Vall Companys. La compañía opera en Ejea de los Caballeros (Zaragoza), donde Cárnicas Cinco Villas, empresa que se integró en el grupo catalán en 2012, está en expansión. En junio del año pasado, la firma confirmaba los nuevos planes para ampliar su matadero industrial de porcino, la sala de despiece y el centro de distribución y esta semana se conocían más detalles de un proyecto global cuyo montante supera los 50 millones de euros y con los que duplicará la capacidad de sacrificio hasta los 4 millones de cerdos al año y sus posibilidades de despiece hasta los 3 millones de cabezas. En 2018, la empresa invertirá 17 millones de euros y creará 200 empleos más, lo que le permitirá alcanzar los 1.200 empleos.

Desembarco en España

Casi rodeado de cierto halo de misterio llegaba el último -de momento- nuevo proyecto cárnico a Aragón. En una presentación convocada de urgencia por el Gobierno de Aragón, el presidente, Javier Lambán, desvelaba el pasado 17 de agosto el desembarco del grupo italiano Pini en España, una decisión para la que esta compañía familiar ha elegido la localidad oscense de Binéfar, en la comarca de La Litera.

Acompañado de sus hijos, el propietario de la firma, quinto grupo del sector en Europa con plantas en Italia, Hungría y Polonia, Piero Pini, desvelaba las cifras de un proyecto que está previsto comience a andar en apenas dos meses con la construcción de un nuevo matadero de 55.000 metros cuadrados que se levantará sobre una parcela de unas 15 hectáreas próxima al polígono industrial El Sosal. Se invertirán 70 millones de euros y, en una primera fase, se crearán 600 empleos y se sacrificarán tres millones de cerdos anuales. Una cifras que está previsto que se amplíen -1.600 puestos de trabajo y el sacrificios de unos seis millones de cerdos- cuando la empresa esté a pleno rendimiento. Podría estar operativa, como mucho, en los primeros meses de 2019.

En cifras

3.706 explotaciones. Según los últimos datos del Gobierno de Aragón, en la Comunidad existen un total de 3.706 explotaciones de porcino que se reparten por las tres provincias aragonesas, aunque su presencia es más numerosa en Huesca, donde se sitúan las comarcas con mayor concentración de granjas: la Litera, Cinca Medio y Somontano. 10.000 puestos de empleo. El sector genera en Aragón más de 10.000 empleos, de los que el 41% se concentra en las explotaciones porcinas, y el resto se reparte entre la agroindustria (27%), la construcción y montaje de granjas y equipamiento ganadero (13%) y, en menor medida, en la producción de pienso, área sanitaria, matadero y transporte de animales entre granjas (el 17%). 546 millones de euros en exportaciones. Las ventas aragonesas de carne de porcino no dejan de crecer. En 2015, último dato disponible, alcanzaron un valor de 546 millones de euros, más del doble de los 229.000 millones facturados en la exportación en 2011. 104 millones de ventas en China, que ya es el primer cliente extranjero del sector. Las ventas a aquel país alcanzan los 104 millones, lo que supone un incremento del 543% en apenas cinco años.Más información en el Suplemento Heraldo del Campo.

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