Joaquín Olona: “La ganadería extensiva tiene enemigos más peligrosos que el lobo”

El consejero de Desarrollo Rural defiende que hay que aprender a convivir con el lobo, pero reconoce que su presencia perjudica al ovino, por lo que hay que compensarle.

Joaquín Olona, consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, en su despacho la semana pasada.
Joaquín Olona, consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, en su despacho la semana pasada.
Oliver Duch

¿Qué hacemos con el lobo?

Tenemos que aprender a convivir, a coexistir, con él. Estamos obligados por ley y por coherencia si defendemos la biodiversidad. No puede ser que estemos comprometidos con la biodiversidad y que cuando una especie nos molesta la quitemos. La población de lobos está en expansión en España: los hay en Castilla y León, La Rioja, Cataluña... Y nos guste o no, más pronto que tarde, tendremos lobos en Aragón.

¿Cree usted, entonces, que el lobo ha venido para quedarse?

Ahora solo tenemos uno y creemos que se trata de un ejemplar que esta en tránsito, pero la población de lobos está en expansión y no podemos poner un muro alrededor de la Comunidad para que no entre.

Los ganaderos están muy preocupados. Temen que esta convivencia sea la puntilla para la ganadería extensiva.

Yo, como consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, tengo la obligación de proteger la biodiversidad, pero también la ganadería extensiva, que es una actividad muy sacrificada, sobre todo la del ovino, y muy mal recompensada. Pero, honestamente, cuando se dice que el lobo va a acabar con la ganadería del ovino en Aragón, eso es, en este momento, una exageración. ¿Que el lobo perjudica? Desde luego. El lobo no es inocuo, hace daño, no beneficia a la ganadería extensiva, es un coste para el ganadero y por eso, desde la Administración, estamos empeñados en habilitar ayudas para compensar esos costes en los que incurre por la simple presencia del lobo. Pero atendiendo también la obligación de defender la biodiversidad, que es uno de los grandes objetivos ambientales de la UE.

¿Y esa pretensión no es como intentar la cuadratura del círculo?

La ganadería extensiva convivió durante siglos con los grandes carnívoros. Y creo que este sector tiene enemigos mucho más peligrosos y potentes que el lobo.

¿A qué se refiere?

Sobre todo al mal enfoque de las ayudas de la Política Agraria Comunitaria (PAC). Uno de los factores que más ha contribuido a reducir el censo de explotaciones ganaderas han sido las ayudas que incentivan no tener ganado. Tampoco ayuda al mantenimiento del sector del ovino y a la presencia de los ganaderos en el territorio el sistema de coeficiente de admisibilidad de pastos, que calcula las ayudas por hectárea, en vez de por cabeza de ganado. En este contexto, decir que un lobo va a acabar con la ganadería ovina es exagerado. Como lo es la preocupación que se está generando en la población. No hay motivos para la alarma. Dar a entender que el lobo pone en peligro a la población no tiene fundamento. Probablemente, los perros asilvestrados son más peligrosos.

¿Pero entiende la inquietud de los ganaderos?

Entendemos y respetamos su preocupación; los ganaderos están defendiendo su modo de vida. No entiendo, en cambio, a las organizaciones agrarias, que están haciendo mucho ruido y pocas nueces. En este momento, los ganaderos son la parte más débil. Más que el lobo, que goza de una protección legal (tiene un estatus jurídico como especie de interés comunitario). Pero no hay que actuar con victimismo, sino con coherencia e inteligencia y entendiendo que la biodiversidad es el mejor aliado de la ganadería extensiva. Por eso tenemos que apoyarla con medidas.

¿Le parecen suficientes las ayudas que se proponen?

La Administración debe actuar con generosidad, no con cicatería. Obviamente dentro de los límites que nos marca la legalidad. Con el borrador de ayudas a la ganadería hemos ido tan lejos como nos permitían las leyes europeas, nacionales y autonómicas. Pero sería un error actuar con cicatería en este asunto. Insisto en que la ganadería extensiva es un sector que toda la ayuda que reciba es poca porque la actividad que realiza no está compensada económicamente. Ni por las funciones ambientales que desempeña (limpieza de montes que contribuye a la prevención de incendios, mantenimiento del paisaje...), ni por el precio que el consumidor paga por el ternasco.

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