Las redes sociales de antaño

Cada pueblo tenía el suyo, y muchos aún lo conservan. Los lavaderos constituían un punto de encuentro de los vecinos para estar al tanto de todo lo que ocurría en su localidad.

Lavaderos, las redes sociales del pasado
Lavaderos, las redes sociales del pasado
Archivo Heraldo

Todavía quedan muchos, aunque algunos han desaparecido con el paso del tiempo o, en el mejor de los casos, se han rehabilitado para un nuevo uso. Los lavaderos eran un punto de encuentro al que se acudía a lavar la ropa y a ponerse al día de todo lo que acontecía en el pueblo. Allí también se lavaban trapos sucios -en sentido literal y figurado- y se tenía cuidado al hablar de este o aquel vecino cuando había ‘ropa tendida’.

Hace ya unos años que Juan Crespo, un fotógrafo de prensa murciano que tuvo que dejar su profesión debido a un grave accidente de tráfico, cogió su cámara, una bicicleta y se lanzó a recorrer España, parte de Europa y el norte de África recopilando imágenes e información sobre lavaderos. En 2012 creó el blog ‘Lavaderos públicos’, que recoge cientos de ellos con el objetivo de preservar la memoria de estos espacios.

Sus viajes también le han traído en varias ocasiones por Aragón, donde ha recopilado 33 de ellos, aunque sabe que le faltan muchísimos más, “no solo en Aragón. En mi tierra también me quedan por fotografiar bastantes”, reconoce.

Lavadero de Mirambel

En las Cinco Villas, ha fotografiado lavaderos en Sádaba, Ejea de los Caballeros y Undués de Lerda; además de otros ubicados en poblaciones localizadas en otras comarcas de la provincia de Zaragoza como Ambel, Añón, Tabuenca, Alhama de Aragón, o Huérmeda, pedanía de Calatayud conocida en el pasado por ser un barrio de lavanderas, “debido a que la mayoría de las mujeres allí residentes se dedicaban a tal menester”, detalla Crespo.

Teruel es la provincia aragonesa es donde más lavaderos ha recopilado, con 23 ejemplos de estas construcciones. En su página, también recoge las historias que en ocasiones le cuentan los habitantes de los pueblos por los que discurren las etapas de sus viajes. “Cuando tengo posibilidad de preguntar, hablo con los vecinos… otras veces no puedo porque llego agotado en la bicicleta y solo tengo tiempo de hacer la foto. Aunque después del viaje intento ampliar información de cada uno. Lo bonito es hablar con la gente y que te expliquen la historia de primera mano”.

Lavadero de Huérmeda

Pero no siempre consigue su objetivo. En algunos casos, solo ha podido obtener una foto del lugar donde antes se encontraban porque el tiempo y el olvido los han hecho desaparecer para siempre. Sin embargo, Crespo de deja de pedalear en busca de nuevos retos. Sus últimos viajes en bicicleta le han llevado de Murcia a Marrakech, de Roma a Murcia… y ahora prepara una nueva ruta de Edimburgo a Murcia. “Sé que por Inglaterra no hay lavaderos pero por Francia hay muchísimos porque hice un viaje a París y fotografié un montón. También en Italia existen muchos”, señala.

Su intención es contribuir a recuperar este patrimonio hidráulico e “invitar y alentar a las administraciones y a los propietarios de estos lavaderos, ya estén en espacios públicos o privados, a restaurar y mantener estos testigos de la historia local para que no desaparezca”, explica en su página.

Lavadero de Linares de Mora

El trabajo de Crespo recoge “testimonios, anécdotas, historias y leyendas de mujeres que lavaron, lavan o simplemente pasaron momentos inolvidables en estos lavaderos -añade-. En 2012 empecé con la cámara digital a fotografiar norias, torres, castillos... pero no sé por qué me gustó mucho el tema de los lavaderos, y al final me centré solo en eso. Cada vez que hago un viaje intento localizar más”, confiesa.

Juan Crespo suele realizar dos viajes largos al año en bici “y luego algún otro en coche con mi esposa -cuenta-. Nunca digo que no volveré a un sitio pero aún me quedan muchos lavaderos por conocer”. De hecho, desde su página anima a todo aquel que quiera enviar fotografías, documentos gráficos o cualquier otro material relacionado con los lavaderos públicos para incluirlos en el blog en el que recuerda que “es necesario ponerlos en valor, conservarlos y permitir a las generaciones más jóvenes conocer y apreciar el patrimonio local que formó parte de la vida de sus antepasados”.

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