​“Cuando llegamos a la tribu nos dimos cuenta de que muchos nunca habían visto a un blanco”

Los zaragozanos Lucía y Borja acaban de regresar de Etiopia, el octavo de sus viajes como Proyecto Pandora.

Proyecto Pandora
Proyecto Pandora
Proyecto Pandora

Rostros, miradas, experiencias, recuerdos, personas. En las mochilas de los creadores de Proyecto Pandora caben todas estas piezas indispensables para que cada uno de sus viajes sea totalmente único. Y es que cuentan con dos ingredientes ?básicos: grandes dosis de improvisación y un amor total por la aventura.

Borja Juan Morera (27) y Lucia Estella Escobar (26) tenían dos conceptos muy diferentes de viajar cuando se conocieron. Sería él quien mostraría a la también zaragozana la magia de conocer el mundo sin un plan establecido. Juntos han visitado Vietnam, Marruecos, Bélgica, Turquía, Cuba y el norte de España en poco más de tres años ¿Su última aventura?: Etiopia.

“Cuando viajamos sabemos poco más que nuestro destino y las fechas de ida y vuelta. El resto surge sobre la marcha”, aseguran. En su trasiego en busca de una ‘tribu bodi’, conocidas por una tradición ancestral consistente en engordar todo lo posible gracias a una dieta basada únicamente en una mezcla de leche y sangre fresca de vaca para lograr convertirse en el miembro más obeso del pueblo, jamás pensaron que lograrían ser los primeros blancos en visitar un poblado etíope.

“El último día conocimos a Alabara. Tendría unos 28 o 29 años. Mientras conversábamos con él, le dijo a nuestro guía que su tribu era una de las que estábamos buscando, pero que estaba en plena selva”, recuerda Juan. Minutos después, y casi sin pensarlo, se adentrarían en el parque nacional de Mago, un área protegida de más de 2.000 kilómetros cuadrados de superficie situada al sur del país.

Al llegar allí se encontraron en una tribu como las que llevaban visitando cerca de una semana, con sus chozas, sus gentes… pero algo era diferente. “Estaban completamente sorprendidos de vernos, sobre todo los más pequeños ya que muchos nunca habían visto a un blanco. Nos tocaban el pelo, la cara, nos miraban y sobre todo se reían mucho”, asegura Juan.

Nada que ver con su primera experiencia: “Nada más llegar nos llevamos un buen chasco, pensábamos que íbamos a un lugar recóndito y nos encontramos con un lugar turísticamente explotado”, relata el viajero. “Habíamos leído que hay más de 80 tribus diferentes y casi 60 dialectos distintos. Sin embargo, existen unas zonas que han aprendido a vivir del turismo y sobre todo de las fotos, por eso cuando llegas se ponen sus trajes tradicionales, cogen armas e incluso posan como auténticos profesionales”, lamenta el zaragozano.

A pesar del primer impacto, decidieron hacer un esfuerzo y buscar a través de gente autóctona otro tipo de lugares que visitar. “Conocimos a un joven que había trabajado para numerosas televisiones de todo el mundo y que nos indicó cómo llegar a esos lugares menos turísticos”, asevera.

Durante su estancia, valorada en unos 900 euros por persona (incluyendo el avión y un jeep con conductor durante todo el viaje), finalmente lograron uno de sus objetivos principales: captar experiencias irrepetibles a través de sus cámaras. “Nos sorprendió mucho que, por ley, ninguna persona extranjera tenga permitido conducir un vehículo. Al menos hasta que vimos los caminos”, explica Estella.

Abriendo la caja de Pandora

Tras visitar Vietnam en 2013, un viaje de 21 días, con tan solo 300 euros y dos billetes de ida y vuelta, comenzaron una aventura que, hasta la fecha, no ha terminado. “A través de nuestra web y página de Facebook pretendemos dar a conocer los países de esa manera auténtica a través de fotos, vídeos, ilustraciones…Cuando todo comenzó, subíamos fotos y la gente tenía mucha curiosidad, preguntaba sobre el viaje y sobre todo, se preguntaba cómo nos habíamos atrevido a hacerlo”, asegura la joven.

Así, un día decidieron abrir la caja de Pandora y compartirla con sus seguidores a través de las redes sociales: “eso sí, lejos de lo que dice el mito real, nosotros la abrimos para encontrar gente inspiradora y buena y para demostrar que no hay que tener miedo a salir fuera”.

Además, aseguran que la aventura no ha hecho nada más que empezar, aunque sea complicado mantener un proyecto de esta envergadura. “Ahora nos lo podemos permitir porque los dos somos profesores y tenemos posibilidad de organizar nuestros viajes, pero estaría genial contar con patrocinadores que nos ayudasen a sobrellevar los costes y poder seguir creciendo con el tiempo”, conlcuye Estella.  ?

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