La política agraria comunitaria acaba de cumplir 60 años. Fue un 25 de diciembre de 1956 cuando se firmaron los dos tratados de Roma que establecía, uno la creación de la Comunidad Económica Europea (CEE) y otro la puesta en marcha de una Política Agraria Comunitaria.

Nacía así la PAC, ahora tan controvertida y, en muchas ocasiones denostada, tanto por perceptores como por contribuyentes. Y lo hacia entonces con tres objetivos prioritarios: garantizar la seguridad alimentaria de los europeos tanto en cantidad como en calidad, en un intento de borrar el recuerdo del desabastecimiento y el hambre vivido durante la II Guerra Mundial y su posterior postguerra; conseguir que agricultores y ganaderos recibieran precios adecuados por su producciones y, por último y no menos importante -aunque en ocasiones se olvida-, que esos productos pudieran ser accesibles para los consumidores a un precio asequible.

No es, sin embargo, esta efemérides la que todo el sector está esperando. La fecha clave es hoy cuando -ya sea o no un gesto político- comenzará a andar un necesario debate sobre el futuro de la PAC y las condiciones en las que va a llegar a él.

La cita está programada en Madrid. Allí participan, hoy y mañana, las comunidades autónomas, el sector agroalimentario y las organizaciones ecologistas, responsables del Ministerio, de los órganos de decisión europeos, así como representantes de los países vecinos como Francia y Portugal. Y será una «gran conferencia», como la ha calificado la ministra Isabel García Tejerina, que bajo el título ‘Construyendo la PAC del futuro’ pretende buscar el mayor consenso posible a la hora de elaborar una propuesta de posición común ante la reforma. «Se trata -afirmaba hace unos días el director general de Producciones y Mercados Agrarios, Fernando Miranda- de en lugar de ir a remolque, como se fue en 2012, cuando prácticamente todas las decisiones estaban tomadas, tener una posición para poder influir en la toma de decisiones, de manera que cuando se configure lo que deba ser la estructura de reforma de la PAC nos veamos reflejados en esos textos».

Ambiciosa reforma

La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, el comisario europeo de Agricultura y Desarrollo Rural, Phil Hogan, y la vicepresidenta de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo, Clara Aguilera García, inaugurarán el encuentro, que tendrá como escenario el Caixaforum de la capital española.

Hasta allí viajará también el consejero de Desarrollo Rural del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, que, desde que ocupará el despacho del edificio de la plaza San Pedro Nolasco de Zaragoza, no ha dejado de repetir que esta PAC no le gusta por «injusta e insuficiente». Olona llegará a Madrid con una propuesta elaborada en su departamento en la que se opta por una política comunitaria en la que las ayudas estén ligadas a las renta de los agricultores.

«No estoy de acuerdo con los derechos históricos y quiero que los eliminen. No estoy de acuerdo con los pagos desacoplados e intentaré que desaparezcan. No estoy de acuerdo con los pagos a la superficie y propongo su eliminación». Fue la declaración de intenciones que lanzó el pasado jueves en las Cortes de Aragón durante su comparecencia para explicar los presupuestos de su Consejería. Un momento que aprovechó además para lamentar la escasa alusión que los grupos parlamentarios hicieron a la necesidad de reformar una PAC «no para que se cobre un mes antes o después, sino para que el destino de los fondos mejore realmente las rentas del sector».

La conferencia que se celebra en Madrid no solo pondrá sobre la mesa las pretensiones de las Comunidades Autónomas. A buen seguro no podrá dejar de plantear cómo será el futuro de la política agraria cuando se haga efectivo el ‘brexit’, es decir la salida del Reino Unido de la UE, uno de sus contribuyentes netos.

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