Tercer Milenio

En colaboración con ITA

"España tiene que jugar la carta de la almendra de calidad"

Rafael Socías insiste en que el papel destacadísimo de Aragón reside en la investigación para la mejora de la producción de almendra.

Imagen de Rafael Socías.
Imagen de Rafael Socías.
Oliver Duch

¿Cuál es la situación de España como productor de almendra?

Aunque recientemente nos ha superado Australia, España ha sido tradicionalmente el segundo productor mundial de almendra por detrás de Estados Unidos que es líder. El estado de California totaliza el 80% de la producción del planeta, por lo que condiciona absolutamente todos los factores. A España no le queda más remedio que jugar la carta de la calidad, que ya se reconoce en el mercado.

¿Y la posición de Aragón?

En lo que va de siglo XXI, en Aragón se ha duplicado la producción, siguiendo así una tendencia en el conjunto del país, que está viendo un cierto despertar de este cultivo. Sin embargo, el papel destacadísimo de Aragón reside en la investigación para la mejora de la producción de almendra. En España, el país con programas de mejora genética más activos del mundo, Aragón fue pionera. El primer programa de mejora genética de una variedad frutal en España fue de almendro y se llevó a cabo en Zaragoza en los 60, dirigido por Antonio Felipe.

¿Cuáles son los objetivos de los programas de mejora genética que se llevan a cabo en el CITA?

En el mercado existen dos variedades principales de almendra: la marcona, destinada principalmente al turrón, y la largueta, empleada para consumo directo, por ejemplo, en aperitivos. Plantean dos dificultades principales. En primer lugar, florecen muy pronto, por lo que se ven afectadas por las heladas. En segundo lugar, requieren polinización cruzada. Es decir, se necesita cultivar dos variedades diferentes, pero que florezcan al mismo tiempo para que haya polinización. Además, es necesaria la intervención de abejas en esa polinización. Por debajo de 12 o 14 grados o con viento las abejas no aparecen. Todo esto hacía que las producciones de almendra fueran muy bajas o muy inestables.

Las investigaciones están orientadas a la obtención de variedades de almendra de floración tardía, en marzo o en abril, frente a las que florecen en febrero, y que no necesiten polinización cruzada. Así se asegura una producción estable a lo largo de los años. En el CITA se han obtenido unas diez variedades de almendra de calidad con estas características. Algunas de ellas, como la variedad guara, se han convertido en referentes.

¿Cómo es la penetración de los resultados de las investigaciones del CITA entre los agricultores?

En el campo del almendro, las investigaciones han llevado a cabo el trabajo que era necesario y se ha transferido a los agricultores de manera clara y directa. El porcentaje de plantas de almendro de variedades procedentes de programas de mejora genética aumenta constantemente. En los dos últimos años, la variedad más plantada en España ha sido la soleta, obtenida en el CITA. También hay que reconocer la gran labor e implicación de los viveros, que son quienes suministran las plantas a los agricultores y que también apuestan por las nuevas variedades de almendra. Siempre he pensado, y he intentado aplicarlo en mi trabajo, que el resultado de las investigaciones debe repercutir en el sector. Creo que el mundo del almendro está de acuerdo en que el trabajo del CITA ha sido eficaz para su mejora.

Hace unos días se celebró en Zaragoza una jornada en la que expusieron los resultados de sus investigaciones. ¿Qué balance hace de la misma?

El balance es muy positivo. Fue una jornada incluida en un ciclo que aborda diversos asuntos relativos al cultivo del almendro, como los tratamientos de plagas, técnicas de poda o nuevos sistemas de riego. En la de esta semana, dimos a conocer estas variedades de almendra obtenidas en el CITA y que tienen las características de floración tardía y de autocompatibilidad. Pero cuando participo en estas jornadas, el principal mensaje que busco transmitir es que se debe ir a buscar la calidad. No hay que producir cualquier almendra, sino una almendra de calidad.

¿En qué líneas está trabaja actualmente este centro de investigación y transferencia dentro del campo de la almendra?

Las líneas de trabajo actuales se centran en consolidar las variedades ya obtenidas con sus características (floración tardía, autocompatibilidad), pero adaptándolas a las condiciones de cualquier parte del mundo. No se puede abordar la floración tardía del mismo modo para una almendra cultivada en España que en el centro de Marruecos ya que las condiciones son muy diferentes. Hay que seguir apostando por la calidad. España no debe basar su producción de almendras en kilos, sino en kilos de buen producto. Otro aspecto en el que se debe de profundizar más es el tratamiento y resistencia a plagas y enfermedades. Cada vez las regulaciones son más estrictas, por lo que es una línea en la que hay que profundizar para crear variedades más resistentes.

Perfil. 

Rafael Socías, ingeniero agrónomo nacido en Mallorca, ha dedicado al almendro la totalidad de su actividad científica, reflejada en un gran número de publicaciones. A principios de los 70, Socías se trasladó a Zaragoza para realizar un postgrado sobre el almendro en el incipiente Instituto Agronómico Mediterráneo. Pasó tres años en California (EE. UU.), epicentro mundial de la almendra, para ampliar su especialización. A su vuelta se incorporó al Crida 03, posterior SIA de Aragón, que dio lugar al actual Centro de Investigación y Transferencia Agroalimentaria (CITA). Doctor ‘ad honorem’ en este organismo, sigue aportando todo su conocimiento y experiencia.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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