Jorge López: “De tener un trabajo, me habría planteado quedarme en Zaragoza”

Este joven de 26 años ha obtenido una beca Marie Curie para cursar sus estudios de doctorado en la Universidad de Aston, en el Reino Unido.

Jorge López, en la Universidad de Aston.
Jorge López, en la Universidad de Aston.

“La experiencia profesional en el extranjero es muy importante”. Esta es una de las frases que Jorge López ha escuchado de manera constante durante los últimos años y ha sido una de las razones por las que finalmente ha decidido hacer las maletas e irse fuera de España. Sin embargo, no se fue a la aventura, este joven zaragozano de 26 años obtuvo una beca Marie Curie con la que está cursando sus estudios de doctorado en la Universidad de Aston, en el Reino Unido.

“Estudié Ingeniería Química en la Universidad de Zaragoza y quería seguir mi formación con un doctorado, puesto que mi campo es la investigación. Además, mi objetivo era irme al extranjero porque parece que da más reconocimiento y hacerlo con una beca Marie Curie era una gran oportunidad. Así que decidí probar suerte y presenté la solicitud”, detalla desde Birmingham.

Para dedicarse al mundo de la investigación es casi imprescindible hacer un doctorado, un proceso en el que se invierten cuatro años de la vida del estudiante (tras haber cursado su carrera y su máster), es decir, se finaliza con unos 30 años. Por ello, la mayoría de los que se decantan por esta opción lo hacen con un beca o un contrato predoctoral debajo del brazo. Son muy comunes las del Gobierno de Aragón y el Ministerio de Educación y el del Economía también tienen sus respectivos contratos. Sin embargo, una de las que más prestigio tiene y, por ende, es más difícil de conseguir, es la beca Marie Curie. Su obtención significa que el joven investigador ha sido elegido por una universidad internacional debido a sus méritos profesionales y académicos. Los grupos de investigación solicitan a los candidatos un currículo, una carta de motivación y referencias y posteriormente les realizan una entrevista personal.

En el caso de López, al poco tiempo de presentar toda la documentación, le llamaron para hacerle una entrevista. “En estos procesos valoran toda tu formación en conjunto, aunque el profesor o investigador que te hace la entrevista se fija más en el currículo y en la forma en la que contestas a las preguntas”, explica. No obstante, recalca que las universidades de destino también marcan unos mínimos: certificados de idiomas o nota media, por ejemplo. López obtuvo esta beca como parte del proyecto GreenCarbon, en el que participan varias universidades europeas, entre ellas la de Zaragoza. “Había varios destinos, tu marcabas las prioridades y después te podían asignar esa universidad o no”, sostiene.

De este modo, hace unas semanas llegó a Birmingham, donde pasará los próximos tres años: “De momento, me han recibido bien, la gente me ha ayudado cuando lo he necesitado. Además si tienes cualquier duda siempre puedes echar mano de los españoles que residen aquí”. Sin embargo, durante este tiempo ya ha empezado a echar de menos varias cosas de Aragón, especialmente, el clima y los pequeños establecimientos. “Los días son nublados y algo lluviosos. Aunque no echo de menos el calor, sí que agradecería poder ir solo con la sudadera”, sostiene. Asimismo, lamenta que que no haya pequeños comercios como carnicerías o fruterías: “Estoy empezando a darme cuenta de la gran variedad de frutas que tenemos en España ¡Qué poco lo valoramos!”.

Otra de sus dificultades ha sido el cambio de moneda. “Todavía no me aclaro con los precios pero, con el tiempo, todo se andará”, confía. A pesar de todo ello, también hay cuestiones en las que se decanta por su nuevo destino: “Acceder a la universidad durante los días que está cerrada es mucho más fácil. En la de Zaragoza es imposible, mientras que en la de Aston, con sus debidos controles, no hay mayores problemas. Esto te de una gran libertad a la hora de investigar”. También valora de manera positiva que en Birmingham la gente dice las cosas tal y como son, sin intentar ocultar la realidad, ni intentar quedar bien. “Parece que lo tienen muy interiorizado”, puntualiza.

De momento, López no se plantea en qué lugar del mundo estará dentro de diez años: “Todavía me quedan tres aquí, así que cualquier cosa puede pasar”. No obstante, reconoce que le gusta España y en especial Zaragoza: “Si hubiera tenido un trabajo aquí o si los investigadores ganasen el dinero que deberían, me hubiera planteado quedarme”. Por el contrario, sí que tiene claro que se quiere dedicar a la investigación: “Ser profesor de universidad es una posibilidad que valoro, pero en estos momentos es bastante complicado, por lo que no descarto buscar un puesto de trabajo en una empresa privada”.

López ha llegado al Reino Unido en un momento complicado, justo tras el anuncio del brexit. “En la zona de la universidad, que es donde me muevo, hay una gran comunidad de extranjeros y, por lo tanto, no se percibe mucho ese sentimiento de querer irse de Europa”, explica. No obstante, recuerda que hace poco hubo una manifestación contra la inmigración y una joven se enfrentó pacíficamente a los manifestantes, por lo que el debate está ahí.


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