La precariedad laboral y la bajada de los salarios se esconden detrás de un nuevo perfil de la pobreza

Aunque la economía indica que se crea empleo, su desigual calidad provoca que personas con trabajo no puedan cubrir sus necesidades básicas.

Más que una botella medio llena o medio vacía, se trata de un espejo que recuerda al de la Alicia de Lewis Carroll. Unas estadísticas del mercado laboral que muestran una sólida recuperación del empleo, con un descenso del paro de casi un 14% en apenas un año, y que deja la tasa del desempleo en Aragón al 13,3%, casi a niveles de 2009, y con tendencia a la baja. "Pero luego nos encontramos con otros datos muy preocupantes, que indican que la estadística del paro solo muestra la mitad de lo que está ocurriendo", advierte Carmen Marcuello, catedrática de Economía Social de la Universidad de Zaragoza.

Los sindicatos advierten también de que en la última década se ha precarizado el empleo por la bajada de las retribuciones salariales y por la inestabilidad del mismo. "El 90% de los contratos que se hacen son temporales y solo el 48% de los asalariados tienen un empleo de calidad, indefinido y a tiempo completo. Además, los nuevos empleos que se generan están peor pagados y existe un gran números de desempleados de larga duración", explica Pura Huerta, secretaria de Formación y Empleo de UGT Aragón. Para su colega de CC. OO. Aragón, Sonia Bergasa, "el punto fuerte de nuestra economía es la industria y el problema es que la mayor parte de los contratos que se hacen son por empresas de trabajo temporal y los trabajadores no llegan a especializarse. Necesitamos ser punteros a efectos de innovación y tecnología y las inversiones no van por ese lado: son cada vez más bajas".

La trampa de los autónomos

Marcuello apunta otra variable de importancia: "Se ha incrementado el número de falsos autónomos y autónomos dependientes, esto es, se está obligando a los empleados a darse de alta como autónomos cuando son empleados". Los expertos advierten de la fragilidad de la creación de empleo y lamentan que las condiciones laborales empeoran, incluso, hasta llegar a una fórmula extremadamente vulnerable: el autoempleo. "Las tecnologías de la información están modulando un modelo de relación laboral que afecta a la disponibilidad y la flexibilidad, y que aún precisa una regulación", dice la catedrática, que apunta también que la tasa de abandono escolar en España es del 19,7%.

"Existe una bolsa importante de trabajadores pobres, que no pueden abordar un proyecto personal. Por ejemplo el salario de un trabajador del sector servicios, con contrato a tiempo parcial no alcanza el Salario Mínimo Interprofesional y difícilmente puede tener un proyecto vital", apunta Huerta.

Los males de la reforma laboral

Apostar por la industria, aumentar salarios, mejorar infraestructuras y luchar contra el envejecimiento (que complica la creación de activos) son algunas de las soluciones que propone CC. OO. para fortalecer la creación de empleo y acabar con el nuevo perfil de "trabajadores pobres". Por su parte, desde UGT aseguran que para revertir esta situación es necesario derogar la reforma laboral, crear un plan de choque contra el pero de larga duración y cambiar el modelo económico.

En este sentido, Marcuello recuerda que la Economía Social trabaja para que el centro de las decisiones de las empresas sean las necesidades de las personas, y que estas no se conviertan en "un mero recurso que el alquila el capital". "Deberían ser las personas –propietarios, trabajadores y clientes– las que decidan para qué utilizar el capital. La participación de las personas en las decisiones de las empresas es crucial", dice la profesora, que considera que hay una "contradicción" entre las condiciones laborales que uno desea para sí mismo y las que después acepta cuando compra o ahorra: "Cerramos los ojos en nuestras decisiones. Estamos alimentando una espiral de explotación a nosotros mismos y es necesario abordar una nueva concepción del trabajo y del valor de la persona", dice Marcuello, al tiempo que aborda temas como la reducción de las horas de trabajo, de las desigualdades de renta o el mayor énfasis en el localismo frente a la centralización y la globalización.

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