Las Cortes recuerdan a Manuel Giménez Abad

El que fuera presidente del PP de Aragón fue asesinado tal día como hoy en 2001 a manos de la banda terrorista ETA.

Familiares de Giménez Abad y los representantes institucionales en el homenaje de ayer.
Las Cortes recuerdan a Manuel Giménez Abad
ARÁNZAZU NAVARRO

Las Cortes rindieron ayer homenaje a Manuel Giménez Abad, quien fuera presidente del PP aragonés, asesinado tal día como hoy en 2001 a manos de la banda terrorista ETA en Zaragoza por la espalda y en presencia de uno de sus hijos. Al acto en su memoria asistieron la viuda, Ana Larraz, y su hijo, Manuel Giménez Larraz, así como la presidenta de las Cortes, Violeta Barba, los miembros de la Mesa de la Cámara, representantes de los grupos parlamentarios y el delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde. Su hijo le recordó como "un hombre bueno", una persona íntegra y con espíritu tolerante y reflexivo. Hoy se celebra una misa en Jaca en su memoria.

El fin de la banda terrorista

Giménez Larraz afirmó en el homenaje que el fin de la banda terrorista "no se debe a su conversión o arrepentimiento", sino al firme pulso mantenido durante décadas por los demócratas. Barba defendió la palabra de los demócratas frente al olvido y el silencio, y reivindicó el compromiso colectivo con la libertad y la democracia. Giménez Larraz resaltó la "admirable combinación de unidad política y respeto a nuestro Estado de Derecho", y añadió que el fin de ETA también se debe "a un mero criterio de oportunidad, que le recomienda emprender otro camino para conseguir sus fines políticos".

El también vicepresidente de la fundación Giménez Abad, insistió en que el final del terrorismo es "una excelente noticia" cuya trascendencia no se debe devaluar y en la que los protagonistas, aunque lo pretendan, no son los asesinos de ETA, sino "los ciudadanos, las víctimas, nuestro Estado".

Y advirtió de que el proyecto que preconizaba la banda estaba basado en la insolidaridad, la intolerancia, el odio sectario e incluso el supremacismo, "sigue plenamente vigente" y se alimenta de quienes consideran que el simple hecho de que unos asesinos hayan dejado de matar les otorga legitimidad democrática. "Un asesino no deja de ser un asesino por el mismo motivo que mi padre nunca va a dejar de ser una víctima", concluyó.

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