José Ángel Biel: "La actual clase política deja, en general, bastante que desear"

El expresidente de las Cortes de Aragón, expresidente del PAR y exvicepresidente del Gobierno autonómico de coalición PSOE-PAR (1999-2011), José Ángel Biel, apuesta por los pactos y los consensos para lograr sacar adelante los grandes proyectos y los presupuestos de la Comunidad Autónoma para 2017. Biel analiza el contexto político actual en el territorio, en España y en su propio partido.

José Ángel Biel, expresidente del PAR y de las Cortes de Aragón, en el paseo de la Independecia de Zaragoza.
José Ángel Biel: "La actual clase política deja, en general, bastante que desear"
ARÁNZAZU NAVARRO

¿Por qué se retiró de la política, por cansancio o por presiones?

Ni por cansancio ni por haber perdido el sentido del humor, que es una de las razones más importantes para dejar la política. Llevaba ya demasiado tiempo, 39 años. Me tocaba ya dejarlo.

¿Considera que dejó a su partido, el PAR, en condiciones para afrontar este nuevo contexto y escenario político en España y en Aragón?

Creo que el conjunto de la clase política está peor que antes. Y mi partido ha sufrido dos dificultades en poco tiempo. La primera, la aparición de fuerzas nuevas que le están disputando el espacio político y electoral. Y la segunda, la pérdida del Gobierno, que para el PAR siempre había sido una referencia y una manera de explicar las ideas y un proyecto para Aragón. Eso ha complicado la situación del PAR.

¿Y qué debería hacer el PAR para superar esta situación?

Es una recomendación, que conste. Creo que deberían insistir más en la línea aragonesista y de centro y no perder ese espacio. Deben desmarcarse del PP y marcar mejor su posición y su proyecto.

Eso es muy complicado sin tener concejales en Zaragoza y Huesca, ¿no cree?

Claro, ya nos pasó en la última etapa, en la que yo presidí el partido. Pero sobre todo, insisto en que la aparición de nuevos partidos, la pérdida del Gobierno y la falta de ediles en Zaragoza y en Huesca nos obliga a hacer un esfuerzo mayor. La clave es insistir en la línea ‘centroaragonesista’ y luego evitar estar tan mimetizados con el PP, como a veces da la impresión. Si nos confunden, el voto se irá al original, al PP.

¿Se arrepiente de la pugna interna que acabó con salidas y dimisiones, en lugar de una vía de cohesión y entendimiento?

No, para nada. Hay cosas en la vida política que se tienen que decidir en privado. Para llegar a un acuerdo tienes que procurar la discreción, porque si no lo haces no llegas a ningún entendimiento. La vida interna de los partidos es muy complicada, donde hay muchas filias y fobias. Yo he huido de unas y de otras, pero los conflictos existen.

En todo caso, ¿volvería a apostar por el equipo que dejó?

La alternativa era la que era. Estaba más claro que el agua. En política, en determinados momentos y ante situaciones de conflicto es mejor un líder que no tenga contraindicaciones que uno que tenga mucha fuerza pero esté pasado de revoluciones.

¿Le piden consejos de vez en cuando?

No mucho, la verdad. Algunos me llaman, pero bueno, en político cuando uno se va lo que tiene que hacer es alejarse y no inmiscuirse, en el mejor sentido de la palabra.

¿Le falló el olfato político al aceptar la coalición con el PP a cambio de presidir las Cortes?

Los resultados electorales de 2011 no daban para otras alternativas. La única posible era con el PP de Luisa Fernanda Rudi, que se portó bien con el PAR, sin ninguna duda. Y de hecho mejoramos mucho la línea de la bilateralidad con Madrid, que hasta entonces había sido casi inexistente. Y también avanzamos bastante en las obras del Pacto del Agua. Está claro que en esa etapa, la más dura de la crisis, era mucho más difícil hacer la política y los proyectos que sí que pudimos hacer con el socialista Marcelino Iglesias. Yo nunca he estado en un Ejecutivo con el PP. Y acepté presidir las Cortes porque era mi última etapa y me apetecía presidir la segunda institución de Aragón.

Desde la distancia, ¿cómo ve el contexto político aragonés?

Muy complicado. La actual clase política en general, tanto en lo profesional como en lo político, deja bastante que desear. No soy el único que lo dice y que lo piensa. Además, no están entendiendo lo que significan los acuerdos. Confunden el diálogo con el acuerdo. Para lo primero basta con hablar y oír, para lo segundo es necesario escuchar y transigir.

¿Si siguiera de presidente de las Cortes, apostaría por pactos de amplio espectro?

Evidente. Hubo un pacto entre partidos perdedores (PSOE-CHA e IU), que pactaron con un cuarto que es antisistema (Podemos). Esto es como jugar al ajedrez con las fichas del parchís. Gobernar esto es imposible. Es lo mismo que le pasa a la antigua Convergencia (Pdecat) con la CUP, que hay que tragar mucho para llegar a algún tipo de acuerdo. La recomendación que yo le haría a Lambán, que por otro lado se está haciendo muy aragonesista, es que apostara más por políticas centristas. Incluso debería plantearse pactar los presupuestos con otras formaciones.

¿Con este escenario político, sería usted partidario de forzar unas elecciones anticipadas?

No creo que el presidente tenga intención de convocar unas elecciones anticipadas. Entre otras cosas porque corre el riesgo de perderlas. Eso es una realidad. Habría que intentar una posición del acuerdo, poner encima de la mesa esa posibilidad de grandes acuerdos. Claro que ante el PSOE tiene que resolver su crisis, sobre todo si Pedro Sánchez gana las primarias y le da por hacer de Largo Caballero. Este asunto preocupa al conjunto de la ciudadanía. El PSOE es fundamental para este país y para Aragón.

Hablando de partidos, ¿el PAR debería apostar por una coalición permanente con el PP?

No. El PAR tiene que colocarse en el centro aragonesista, en su espacio natural. Por eso podemos pactar a ambos lados y dar estabilidad y gobernabilidad. La cuestión ahora es que el PAR tiene que ensanchar el centro político y social y plantear medidas de crecimiento para la clase media, que es la clave y la base electoral del PAR. Sin dejar de lado la bilateralidad, Canfranc, la TCP, el Estatuto o las comarcas, por ejemplo.

¿Le daría algún consejo a Arturo Aliaga?

Pues lo que he dicho sobre las clases medias y luego, pegarse más al territorio. El PAR debe soltar más a sus líderes en toda la Comunidad, que da la impresión de que ahora los tiene amarrados. Debo de reconocer que yo antes pensaba distinto, pero admito que hay muy buenos líderes y que son una correa de transmisión para que el PAR recupere más terreno y territorio.

En 1999, usted participó activamente en dar al PAR un giro radical al pactar con el PSOE de Iglesias y dejar al PP de Lanzuela en la estacada. ¿Por qué?

Hubo hasta gente que se cambiaba de acera cuando me veía por la calle. Pero es que era imprescindible, porque las relaciones entre PP y PAR estaban rotas. Una semana antes de las elecciones yo asistí a una mesa redonda en la que participaba mi amigo Manuel Giménez Abad (asesinado por ETA en 2001), y caminando hacía casa me preguntó cómo veía la situación y yo le repliqué: “Manolo, salvo que logréis la mayoría absoluta, el PP no gobernará Aragón”.

¿Pero piensa que acertó?

Esa decisión nos costó descalificaciones e insultos personales, pero el resultado es evidente: doce años de gobierno estable PSOE-PAR, de despegue económico y de incremento de las rentas familiares y de las políticas sociales. Es verdad que coincidió con la época de las vacas gordas que nos permitió hacer proyectos que ahora serían imposibles.

¿Usted cree que el Gobierno PSOE-CHA está funcionando bien, pese a las circunstancias?

No es un gobierno de fuste, ni de rompe y rasga. Me refiero a que no tiene la capacidad de presión que tuvieron otros ejecutivos para hacer frente a reformas estatutarias o a negociar competencias y financiación. Es una cuestión del reparto de escaños, no tiene nada que ver con las personas.

¿El presidente Lambán puede aguantar el pulso y la confrontación con Podemos?

Está echando el pulso que tiene que echar. Sin duda. No puede ceder más, y menos la cabeza de un consejero como Fernando Gimeno para darle un caprichito a los señores de Podemos. Ahora, tampoco debería empeñarse tanto en hacer pactos solo con la izquierdas. Eso no conduce a nada. Él tiene que ser consciente de que sacó 18 diputados porque el PSOE hizo una política centrada, no por hacer piruetas que le hubieran llevado a un peor resultado.

¿Piensa que PP y PSOE se van a tener que entender a nivel nacional y autonómico?

Estoy de acuerdo. Ya está pasando en varias autonomías. Hay que volver a los acuerdos. En 200 años de la historia de España solo ha habido una época de pactos, la Transición. Y ha sido la mejor. Se hizo por un acuerdo básico entre UCD, PSOE y el PCA, porque en AP eran más reacios. Afirmo tajantemente que no hay más remedio a nivel nacional que un pacto entre PP y PSOE para hacer las grandes transformaciones.

¿El PAR debería ofrecer un acuerdo para que Lambán pudiera buscar un pacto amplio para sacar los presupuestos?

No sé si un pacto o una serie de medidas que facilitaran un acuerdo, ya sea para el presupuesto o para gestionar la prórroga presupuestaria. El presupuesto tiene la fuerza que tiene. La política no se hace solo con los presupuestos, hay que tener ideas.

¿En la actual situación se ha perdido el valor del pacto y del consenso?

Es una cuestión de talante y de empatías. Pero sí que se ha perdido, porque se da prioridad a la confrontación. Los pactos funcionan y para ello hay mucho de experiencia, de simpatías y de saber consensuar. Y es evidente que el componente personal es de gran importancia.

¿No cree que la llegada de Podemos y C’s ha cambiado todo el escenario político?

Claro. Pero a Podemos hay que colocarlo en su sitio. Es un error situarlo en el mismo lugar que al resto de los partidos. Está fuera del sistema. No se puede tratar igual a los que están fuera del sistema. Insisto que es como jugar al ajedrez con alguien que usa las reglas del parchís. Y se ve en Madrid y en muchos ayuntamientos y parlamentos. Al estilo de la CUP en Cataluña. ¿Cómo vas a contar con alguien que se coloca frente a las instituciones y que solo las usa para ubicarse unos cuantos? Todos los avances logrados desde 1995 no se podrían hacer ahora ni ponerse en marcha.

¿El PP puede quedarse el espacio electoral del PAR y de C’s?

Es un peligro que se corre. Si hoy el PP gobierna en España es porque se ha convertido casi en el único referente del centroderecha. C’s es el báculo de la vejez del PP, sin querer ofender. Es decir, le dará los votos que necesite. Y el PAR puede acabar igual si no incide más en su línea y se desmarca de los populares.

¿Qué es lo que peor lleva de dejar la política?

Que algunos que están donde están y han llegado donde han llegado gracias a ti o a tus gestiones hagan ahora como que ni te ven ni te conocen. Lo hacen porque en el fondo no quieren reconocer que lo que han sido o son se lo deben a otro y no a sus méritos.

¿Cree que el bipartidismo ya está superado?

No, pero hay que hacer lo posible para que en España volviera a funcionar un mejorado bipartidismo. Queda mucho por aprender y habría que definirlo. Y eso no quita para que existan partidos que marquen diferencias, porque las autonomías por sí mismas suponen hechos diferenciales. Guste más o guste menos. Y es cierto que en algunos territorios ese hecho diferencial está más marcado.

Se refiere entre otros a Cataluña, supongo. ¿Teme que el desafío soberanista acabe en una fractura en España?

El Estado tiene que dar la sensación a toda la opinión pública de que hará todo lo que la ley le permite hacer para evitar la sedición. Y eso hasta ahora no se ha producido. Lo que no quita para reconocer que fue un error político recurrir el Estatuto de Cataluña, porque ni venía a cuento ni era diferente del que se aprobó en Aragón, Valencia o Andalucía. Y a partir de ese momento, todo se ha ido torciendo.

Está escribiendo sus memorias, ¿dígame que es lo que destaca?

Se van a titular ‘En memoria de la política’. Yo he sido político durante 39 años, pero tengo también vivencias personales y estoy pidiendo opiniones a personas con las que tenido relación a lo largo de estos años, en temas como el 23-F o la moción de censura.

¿De qué se arrepiente?

Sí, admito errores y alguno me dolió más que otro, como por ejemplo el fracaso que supuso Gran Scala, que yo me llegué a creer, aunque parezca mentira, Y luego, con algunas personas, pero no voy a decir nombres.

¿Y lo que más le ha gustado?

Muchos. Pero la mayoría están relacionadas con proyectos de Teruel, mi ciudad y de la que mi abuelo fue alcalde, por cierto, y de mi provincia. Y por supuesto, con el desarrollo del Estatuto, el territorio y las comarcas.

¿Qué echa en falta?

Es verdad que uno agradece mucho que le consideren válido y que le pidan opinión. Y si me llamaran de mi partido también estaría encantado, pero deben ser todos tan experimentados que no necesitan que les cuente mis experiencias.

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