Los casos de enfermedades de transmisión sexual se multiplican en Aragón

En 2016, un total de 103 personas se contagiaron de gonorrea, más del triple que diez años antes.

El hospital Miguel Servet es uno de los más prestigiados en Aragón.
Los casos de enfermedades de transmisión sexual se multiplican en Aragón
Heraldo.es

¿Qué es la gonorrea? ¿y la sífilis? Casi todas las personas son conscientes de la existencia estas enfermedades de transmisión sexual (ETS), pero pocas saben que su diagnóstico se ha visto incrementado de manera exponencial en la última década. Según los datos del departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón, los casos de gonorrea que se registraron en 2016 supusieron su cifra más elevada de las dos últimas décadas. En concreto, el número de diagnósticos realizados ha crecido un 57% en la última década hasta alcanzar los 103 de 2016. Una tendencia que se mantiene en 2017, puesto que hasta finales de abril ya se habían detectado 36 infectados nuevos. Si esta tendencia se mantiene durante todo el año, se podrían superar los 110 diagnósticos.

“Y esto es solo la punta del iceberg, ya que al tratarse de una infección, hay personas que no desarrollan los síntomas o lo hacen de manera muy sutil, por lo que a veces no se llega a diagnosticar”, explica Juan Pablo Alonso Pérez de Ágreda, profesor del departamento de Microbiología, Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Zaragoza.

Asimismo, el experto apunta que, aunque se percibe esta tendencia al alza en el ámbito de las enfermedades de transmisión sexual, falta información al respecto porque no todas las dolencias de este tipo tienen que declararse. “Hay que recordar que los únicos datos con los que contamos son aquellos que se deben declarar obligatoriamente (como son la sífilis o la gonorrea) y que aún así tampoco se declaran todos los que existen”, dice el profesor Alonso.

No obstante, puntualiza que este incremento, que se percibe en casi todas las variables, tiene una razón principal: cómo ha cambiado la percepción del VIH. “En los años 80 y 90 esta enfermedad estaba ligada totalmente a la muerte. Sin embargo, ahora ha adquirido un carácter crónico. Esto ha provocado que la gente ya no tenga esa imagen de gravedad y se relajen a la hora de utilizar métodos anticonceptivos de barrera”, subraya. Esto conlleva un incremento en el resto de enfermedades venéreas. Al igual que la gonorrea está alcanzando cifras históricas, la sífilis también está viviendo uno de sus momentos de más incidencia. Según los datos facilitados por el Ejecutivo autonómico, en 2016 a un total de 102 personas les diagnosticaron esta enfermedad en Aragón, lo que supone el tercer dato más elevado de las dos últimas décadas.

Además, la tendencia al alza se mantiene en 2017. Hasta finales de abril ya se han registrado 56 enfermos más. En el caso de que se mantuviera este ritmo todo el año, se podrían llegar a superar los 170 diagnósticos. “Además de que ahora se tiene menos miedo al VIH, también ha afectado que la sociedad es más abierta sexualmente, con diferentes tipos de relaciones en las que se están dejando de utilizar los métodos preventivos”, destaca Alonso.

Como ejemplo pone el aumento de casos de Hepatitis A. Aunque esta enfermedad no está dentro de las ETS, sí que puede estar relacionada con las relaciones sexuales. De hecho, Alonso indica que el incremento de casos se debe a las relaciones sexuales entre hombres. En 2016 se ha diagnosticado esta enfermedad a 30 personas, un dato que parece que se superará en 2017 atendiendo a los casos contabilizados hasta abril: 19.

Perfil de los enfermos

Ante la actual situación epidemiológica de las infecciones de transmisión sexual (ITS), en 2015, el Hospital Clínico decidió crear una consulta especializada, destinada a la población del sector III de Zaragoza. Según los resultados del control de calidad, que se realizó hace menos de un año, el perfil de los atendidos es: varón (67%), de entre 26 y 52 años (90%) e inmigrante (64%). Además, según se desprende de los resultados obtenidos, los principales motivos de consulta son sífilis y condilomas y la principal forma de transmisión es entre heterosexuales (64,3%).

De este modo se podría elaborar un perfil sobre los pacientes de ETS pero no es tan fácil. “Cada enfermedad es diferente, por lo que es complicado realizar un perfil conjunto. Además, en muchas ocasiones es difícil que un paciente te diga que padece sífilis o que tiene herpes. Son cuestiones que pertenecen al ámbito privado y que se intentan esconder”, subraya. La única ETS que tiene un perfil más o menos concreto es el VIH: “Hace 20 o 30 años se contraía por la inyección de drogas o por relaciones sexuales entre hombres, ahora casi no hay nuevos casos por drogadicción y han aumentado los de parejas heterosexuales”.

“Lo importante es concienciar a la gente de los efectos que tienen estas enfermedades y, por lo tanto, de la importancia del uso de preservativos.  Son los únicos que pueden prevenir estos virus y bacterias”, remarca Alonso. Por ello, recuerda, se realizan diferentes campañas, en especial, en los centros escolares "con el objetivo de llegar a los más jóvenes".

Síntomas y tratamientos de las ETS más frecuentes

Sífilis. Esta enfermedad, que se transmite principalmente por contacto sexual, se produce por una espiroqueta (bacteria) que penetra en la piel o en las mucosas. Su principal síntoma es la aparición de una llaga en las zonas de contacto (el pene, la vagina, el ano, el recto o la boca). Esta llaga, que no produce dolor, aparece tras el contagio y desaparece alrededor de tres semanas después sin dejar rastro. Al cabo de unos meses, la sífilis vuelve a manifestarse, pero en forma de manchas por todo el cuerpo. Al igual que en el síntoma anterior, la erupción se cura sola. El problema se encuentra en que esa enfermedad se queda en estado latente y puede ocasionar dolencias más graves como la meningitis o mielitis. Se puede diagnosticar a través de un análisis de sangre y se trata con antibiótico. Gonorrea y clamidia. Estas infecciones por bacterias pueden causar inflamaciones en el recto, la uretra o el cuello uterino. Uno de los síntomas más claros es la aparición de un flujo parecido al pus, que suele ser más abundante en la gonorrea. También son típicos los picores y dolores al orinar o defecar. Uno de los efectos más importantes es que la mujer puede llegar a tener problemas de fertilidad. Para saber si se tiene gonorrea o clamidias es necesario analizar el pus, bien a través de un análisis de orina o con un hisopo. El tratamiento consiste en un antibiótico. Herpes genital. Un virus es el causante de este herpes en la zona genital. En este caso, al ocasionar ampollas dolorosas, es muy fácil de distinguir tanto para el paciente como para el médico. El herpes no tiene una cura propiamente dicha. Existen pastillas y cremas secantes que hacen que desaparezcan las ampollas, pero posteriormente pueden seguir apareciendo. Si los episodios de reactivación son muy frecuentes, existe una medicación diaria que reduce su frecuencia. Condilomas. El virus del papiloma humano (VPH) es el causante de estas verrugas genitales. Existen más de 100 tipos diferentes y algunos de ellos están relacionados con la aparición de cáncer de cuello de útero (aunque son poco frecuentes). Hay numerosos tratamientos disponibles, que varían dependiendo del tamaño de las verrugas, su localización o el estado de las defensas del paciente. El tratamiento suele eliminar las verrugas pero no cura la infección por lo que puede reaparecer en cualquier momento. Tricomoniasis. Esta ETS está producida por un protozoo y afecta especialmente a mujeres. El síntoma más claro es un flujo vaginal parecido al pus. Al mismo tiempo también se pueden sentir molestias en las relaciones y existir inflamación de la vulva. En otros casos, puede no tener síntomas y detectarse en una citología habitual. Para tratarlo, lo más habitual son cremas vaginales o pastillas. VIH. El virus de la inmunodeficiencia humana es asintomático durante un tiempo. Los síntomas aparecen cuando disminuyen las defensas, hecho que provoca que se adquieran infecciones más graves como neumonías, tuberculosis o herpes. El diagnóstico de la infección se puede realizar a través de un análisis de sangre o de orina y en la actualidad existen tratamientos muy efectivos para evitar la disminución de las defensas. No obstante, todavía no hay cura ni vacunas efectivas.

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