Aragón pierde un 24% de la población extranjera en los últimos tres años

La crisis económica hizo que se marcharan más de 40.800 personas, que habían contribuido a rejuvenecer la Comunidad. Los habitantes de otras nacionalidades suponen el 10% del total y los de origen rumano son los más multitudinarios.

La población extranjera ha sido durante años para Aragón no solo un motor de lucha contra la despoblación, sino también una forma de rejuvenecer la sociedad. Pero la crisis económica ha hecho especial mella en uno de los sectores, seguramente, peor situados del mercado laboral. Y, por eso, en los últimos tres años, la Comunidad no ha dejado de perder población extranjera de forma progresiva.

Las cifras oficiales, recientemente publicadas por el Instituto Aragonés de Estadística (Iaest), reflejan que Aragón ha pasado de tener 173.653 habitantes de origen extranjero en 2013 a 132.813 a 1 de enero de 2016, último dato oficial. Esto ha supuesto una bajada del 23,52% y hace que la población llegada de otros países suponga el 10,15% del total. Desde 2003 (con 61.896 extranjeros), el crecimiento de la población procedente de otros países fue en aumento de forma progresiva durante toda la década siguiente. Y fue en 2013 cuando se alcanzó el máximo, llegando a suponer la población inmigrante casi un 13% del total en la Comunidad de Aragón.

"La razón fundamental de la pérdida de población extranjera ha sido la crisis económica –explica el profesor de Sociología de la Universidad San Jorge, Enrique Uldemolins–. Desde 2009, el número de extranjeros se mantiene casi invariable, con pequeñas oscilaciones, y es a partir de 2013 cuando se nota un descenso". "Desde esa fecha, un grupo significativo de extranjeros decide marcharse de Aragón porque han perdido cualquier esperanza de reconducir su proyecto migratorio. Coincide con el momento más duro de la crisis y una recesión que afectó sobremanera a los peor situados en el mercado laboral y redujo considerablemente la oferta de trabajo", añade este docente, que también forma parte del Instituto Humanismo y Sociedad de la Universidad San Jorge.

Estas personas dejaron Aragón para volver, en unos casos, a sus países de origen y, en otros, para reemigrar a otras comunidades autónomas o a otros países de Europa. Pero, ¿qué consecuencias puede tener su marcha? Según explica Uldemolins, "desde el punto de vista demográfico la situación de Aragón empeora si cabe un poco más porque se retira una parte de los efectivos que habían rejuvenecido nuestra población". Pero no solo eso. Para este experto en Sociología también es negativo desde el punto de vista productivo, el capital social ha desaparecido –con todo lo que suponía en cuanto a que ya habían iniciado un proceso de integración– "y en la medida, en la que la economía se está recuperando, volveremos a necesitar mano de obra y ese capital social habrá que volver a rehacerlo".

El profesor advierte también de que hay extranjeros que desaparecen de las estadísticas por el proceso de naturalizaciones –cuando obtienen la nacionalidad española–. En 2013 fueron 6.582 personas y en 2016, hubo 2.910. Entre estos hay ciudadanos de todas las nacionalidades, aunque las naturalizaciones de sudamericanos están disminuyendo y aumentan las de norteafricanos.

Por nacionalidades, el mayor volumen de habitantes extranjeros de la Comunidad es de Rumanía. Los rumanos suponen más del 37% del total de inmigrantes. Los siguientes en el ranquin son las comunidades marroquí (17.964), china (5.021), argelina (4.995), búlgara (4.831) y ecuatoriana (4.184).

La distribución por comarcas

En cuanto a la distribución de los extranjeros por todo Aragón, Zaragoza es la provincia que más personas procedentes de otros países ha acogido. Según los datos de 2016, en Zaragoza hay 95.719 inmigrantes; en Huesca, 23.216 y en Teruel, 13.878.

Su reparto por comarcas también es desigual. Las zonas eminentemente agrícolas son las que más población extranjera agrupan, como Bajo Aragón-Caspe (19,59% del total de población), Valdejalón (19,54%) y Bajo Cinca (19,18%).

"Hay una relación directa entre pujanza económica y emigración", destaca el profesor de la Universidad de Zaragoza. Para Uldemolins, "casi todas las áreas son desarrollos vinculados a la agricultura, sector en el que hace tiempo que falta población autóctona que quiera y pueda emplearse en estas empresas". Este es el caso de municipios como Ricla, donde hay un 39,71% de población extranjera. El docente destaca, además, que el envejecimiento de la población rural "haría inviables muchas de estas iniciativas si no fuera por los inmigrantes que llegan a trabajar temporalmente en este sector y luego se asientan en los pueblos".

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