De la facultad a la órbita espacial

Doce estudiantes de la Universidad de Zaragoza participan en la creación de un nanosatélite que se enviará al espacio, en principio, en 2018. Trabajan con otros ocho campus.

Parte del equipo de estudiantes de la Universidad de Zaragoza con un prototipo del nanosatélite.
De la facultad a la órbita espacial
Raquel Labodía

Aunque parezca que llegar a la Luna o viajar al espacio forma parte de la ciencia ficción o solo es apto para los privilegiados que trabajan en la NASA, hay un grupo de jóvenes estudiantes de la Universidad de Zaragoza –tienen entre 22 y 29 años– que dedica sus horas libres al proyecto ‘EsNox-1’ para la creación de un nanosatélite (un satélite de pequeño tamaño) que prevén que llegue al espacio en 2018. Estos jóvenes unen sus esfuerzos a otros 42 alumnos de ocho campus españoles más, coordinados por la Universidad de Valencia, impulsora del proyecto. Era tan novedoso que no nos lo pensamos", confiesan los estudiantes.

El equipo zaragozano es el encargado de crear los sensores que tendrá el dispositivo: un magnetómetro (para orientar el satélite con las líneas del campo magnético), una cámara de baja resolución para tomar imágenes de la superficie terrestre, un detector de ozono y otro de radiación. En el marco de las jornadas del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE), explicaron que el objetivo es lograr un lanzamiento al espacio "exitoso", o al menos, poder asegurar que el prototipo diseñado podría llegar a instalarse en una órbita.

Irremediablemente, hablar del espacio, de las órbitas y de campos magnéticos traslada al común de los mortales a un mundo casi imaginario, pero para estos estudiantes no tiene secretos, y están familiarizados con los retos que afrontan. Necesitamos tecnología muy avanzada, debemos tener en cuenta la agresividad de los campos magnéticos, las temperaturas extremas y la basura espacial", citó Jorge Rodrigo, coordinador del equipo de Zaragoza.

Una vez superadas estas limitaciones, el nanosatélite debe regirse por la estricta legislación de la NASA y haber soportado pruebas de temperatura, aceleración y vibración que muestren que resistirá las condiciones espaciales. Este es uno de los grandes retos: La calibración es lo más complejo. Tenemos que simular las condiciones del campo magnético espacial en la Tierra, con todas las interferencias que hay: teléfonos móviles, cableado eléctrico...". Pero ya tienen solución: Haremos las pruebas en una cámara anecoica o semianecoica, en las que no hay interferencias".

El objetivo es que el nanosatélite se incorpore a una órbita LEO –es decir, baja– a entre 200 y 2.000 kilómetros de la Tierra. Si lo logran, el nanosatélite tendrá seis meses de vida, en los que recogerá información y responderá a las órdenes enviadas desde España.

Tras poco más de un año de estudio teórico y diseño de las partes del satélite, el proyecto ‘EsNox-1’ ha entrado en una segunda fase que requiere de financiación extraordinaria. Lanzar nuestro satélite al espacio, que pesará 1,3 kilos, cuesta unos 80.000 dólares", indicó Rodrigo. Ya están en contactos con empresas para financiarlo y tienen dos alternativas para el lanzamiento: enviarlo a la Estación Espacial Internacional o transportarlo en un cohete. Cuando este sueño se haga realidad, quieren que todos los datos obtenidos sean libres: Queremos que los estudiantes puedan trabajar con ellos. Nuestra intención es expandir la tecnología a todos los públicos".

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