“Es una carrera de obstáculos, pero se supera”

En Aragón, 39 niños fueron diagnosticados de cáncer durante el pasado año.

Este miércoles se conmemora el Día Internacional del Niño con Cáncer. Según Aspanoa, la asociación que agrupa a los familiares de estos niños en Aragón, el año pasado fueron diagnosticados 39 menores en la Comunidad. Por provincias, la mayoría de enfermos proceden de Zaragoza (33), seguida de Huesca (4) y Teruel (2).

No obstante, y debido a que los tratamientos pueden durar varios años y a que también ofrece apoyo a quienes se recuperan de las secuelas de la enfermedad, Aspanoa atendió en 2016 a 172 niños y adolescentes oncológicos. Esta enfermedad tiene, sin embargo, una alta tasa de curación que supera el 80% de los casos, según la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR). Detrás de estos datos hay historias como las de las zaragozanas Alicia y María.

Alicia Soriano tenía 18 meses cuando le fue diagnosticado un cáncer. Ocurrió durante una visita ordinaria al médico para tratar lo que parecía un simple resfriado. El neuroblastoma –un tipo de tumor que afectó a su estómago y riñones– estaba en estadio avanzado y a sus padres, Elisa Pallarés y Juan José Soriano, les pilló por sorpresa. “Las expectativas no eran buenas… Su hermano, que tenía cuatro años, sufrió mucho y repitió curso. La situación desestructuró la familia: el padre se quedó con mi hijo en Zaragoza y yo me fui a Barcelona con la niña”, confiesa la madre.

Fueron dos años y medio fuera de casa, alojados en las viviendas de la Fundación Ronald McDonald. La madre de Alicia tuvo que dejar su trabajo como enfermera. “No pagábamos el alojamiento, pero sí la comida, el transporte y otros gastos. Ahora es diferente, se han ido consiguiendo más ayudas para las familias, pero fue muy duro, muy duro”, repite la madre. “En el hospital ves muchas situaciones difíciles… más de 10 años después todavía me dan escalofríos”, subraya Juan José.

“Yo no me acuerdo de nada porque era un bebé, pero me da impresión oír lo que dicen y también ver a amigos míos de Aspanoa que han pasado por esto y a los que quiero mucho. Ahora solo voy a las revisiones, soy buena estudiante y me gusta hacer kárate”, afirma Alicia Soriano. Esta adolescente, que cumple 13 años dentro de unos días, lleva una vida normal y activa. Estudia segundo de ESO y confiesa que aún no sabe a qué se quiere dedicar en el futuro. “Primero quería ser criminóloga, pero ahora no lo tengo tan claro”, apunta la joven. Mientras, sigue participando en las actividades organizadas por Aspanoa y habla de ella con cariño. “Incluso amigas mías del colegio, que no tenían nada que ver con esto, se han hecho socias”, indica risueña.

A María Suñén, ahora voluntaria de esta asociación, también le diagnosticaron un cáncer. Fue hace 14 años, cuando tenía 7. “Tenía un tumor cerebral y me operaron con 8 años”, cuenta María. Su máxima ilusión entonces era tener un perro. Ese sueño se hizo realidad y cuando le dieron el alta y su familia le regaló a Lucho, un shit tzu. Tener apoyos es algo muy importante para superar esta enfermedad y María contó con uno muy especial: el de Julia, su amiga de la infancia.

“Cuando estaba en el hospital y me venía a ver, bajábamos al Parque Grande y hacíamos carreras con la silla de ruedas”, recuerda la joven. “También me regaló un muñeco que cosió ella misma con una camisa de su padre. Para mí es un tesoro y aún lo guardo”, añade la joven.

Ella, que ahora estudia un grado de Panadería y Pastelería, es una de las autoras de 'Viaje a un paréntesis', un libro que editó Aspanoa en el que se recogen los testimonios de jóvenes veteranos y que ha tenido una gran acogida. “Ahora estamos esperando la segunda edición. Es una forma de recordar esos tiempos y entender, ahora que tengo edad, lo que me pasó”, concluye María.

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