Aunque el cultivo del arroz en Aragón se remonta a los años 30, cuando se implantó en las localidades de la Ribera del Ebro, la década de los 90 fue el momento de su mayor expansión, cuando el cultivo se extendió por otras zonas de la provincia de Zaragoza y Huesca buscando la desalinización de estos suelos y evitando así la desertización de estas zonas.

En 1996 se constituye Arrocera del Pirineo, cooperativa de agricultores que actualmente agrupa a 90 arroceros aragoneses. El asesoramiento en campo y la puesta en marcha de un molino en 2008 permiten a esta cooperativa llevar el arroz del campo a la mesa del consumidor.

La altitud de los campos de cultivo, el uso del agua procedente del deshielo de la nieve del Pirineo y una climatología más dura, con temperaturas más bajas de lo habitual confieren al arroz que produce y comercializa Arrocera del Pirineo unas especiales características que hacen de este cereal un producto único.

Se trata del arroz cultivado a mayor altitud sobre el nivel del mar en España. Sus campos se hallan en la zona de las Cinco Villas en la provincia de Zaragoza, a unos 200 o 300 metros, y en el entorno de la localidad oscense de Alcolea de Cinca, situada a 500 metros de altitud, unas cotas muy alejadas de las de las zonas arroceras más tradicionales como pueden ser la Albufera valenciana o el Delta del Ebro.

«La climatología más fría de nuestra zona es una gran ventaja ya que evita la presencia de plagas y enfermedades y son necesarios muchos menos procesos fitosanitarios en el arroz», explica Susana Hernández, directora de Operaciones de Arrocera del Pirineo. «Además, utilizamos el agua procedente del deshielo de la nieve, que es un agua muy fría pero muy pura». Estos factores suponen que los procesos de maduración del grano de arroz se prolonguen durante más tiempo y que las producciones sean menores que otras zonas de cultivo, alrededor de 5.000 kilogramos por hectárea, frente a los aproximadamente 10.000 kilos por hectárea que se pueden alcanzar en los arrozales de Andalucía o el Levante.

Sin embargo, todos estos condicionantes imprimen al arroz cultivado en Aragón una gran calidad. Ofrecer el mejor producto es uno de los pilares de la actividad de Arrocera del Pirineo: «El 98% de nuestro grano está entero y no hay ningún grano rojo en nuestros envases», asegura Susana Hernández. Así lo avalan los estudios realizados por dos cocineros valencianos. Su mayor capacidad para absorber los aromas y sabores de los platos y su mayor aguante, hasta 20 minutos, en perfectas condiciones una vez cocinado son las características más apreciadas por cocineros y consumidores.

Cambio de estrategia

Recién concluida la cosecha el pasado mes de diciembre, Arrocera del Pirineo afronta 2017 como un año clave en su actividad. «Actualmente comercializamos el 80% de nuestro producto para venta a granel y alrededor de un 15% o un 20% se destina a nuestra marca, llamada Brazal», explica la directora de Operaciones de la cooperativa. «Queremos invertir estas cifras y que el 80% de la producción se destine a Brazal y el 20% a la venta a granel», explica. Para ello, «hemos hecho un profundo cambio de mentalidad, con nuevas incorporaciones en nuestro equipo y asesores externos que nos están ayudando mucho a conseguirlo», detalla.

Además de consolidar su implantación en el mercado nacional, con su presencia en prácticamente todas las cadenas de distribución. Arrocera del Pirineo empieza a dar sus primeros pasos en los mercados internacionales. Francia, el Reino Unido y Alemania, son las apuestas iniciales de estos arroceros aragoneses no solo de altitud, sino también de altura.

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