Solo el 11% de los alumnos de la UZ hacen un máster al terminar la carrera

La comunidad aragonesa es la tercera con la tasa más baja de España, solo por detrás de La Rioja y Castilla y León, donde no llega al 9%.

Tras terminar los estudios de grado, muchos jóvenes tienen que decidir entre cursar un máster o no y dónde hacerlo. Una cuestión que no es baladí, ya que como subraya Nacho Serrano, representante del Colectivo de Estudiantes Progresistas de Aragón (Cepa), la competencia entre unas universidades y otras es considerable: “Existe una gran competitividad, ya que cada una oferta diferentes másteres y aunque sean el mismo; la calidad y la experiencia cuentan bastante a la hora de elegir”. Además, tienen especial importancia los temas económicos (el precio medio de un máster en la Universidad de Zaragoza es de 2.000 euros; mientras que hay campus en Cataluña donde se superan los 4.000 euros de media) y la obligatoriedad de tenerlo para poder ejercer la profesión (en la actualidad existen másteres habilitantes en titulaciones como Derecho y la mayoría de la Ingenierías).

Ante esta situación, según los datos de la Fundación CYD publicados esta semana (y referidos a 2014), solo el 10,8% de los estudiantes de Aragón deciden ampliar sus estudios postuniversitarios, una cifra que se encuentra lejos de la media nacional (18,4%) y sitúa a la comunidad aragonesa entre las tres más bajas, solo por delante de La Rioja (8,6%) y Castilla La Mancha (8,1%). Por el contrario, el 30,4% de los estudiantes gallegos apuestan por estudiar un máster tras acabar la carrera. Otras comunidades con cifras significativamente elevadas son Extremadura (28,8%), País Vasco (26,1%) y Navarra (23,6%).

“La principal causa de esta reducida cifra es el elevado precio de los másteres en Aragón”, recalca José Antonio Gadea, representante de Estudiantes en Defensa de la Universidad (EDU). Como ejemplo pone la diferencia de precio que había en 2014 entre un máster no habilitante (aquel que no es necesario para acceder a un trabajo de lo estudiado) en Aragón (2.900 euros) y Galicia (1.600). No hay que olvidar que la Universidad de Zaragoza redujo el coste de estas titulaciones un 20% en 2016, con el objetivo de hacerlos más accesibles a todos los alumnos. Sin embargo, esta bajada todavía no ha tenido una repercusión directa en el número de estudiantes.

Según los datos facilitados por la institución académica, en estos momentos hay 1.954 alumnos matriculados en un máster, solo 16 más que el año pasado. De esta manera se mantiene la tendencia al alza iniciada hace dos cursos académicos, pero no se percibe un impulso especial tras la reducción de precio y la creación de las becas del Gobierno de Aragón, que tenían una cuantía de 4.770 euros anuales. No obstante, desde EDU confían en que ambas cuestiones sí que se vean reflejadas en el curso 2017-2018. “La bajada de precios se anunció casi al finalizar el curso y las becas se publicaron en septiembre. Hay muchos alumnos que no se enteraron o lo hicieron tarde y, por lo tanto, prefirieron no estudiar un máster. Pero creemos que esta situación cambiará este año”, puntualiza Gadea.

Dentro de Aragón, este informe detalla que el 11% de los alumnos de Universidad de Zaragoza deciden estudiar un máster después de terminar el grado. Por su parte, de la Universidad San Jorge no proporciona ningún tipo de información. “La competitividad que existe entre ambos campus puede aumentar en los próximos años, ya que hasta ahora la Universidad San Jorge no tenía una gran oferta, pero cada año va mejorando. Si crean másteres muy específicos, únicos en España, cada vez irá atrayendo a más alumnos”, destaca Serrano.

El problema, según señalan, es que los másteres del campus público aragonés son excesivamente académicos. “Que la media de transferencia se encuentre en menos de un 20% evidencia que España tiene un problema a la hora de estructurar estas titulaciones. Hasta ahora, la gran mayoría tenían una orientación investigadora, para hacer de puente entre una carrera y el doctorado. Sin embargo, ahora los estudiantes demandan másteres especializados, más prácticos y dirigidos al mundo laboral”, destaca Gadea. Por ello, considera que lo más urgente es que la Universidad de Zaragoza reestructure la oferta actual. “Hay títulos propios que están funcionando bien, quizás una de las soluciones sería convertirlos en másteres”, propone.

Mejoras para aumentar el interés por los másteres

La Universidad de Zaragoza reconoce este problema y está estudiando diferentes opciones para intentar paliar la situación. Por ejemplo, dentro de la línea de reestructuración que se anunció está semana se encuentra el replanteamiento de la oferta actual de másteres. Según detalla Gerardo Sanz, vicerrector de Política Académica, el objetivo es potenciar los másteres más transversales, que ofrezcan una especialización a estudiantes con diversas formaciones básicas (o provenientes de diversos grados), sin que eso signifique que se descuiden los de tipo más académico orientados a la investigación. “De hecho, se está analizando la posibilidad de combinar ambas opciones”, puntualiza.

“En estos momentos, todos los departamentos quieren su máster de investigación propio. Si vamos a pasar a tener menos de la mitad de departamentos, estas exigencias se reducirán", explica Gadea. Además, puntualiza que habrá más sinergias dentro de lo que antes eran departamentos diferentes, por lo que se podrán poner en marcha esos másteres transversales de los que habla la Universidad.

Asimismo, el campus público quiere identificar algunos másteres que puedan considerarse estratégicos para el diseño de la propia Universidad. “Estas titulaciones deben ser el elemento diferenciador de la Universidad de Zaragoza que marque las líneas estratégicas en las que quiere especializarse y que sirvan de atractivo a los alumnos de otras Universidades tanto españolas como internacionales”, explican desde el Vicerrectorado de Política Académica.

Por ello, la medida más inmediata, que ya se va a implantar este año, es la modificación del calendario de preinscripción. En la actualidad existen dos periodos: uno de junio a principios de julio y otro en septiembre. La pretensión es adelantar estas fechas para que los alumnos “conozcan si tienen plaza con la suficiente antelación”. Provocando que se queden en la comunidad aragonesa en vez de probar suerte en otras universidades.

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