"Es un hogar perfecto, me hace ilusión compartirlo y le saco un rendimiento"

Pachi Bielsa alquila su casa en El Pueyo de Jaca.

Pachi Bielsa en su hogar en El Pueyo de Jaca.
Pachi Bielsa en su hogar en El Pueyo de Jaca.
Laura Zamboraín

Cuando en 2010 Pachi Bielsa, como todo el mundo conoce a Pilar, compró un apartamento en El Pueyo de Jaca cumplió su sueño de tener un hogar en el Pirineo con una vistas espectaculares a Peña Telera. Para entonces ya llevaba 18 años trabajando en la estación de esquí de Panticosa y viviendo de alquiler en esta localidad. Hoy, con 63 años y jubilada, este sigue siendo su "hogar perfecto" y su vivienda habitual junto a su hija Lydia algunos meses del año. Decidieron registrarla para uso turístico en cuanto se creó esta figura "para sacarle un rendimiento económico" cuando no la ocupan ellas. Y porque, cuenta Bielsa, "también me hace ilusión compartirlo y que otras personas lo disfruten tanto como yo".

Alquilar no es para ella una cuestión de subsistencia, pero reconoce que es una buena forma de complementar su pensión. Su hija Lydia, que en invierno trabaja en la comarca del Alto Gállego y si hay clientes se va a vivir con amigos, es la que se encarga de gestionarla y ponerla en páginas como Airbnb y Rentalia.

A través de Airbnb recibieron el año pasado a viajeros americanos y australianos. "Estuvo una pareja de jubilados australianos amantes del alpinismo que venían de los Atlas, permanecieron una semana en los Pirineos y se dirigían a los Alpes. Es un tipo de turismo que acude con unos intereses muy concretos, normalmente vienen con los deberes muy bien hechos, pero aprecian lo que podemos descubrirles sobre el terreno la gente de la zona", comenta esta anfitriona que nació en Brasil, donde se exiliaron sus padres tras la Guerra Civil desde Zaragoza.

Asegura que su experiencia con la plataforma Airbnb es satisfactoria porque gracias a las evaluaciones positivas y comentarios se están dando a conocer.

Familias, clientes más asiduos

Estos días la vivienda la ocupa una familia francesa. Tiene capacidad para cuatro personas (un dormitorio de matrimonio y otro con dos camas, además de salón, cocina, baño y terraza ) y los usuarios más habituales son parejas con hijos. "Además del precio, la gente con niños pequeños valora que tengan espacio y la libertad de movimiento y de horarios para poder llevar el ritmo que les apetece. Buscan tener una experiencia más cercana y auténtica con el lugar que visitan", describe. El propio Aragón, Madrid y País Vasco son las tres comunidades españolas de las que mayoritariamente provienen los visitantes que llegan aquí. Personalmente dice que aunque solo lleva dos años con esta experiencia, el trato con la gente le "gusta" y le "enriquece".

Este tipo de alquiler turístico les permite a ella y a su hija disfrutar del apartamento en primavera y parte del invierno, ya que la demanda suele concentrarse en verano, Navidades y la temporada de esquí. Por eso piden que las estancias sean como mínimo de dos noches. "Como también es nuestra casa habitual tenemos muchas cosas y detalles personales que cuando viene gente tenemos que mover y trasladar al trastero, desde nuestra ropa a fotografías y libros", describe.

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