Tan lejos, tan cerca

Él de Huesca, ella de un pueblecito cerca de Ateca. No tuvieron televisión siendo niños y sin embargo, ahora pueden, gracias a una pantalla de 7 pulgadas, olvidar un poco la distancia que les separa de su hija. Fue conmovedor apreciar el alivio en ojos septuagenarios la primera vez que la sintieron como si estuviera todavía aquí. Incluso Marco, su gatito royo rallado, miraba atónito el pequeño monitor.

La última vez que conectan, les cuenta que ha estado en Nueva Zelanda de turismo y que, a pesar de que es un país precioso, vuelve un poco nostálgica porque le recuerda demasiado a los ibones y glaciares que hemos visitado tantas veces cuando mis padres, aún jóvenes, nos enseñaron a disfrutar del Pirineo años atrás.

Mañana hablaremos de nuevo y nos descubrirá cosas nuevas acerca de la tierra que la ha acogido, y que mis padres ya sólo conocerán a través de los ojos de mi hermana y la cámara de su tableta.

Para Leticia en Gold Coast, Australia

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