Para desentrañar las luces y sombras que rodearon la revolución rusa, de cuyo estallido se cumplen cien años, el turolense Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, ha investigado largamente en Budapest (Hungría) el devenir de los países del Este. Fruto de ello es el libro ‘La venganza de los siervos. Rusia 1917’ (Crítica), que ayer presentó en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza acompañado por la escritora Almudena Grandes.

Se trata de una obra en la que Casanova rescata voces anónimas para desmontar "los mitos, tanto el soviético como el antisoviético, que no funcionan como explicaciones históricas", dijo el historiador. Entre estos personajes recuperados, además de los campesinos, destacan las mujeres, que, explicó, "desempeñaron un papel fundamental" en el conflicto y nada más estallar la I Guerra Mundial fueron capaces de organizarse ante la falta de alimentos y "sacudir completamente las estructuras y desacreditar la autoridad divina del zar".

Casanova mostró su confianza en que esta obra contribuya a entender "por qué la gente creyó en la revolución y ese sueño igualitario acabó en pesadilla", en un momento en que su centenario "está dominado por el uso político de la historia desde el presente". Asimismo, destacó que este periodo "explica buena parte del siglo XX", porque sin él, "la socialdemocracia, los Estados de Derecho, las grandes reformas de después de 1945, no hubieran existido". Lamentó la actual "democracia autoritaria" de Putin, que "en cualquier otro país sería insoportable", y habló de su preocupación por la situación entre Rusia y Ucrania, "un factor desestabilizador importantísimo".

Por su parte, Almudena Grandes calificó de "milagrosa" esta "novela fascinante" sobre la revolución rusa de 170 páginas, a la vez que "espléndida", por incorporar una perspectiva de género y la trascendencia de los campesinos.