Litago: Trinidad Ruiz-Marcellán y la poesía como pauta de vida

Lleva la editorial de poesía Olifante en su refugio moncaíno, descubierto y moldeado con su pareja, el fallecido Marcelo Reyes; natural de Agón, Litago ya es su hogar

Trinidad Ruiz Marcellán, fundadora de la Editorial Olifante
Trinidad Ruiz Marcellán, fundadora de la Editorial Olifante
Laura Uranga

Pillarle el punto a Trinidad Ruiz-Marcellán es sencillo: la cadencia natural de su voz, las palabras bien elegidas, la mirada cómplice. Es una persona especial, buena, y vive una vida especial que, por pura lógica, tenía que desarrollarse en un entorno fuera de lo común. Desde hace casi un cuarto de siglo, la editora y docente vive en una casa a las afueras de Litago, con el Moncayo vigilante a la vera. La sensación no le es extraña: nació en Agón, a media hora. Litago es el centro neurálgico de Olifante, su editorial especializada en poesía, que lleva casi cuarenta años de fértil actividad.

Litago y Trinidad Ruiz-Marcellán: la poesía como pauta de vida

Junto a su pareja, Marcelo Reyes (fallecido en accidente hace dos veranos) encontró el lugar perfecto para proyectar ilusiones y, por supuesto, reposar a gusto tras las pequeñas batallas diarias. Dos alas talladas por Ricardo Calero recuerdan a Marcelo en el jardín de la casa; un monumento en el centro de Litago hace lo propio como muestra de afecto del pueblo a un ‘forano’ que acabó siendo lugareño.

Trinidad sabe apreciar los pequeños plaeres de lo cotidiano. "¿Sabias que los rosales corrigen el mildiu de la vid? También ayudan a la huerta, junto a las pantas aromáticas, porque los olores distraen a los animales. Tengo plantados tomates, borrajas, lechugas, cebollas, pimientos... me entretiene mucho". Junto a los frutos de la tierra guarda, apilado en cajas, el alimento espiritual: obras agrupadas en seis colecciones que van desde Cernuda a Miguel Labordeta, Vilas o Anabel Corcín, entre muchos otros.

Video:Trinidad RuizMarcelln la poesa como pauta de vida

"Marcelo y yo veníamos a menudo de excursión por el Moncayo los fines de semana. A él le encantaba, y empezamos a darle vueltas a la idea de vivir aquí. El Moncayo tiene magia, y para conocerlo bien hay que estar en verano e invierno, con niebla y claro, el martes y el sábado. La huella de los Bécquer era otro atractivo, Machado y su Moncayo azul y blanco... pedí un traslado a Tarazona y he estado más de veinte años dando clase en el instituto. Él era investigador y se desplazaba a Zaragoza para dar clases. Nos fuimos arreglando".

La casa siempre ha estado abierta: se llegaban a juntar cuarenta para un asado. Los amigos siguen desfilando: Miguel Mena y Antón Castro son dos incondicionales. "Ahora me acompaña a menudo mi hijo, tengo cinco perritos que me alegran la vida y cuando hay cualquier contingencia, siempre aparece alguien del pueblo que me echa una mano".

El Festival

El año pasado se celebró la decimoquinta edición del Festival Inrernacional de Poesía del Moncayo, impulsado por Trinidad y Marcelo. "Era hora de concluir, realmente no me sentía con fuerzas para seguir con algo que empezamos y mantuvimos dos. Muchos amigos me han ofrecido ayudarme, pero creo que era el momento adecuado. Venían autores de toda Europa y diversos puntos del mundo: fue un punto de encuentro, que se extendía a otras artes: teatro, cine, música, danza, pintura, escultura… Amaral y Paco Ibáñez han actuado aquí, por ejemplo. El año pasado dedicamos el festival a Gabriel Celaya, y el anterior a Blas de Otero, por el centenario de su nacimiento. Antes se homenajeó a Rubén Darío, Antonio Machado o Bécquer, entre otros".

Tras el quinto festival surgió la idea de la Casa del Poeta, ubicada en la vecina Trasmoz. "Nos interesaba -explica Trinidad- que el poeta tuviese un espacio para escribir y meditar: se lo cedíamos durante una semana, o un mes, bajo acuerdo de que dejara la obra allí escrita para su posible edición. También hemos sacado estudios críticos sobre poetas, y narrativa poética como hicieron Víctor Juan o Miguel Mena".

Trinidad está agradecida a Litago, pero cree que su relación con el pueblo ha sido un ‘win/win’, como dicen en el país de las barras y estrellas. "Me ha dado mucho, y creo que Marcelo y yo hemos hecho lo nuestro. Podemos estar todos contentos".

- Ir al especial 'Aragón, pueblo a pueblo'.

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