La macrooperación urbanística para recuperar la estación de Canfranc y transformar su playa de vías en una zona urbana de más de trece hectáreas ya ve la luz al final del túnel tras dos décadas de intentos fallidos. El Gobierno acaba de anunciar en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) el concurso que convocará este otoño para la redacción del proyecto y la ejecución de las obras de rehabilitación y urbanización del entorno de la estación, así como la explotación de la histórica terminal como hotel. El importe de licitación se ha fijado en 27 millones de euros más IVA.

La pretensión del Gobierno PSOE-CHA es aprobar los pliegos de condiciones en los consejos de administración que Suelo y Vivienda de Aragón (SVA) y el Consorcio Urbanístico Canfranc 2000 celebrarán a principios del próximo mes, de modo que la convocatoria se podrá efectuar a principios de octubre. Así, la empresa que resulte adjudicataria se podrá poner a trabajar en el proyecto de urbanización antes de que finalice el año y cumplir los plazos anunciados por el consejero de Vertebración del Territorio y presidente de CHA, José Luis Soro, que ha convertido el Canfranc en uno de los ejes de su gestión.

El Gobierno de Aragón ha optado finalmente por incluir en un solo paquete el diseño de la transformación del complejo ferroviario y su posterior ejecución, que lo integrará definitivamente con el municipio. El proyecto estará redactado a lo largo del próximo año, lo que permitirá acometer una intervención cuyos antecedentes se remontan a 1995.

Fuentes de la DGA señalaron que la contratista tendrá un año y medio de plazo para hacer las obras de urbanización, por lo que su puesta de largo le corresponderá al próximo Ejecutivo autonómico. Es decir, la nueva imagen de Canfranc Estación será una realidad en 2020, tal y como anunció Soro en la presentación del plan parcial, en la primavera de 2016.

El cambio será radical, ya que dos tercios de la actual explanada de vías se transformará en zona urbana con la estación histórica como reclamo turístico, reconvertida en un hotel. Eso sí, su rehabilitación se alargará unos meses más que la urbanización.

A su alrededor se pretende crear un cinturón viario y acondicionar una gran plaza pública y espacios libres que suman, en total, más de 85.000 de los casi 132.000 metros cuadrados de la intervención.

Lo primero de todo será habilitar la zona que mantendrá uso ferroviario. El acuerdo con el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) es reservar algo más de seis hectáreas entre la estación y el monte para reponer las vías pensando ya en la futura reapertura del túnel internacional. En este espacio se habilitará una nueva terminal para los viajeros, para lo que se prevé recuperar un hangar. La actual cubierta de fibrocemento se retirará y se colocará otra de cristal, ya que la pretensión es garantizar la máxima luz y que los pasajeros puedan disfrutar de las vistas del conjunto mientras esperan la llegada del tren.

En total, la explanada ferroviaria dispondrá de cinco vías, tres de ellas para el tráfico comercial y otras dos para los mercancías. La altura del hangar permitirá la futura electrificación de la línea.

El hecho de que en 2020 esté lista la urbanización no quiere decir que la intervención acabe en ese momento. De hecho, la licitación no incluye la recuperación de los edificios ferroviarios como equipamientos y viviendas con las que financiar buena parte de la operación, que quedará para una fase posterior. En total, se han previsto 133 pisos, nada que ver con los 800 que se llegaron a plantear en su día.