¿Cuáles son las líneas de actuación de la Red Aragonesa de Desarrollo Rural (RADR)?

El papel fundamental es el de coordinar las actuaciones de los 20 grupos Leader que la componen. Además, gestiona las relaciones institucionales, tanto locales como estatales, y las comunicaciones. A nivel de España, Aragón tiene la secretaría en este momento de la junta directiva de la red española.

¿De qué forma intervienen los grupos Leader en el territorio?

Las agrupaciones contribuyen a dinamizar la región, localizan proyectos de desarrollo y lo fomentan desde la promoción económica. Los grupos, que cuentan con más de 20 años de trayectoria, han tenido un papel fundamental en el desarrollo rural, ya que son un método de participación de los agentes en la gestión de los fondos públicos europeos. Así que hay que poner en valor lo que se ha hecho en el medio local y seguir defendiendo que esos fondos Leader lleguen a España. Estos grupos trabajan desde la base, es decir, están formados por asociaciones y personas del propio territorio en el que actúan, que son los quienes hacen las propuestas de intervención. Ellos han demostrado que la participación ciudadana funciona, por lo que muchos más fondos europeos podrían gestionarse desde estos grupos de acción local.

¿Estas organizaciones están muy lejos de conseguir administrar otros fondos?

Aragón fue una de las pocas comunidades autónomas que había apostado por gestionar otros fondos, pero por problemas técnicos se renunció a esa gestión. Los fondos que tenemos ahora son claramente insuficientes y desde los grupos se tiene la capacidad suficiente, tanto técnica como de gestión, para haber podido desarrollarlos. Esperamos que a partir del 2020 se pueda retomar esa gestión. Además, Aragón, junto con Asturias, es la Comunidad que más está empujando el funcionamiento de los Leader.

La despoblación en Aragón arroja unas cifras alarmantes. ¿En qué medida intervienen los grupos de acción local para combatirla?

La despoblación es muy problemática en los pueblos pequeños pero también en las cabeceras de comarca, que recibieron grandes masas de población en los años 70, 80 y 90, pero que ahora están sufriendo la segunda despoblación. Las iniciativas de los Leader ayudan y apoyan a que la población se quede en el pueblo, sobre todo con la creación de empleo autónomo y microempresas, que es lo que más se está financiando. También se están implantando entidades sociales e proyectos municipales. Se han proyectado iniciativas muy curiosas, pero aún hay que ser más ambiciosos.

Entonces, ¿en manos de quién está luchar contra la despoblación?

Es una tarea de todos. Tiene que ser una política de Estado, pero real, porque se lleva hablando de este problema 20 años y tiene que haber verdaderos recursos y no solo económicos, sino también políticas de acción positiva. Necesitamos verdaderas medidas que favorezcan que las personas se queden en su pueblo. Y eso significa beneficios fiscales, apoyo a los pequeños municipios y financiación local para mantener ciertos servicios. Pero son acciones que deben hacerse con mucho interés o esfuerzo. De lo contrario, es muy complicado que se resuelvan con éxito.

¿Qué herramientas se deben usar para combatirla?

La herramienta se llama trabajo. Si en el medio rural hay empleo ninguna persona sentirá la necesidad de irse. En este país se ha apostado por la centralización en las grandes empresas y en la capital y debe desarrollarse un plan de descentralización del empleo, porque sin él es imposible que alguien se quede. También es importante que haya unos buenos recursos sociales y educativos con los que facilitar que quieran volver a vivir a los pequeños municipios, porque los pueblos son una gran oportunidad.

¿Para quiénes?

Para todo el mundo. Hubo una generación que nos educaron para estudiar e irnos del pueblo y eso hay que revertirlo. Eso se consigue con servicios y beneficios fiscales. Ahora hay que educar a los jóvenes para que salgan y estudien, pero que luego vuelvan al pueblo a hacer su proyecto de vida. Con los que estamos en los pueblos, no hay crecimiento vegetativo y son los jóvenes los que van a asentar la población y los que pueden hacer crecer el territorio. De hecho, los proyectos Leader tienen más puntuación si se es joven o mujer, para que sean una plataforma de apoyo.

¿Qué motivos deben animar a un joven a quedarse o regresar al pueblo?

Son necesarias la activación de políticas que favorezcan que la población se quede. El tiempo en los pueblos corre de otra manera. Allí tienes una red de apoyo social y personal muy importante. Hay dos colectivos para los que el pueblo es fundamental: los niños porque se les educa con otros valores y de otra manera, y los mayores. Es una oportunidad para tener mejor la calidad de vida por razones de tiempo, de movilidad y de mejor conciliación. Aunque también hay que saber que la imagen bucólica que se tiene de los pueblos no es real. Sí que tienes muchas oportunidades, quizás más que en la ciudad, pero ni se vive gratis, ni es más barato. Tampoco puede ser que una casa en una población pequeña cueste lo mismo que en la ciudad, ya que se elimina otro incentivo para quedarse en el pueblo.

Ante este panorama actual, ¿hacia dónde se dirige la RADR?

La red tiene que luchar por ampliar la gama de recursos y que sea desde el territorio donde se gestionen los fondos. Con el exitoso ejemplo de los Leader, seríamos poco ambiciosos si se redujera la financiación de unos determinados fondos y no se aplicara la metodología Leader a todos las medidas de los Programas de Desarrollo Rural (PDR), hecho que incluso la Comisión Europea ha apoyado. Si ya se hubiera hecho así, llevaríamos 20 años con políticas contra la despoblación, un problema presente desde los años 60 que se ha ido agravando.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo