Intercambio de lengua, tortilla de patata y boxeo entre Aragón y Francia

140 alumnos aragoneses y franceses se intercambian el instituto y estudian varias semanas en el país vecino.

Alumnas aragonesas y francesas de intercambio, en el IES Tiempos Modernos.
Alumnas aragonesas y francesas de intercambio, en el IES Tiempos Modernos.
P. F.

Andrea, Sofía, Sara y Carlota, alumnas de 4º de la ESO del instituto Tiempos Modernos de Zaragoza, empezaron el curso en Toulouse. Tras pasar allí un trimestre, ahora reciben en sus casas y en su centro a Lorette, Anna, Camille y Hortense. Son alumnas participantes del programa de intercambio 'Cruzando fronteras', que este curso mezcla a 140 alumnos españoles y franceses.

En los pasillos del IES Tiempos Modernos se habla español y francés. Las chicas cambian de una lengua a otra con mucha normalidad. Diecinueve institutos aragoneses participan en este intercambio de 12 semanas con Toulouse. En total, 48 alumnos aragoneses y otros tantos franceses viven esta experiencia. Además, 22 alumnos de 10 centros participan en un intercambio similar con Burdeos de 6 semanas. Desde que comenzó este programa, hace cuatro años, 332 chavales españoles y franceses han cruzado la frontera.

"El programa funciona muy bien. Tanto las alumnas de nuestro instituto que fueron el año pasado como las de este han vuelto muy contentas. Allí estudian en francés, como sus compañeros de clase. Viven con familias y luego reciben en sus casas a los estudiantes franceses. El instituto les proporciona los libros y materiales. Los participantes solo pagan el viaje. Y cuando vuelven se reincorporan al ritmo de su curso", explica Ana Rosa Ramón, profesora de francés y coordinadora del programa Cruzando fronteras en el IES Tiempos Modernos.

En Francia comen en el instituto

El 10 de septiembre Andrea, Sofía, Sara y Carlota viajaron a Toulouse. "Al principio cuesta un poco, porque llegamos a casa de familias que no conocíamos. Y en el instituto los primeros días no entendíamos todo a los profesores. Pero nos trataron muy bien y enseguida nos adaptamos", cuentan. Y al final, "los tres meses pasaron volando y se nos hicieron cortos".

Allí descubrieron algunas diferencias con los institutos aragoneses, como algunas asignaturas distintas y que no todos los días tienen el mismo horario. Algunos terminan las clases a las 12.00 y otros a las 18.00. Y los alumnos comen en el comedor del instituto, "comida muy buena", apuntan las aragonesas.

Más tiempo libre para las francesas

Y el 13 de marzo llegaron a Zaragoza Lorette, Anna, Camille y Hortense. Las alumnas francesas prefieren el horario español. "Aquí se aprovecha más el tiempo: todas las clases seguidas por la mañana y mucho tiempo libre por la tarde para otras actividades. Y nos gusta que todas vivimos cerca del instituto. En Francia, las casas están más dispersas y vivimos lejos de nuestros amigos. Aquí es fácil quedar y hacer cosas", cuentan. Las clases les gustan, aunque les cuestan los análisis sintácticos de Lengua, y les resulta extraño que haya asignatura de Religión en los instituto.

Van mucho a Grancasa (muy cerca del instituto), pasean por Zaragoza y se han apuntado a distintas actividades: voleibol, piragüismo, teatro, boxeo. "Cuando fui a Francia, Anna hacía boxeo y probé. Me gustó y al volver a España busqué un gimnasio. Ahora vamos tres: Anna, Hortense y yo", cuenta Sofía.

El programa es mucho más que un intercambio lingüístico. Francesas y españolas intercambian también recetas. A las galas les gusta mucho la tortilla de patata y los churros, difieren sobre los chipirones y Hortense ha aprendido a hacer paella. Las españolas recuerdan las crepes, la quiche, tartiflette, fondue y raclette.

Aún les quedan dos años más de instituto, pero ya empiezan a pensar en qué les gustaría estudiar después (Ciencias del Deporte, Lengua, Derecho, Ciencias Políticas, Biología, Psicología, Educación Social) .Y todas quieren seguir viajando.

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