Ainhoa Arbués: “Al dedicarme a la ciencia, era muy probable que tuviera que emigrar”

La investigadora zaragozana Ainhoa Arbués lleva cinco años en el extranjero, actualmente en la ciudad suiza de Basilea.

Ainhoa Arbués en el centro de investigación donde trabaja en Basilea.
Ainhoa Arbués en el centro de investigación donde trabaja en Basilea.
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“Sabía que dedicándome a la ciencia era muy probable que tuviera que pasar algún tiempo en el extranjero”. Así explica la zaragozana Ainhoa Arbués las perspectivas de futuro que tenía y no se equivocó. A sus 34 años, lleva en el extranjero cinco años.

Esta joven investigadora decidió marcharse a Toulouse (Francia) cuando terminó de colaborar con el grupo del catedrático Carlos Martín Montañés, con el que realizó su tesis doctoral en la Universidad de Zaragoza construyendo y caracterizando el candidato a vacuna contra la tuberculosis hasta que estuvo listo para comenzar los ensayos clínicos en humanos. Ainhoa afirma que tomó la decisión de emigrar al terminar la tesis no solo porque “era una gran oportunidad para mi carrera, sino también porque las cosas en España estaban empezando a ponerse complicadas”.

La investigadora asegura que nunca pensó que terminaría viviendo tanto tiempo fuera. “Aunque está siendo una gran experiencia, es duro no poder estar al lado de mi familia y mis amigos en ciertos momentos”, lamenta. No obstante, Ainhoa da gracias a la tecnología, que como ella misma confirma “ayuda a mantener el contacto”.

Ahora, se ha trasladado a Basilea (Suiza), donde lleva viviendo desde noviembre y donde “aún está en proceso de integración”, declara.

“Cara”, “con horarios muy definidos” y “muy tranquila”, así define la investigadora su nuevo destino, aunque apunta que “a pesar de que los salarios son consecuentes con los precios, cuando llegas sorprende mucho”. Además, afirma que echa de menos ver a gente por la calle a partir de ciertas horas, pero que espera con ansia la llegada del buen tiempo, ya que le han prometido que “el río Rin se llena de vida” en esa época del año.

En cambio, “Toulouse es muy parecido a Zaragoza”, asegura Ainhoa, “es una ciudad llena de estudiantes y es fácil encontrar a gente en las calles, los bares y las terrazas hasta altas horas de la noche”.

En su nuevo destino, además, el idioma le está suponiendo un problema fuera del entorno laboral (allí habla inglés), ya que el alemán es el idioma oficial y ella no lo domina. A pesar de estas dificultades, Ainhoa sostiene que se “traería a Aragón la calidad de vida de Basilea”.

A la zaragozana le gustaría volver a España, preferiblemente a Aragón, una vez termine su contrato de dos años en su nuevo destino, aunque sabe que “en estos momentos es difícil”. Reclama que tanto el Gobierno español como el aragonés deberían destinar “más dinero a la investigación, ya sea para financiar nuevos proyectos, para aumentar el número de plazas (por ejemplo, de profesor en la Universidad o en los programas Juan de la Cierva o Ramón y Cajal) o para mejorar los salarios”.

Ainhoa critica que “en muchos casos, entre los que tengo la suerte de incluirme, la Diputación General de Aragón y/o el Ministerio de Educación participaron en la financiación de nuestros másteres o tesis doctorales y es una lástima que sean otros países los que se estén beneficiando del dinero que se invirtió en nuestra formación”.

En su estancia en el extranjero, Ainhoa se ha sentido muy valorada como profesional y afirma “tener la impresión de que, en general, a los españoles se nos valora mucho en el campo de la investigación”.

Biografía

Ainhoa Arbués Arribas es licenciada en Bioquímica y doctora en Bioquímica y Biología Molecular. Realizó su tesis doctoral en la Universidad de Zaragoza en el grupo del catedrático Carlos Martín Montañés construyendo y caracterizando el candidato a vacuna contra la tuberculosis que actualmente “se está probando en humanos con unos resultados muy prometedores”, afirma la investigadora. Después de realizar la tesis, se quedó durante un año colaborando en los últimos pasos hasta que el candidato a vacuna estuvo listo para comenzar los ensayos clínicos en humanos, aunque la joven zaragozana reconoce que una vez terminada la tesis ya había decidido que tenía que marcharse de España.

En 2012, se marchó a Toulouse para estudiar los mecanismos de virulencia no solo del agente causal de la tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis), sino también de las Mycobacterias responsables de la lepra (Mycobacterium leprae) y de la úlcera de Buruli (Mycobacterium ulcerans) en el Instituto de Farmacología y Biología Estructural (Institut de Pharmacologie et de Biologie Structurale, IPBS).

En un primer momento, esta joven investigadora se incorporó a un proyecto financiado por la Agencia Nacional de la Investigación (Agence Nationale de la Recherche, ANR) con un contrato para un año y medio. Una vez allí, le concedieron la beca Marie Curie de la Comunidad Económica Europea (Marie Curie Intra-European Fellowship for Career Development) que le permitió financiar su investigación dos años más.

Se trata de una beca que tiene como objetivo facilitar la movilidad a otros países de los investigadores que están en los primeros años de su carrera y, además, que aprendan a gestionar su propio proyecto, no solo científicamente sino también económicamente. “Para ello, además del salario del investigador se concede dinero para el desarrollo del proyecto, por ejemplo para material y reactivos”, explica Ainhoa.

En noviembre del año pasado, la zaragozana se estableció en Basilea donde está investigando la respuesta inmunitaria frente a la tuberculosis usando para ello células humanas, incluyendo el estudio de varios compuestos para la farmacéutica Novartis, en el Instituto Suizo de Medicina Tropical y Salud Pública (Swiss Tropical and Public Health Institute, Swiss TPH).


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