Fomento y DGA quieren obligar a los camiones a circular por las autopistas a partir de este año

El objetivo es reducir la siniestralidad en la N-232 y en la N-II, donde el tráfico pesado llega al 65%. La medida se aplica con éxito en la AP-7, en Gerona, y se pretende extender también a La Rioja.


El Ministerio de Fomento y la DGA pretenden obligar a los transportistas a circular por las autopistas AP-68 y AP-2 a partir de este año con el fin de reducir la siniestralidad en los tramos pendientes de desdoblar en las carreteras de Logroño (N-232) y de Barcelona (N-II). Ambas administraciones han llegado a la conclusión de que la actual bonificación del peaje, con el gasto millonario que supone para el erario, no ha logrado el efecto deseado, por lo que estudian ya tomar una medida drástica. "Solo hay una solución eficaz, obligar al tráfico pesado a circular por las autopistas para reducir los accidentes. Se ha demostrado que se logró en Gerona", aseguró el consejero de Vertebración, José Luis Soro.

El responsable autonómico abordó esta cuestión con el ministro, Íñigo de la Serna, en la reunión que mantuvieron a finales de diciembre en el Pignatelli para hablar de las infraestructuras pendientes en Aragón, aunque no se llegó a hacer pública esta cuestión. La misma medida se pretende aplicar en el tramo riojano de la AP-68, como sí anunciaron el ministro y el presidente riojano, José Ignacio Ceniceros, tras su encuentro de finales de enero. En ambos casos, habrá que negociar con la concesionaria, Abertis.

En Cataluña es obligatorio desde hace cuatro años que todos los camiones que transitan por la N-II se desvíen a la AP-7 en Gerona (de la Junquera a Vidreres). Según el ministro, la medida provocó que 3.750.000 transportistas utilizaran el año pasado la autopista y permitió que la siniestralidad se redujera un 75% en la carretera.

José Luis Soro vincula la obligatoriedad de desviar el tráfico pesado a las autopistas a la situación de riesgo que, a su juicio, se acrecentará con las obras de desdoblamiento de la N-232. Entre Figueruelas y Mallén comenzaron el año pasado y ahora se extenderán al otro tramo pendiente, entre Mallén y el límite con Navarra, que sigue pendiente de adjudicación. Los trabajos se alargarán hasta 2020, lo que a buen seguro complicará aún más la saturación que sufre este punto negro de la red nacional. De hecho, este eje encabeza la siniestralidad en Aragón.

Los últimos datos de Fomento son de 2015 y reflejan el elevado tráfico pesado que soportan las carreteras de Logroño y de Barcelona. La intensidad media diaria de la N-232 roza los 12.000 vehículos, de los que más de la mitad son camiones (un 53,34%, es decir 6.363). Por su parte, las estaciones de aforo de la N-II registran entre 7.839 y 11.152 vehículos, de los cuales dos de cada tres llegan a ser camiones (un 65,71%, 5.145 tráilers).

Mientras, los que pagan por transitar por los tramos aragoneses de las autopistas son muchos menos, como lo atestiguan los datos de 2016 que fueron aportados a este diario por Abertis: un promedio diario de 1.242 camiones por la AP-68 y 2.527 por la AP-2.

El consejero de Vertebración señaló que ahora toca analizar desde el punto de vista jurídico y técnico con el Ministerio la obligatoriedad de que se desvíen los camioneros. En este sentido, reconoció que existe un tramo de 46 kilómetros entre Bujaraloz y Fraga sin posibilidad de que los vehículos puedan salir de la AP-2, lo que obligaría a dar un rodeo para llegar a Peñalba y Candasnos.

Soro recordó que llevan planteando en Madrid desde hace año y medio la necesidad de abordar la cuestión, ya que la política de bonificaciones de peajes es "ineficiente". De hecho, defendió la necesidad de revisarla para dar una mayor cobertura a los profesionales obligados a circular por las autopistas. Los colectivos de transportistas, como Tradime, sostienen que las bonificaciones son "insuficientes".


Bonificaciones en vigor

Los descuentos vigentes solo sirven a los turismos y motos que hacen el viaje de ida y vuelta en el mismo día y disponen del dispositivo de la Vía-T, con lo que se ahorran el 50% del coste. En el caso del tráfico pesado, la bonificación es mayor en las dos autopistas y no se debe hacer el viaje de ida y vuelta en el día, aunque sí disponer de Vía-T: del 100% entre Alfajarín y Pina de Ebro y del 75% de Pina a Fraga y de Zaragoza a Gallur. Además, los camiones disponen de un descuento del 50% entre Zaragoza y Tudela.

La utilización de los profesionales es reducida en comparación con la carretera: entre Alfajarín y Pina, 580 camiones frente a los 4.810 que lo hacen por la N-II y otros 1.029 de Alfajarín a Fraga, que contrastan con los 7.227 registrados en la estación del municipio oscense de la N-II. El resultado aún es más pobre en la AP-68, ya que solo 20 tráilers se acogen al día a la bonificación Zaragoza-Tudela y otros 250 en el tramo estrictamente aragonés. Por la N-232, a la altura de Gallur, pasan 6.363.

El Ejecutivo autonómico debe sufragar este año el coste de la bonificación de 2016 y los números recogidos en el borrador presupuestario evidencian su escasa utilización: la partida para hacer frente al tráfico pesado cae a menos de la mitad, de 1.280.000 euros a 550.000 euros. En cambio, sí subirá el desembolso por los turismos que las utilizaron, ya que la subvención crecerá más de un tercio, de 2 a 3,3 millones.

Estas bonificaciones son asumidas por los gobiernos central y autonómico desde hace casi una década, cuando el Gobierno de Marcelino Iglesias lo implantó para reducir la siniestralidad. En 2014 se amplió al tráfico pesado. Aunque Aragón reivindica la liberalización, De la Serna lo descarta con el argumento de que costaría "miles de millones". Por tanto, habrá que esperar hasta la finalización de las concesiones: la de la AP-2, en 2021 y la de la AP-68, en 2026.

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