Zaragoza podría llegar a los 900.000 habitantes en menos de 15 años

Los expertos prevén, además, que en el año 2031 el área metropolitana de la capital aragonesa aglutine hasta un 71,8% de la población de Aragón.

Zaragoza aporta también las políticas que desde el consistorio consideran que pueden exportarse a otras ciudades.
Vista panorámica de Zaragoza.
Oliver Duch

La población del área metropolitana de Zaragoza podría alcanzar los 900.000 habitantes en 2031 y aglutinar así el 71,8% de los habitantes que la Comunidad tendrá en ese año -1.252.550, según la previsión publicada por el Instituto Nacional de Estadística; 65.371 menos que ahora-.


Así lo afirma Luis Antonio Sáez, director del Centro de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales (CEDDAR), que califica esta situación de "perjudicial" para la conservación de ciertos valores aragoneses.


"La población será cada vez menor y estará más concentrada en la capital, lo que supone una paulatina debilitación del medio rural", explica Sáez, al tiempo que señala a los municipios de menos de 100 habitantes como los principales afectados. "La amplia mayoría no tendrán ningún habitante durante amplios períodos del año y pasarán a ser municipios formados por segundas residencias", advierte.


Esta dinámica, según apostilla, no tendrá un efecto negativo sobre la economía autonómica ya que hoy en día estos territorios son "prescindibles" en este sentido, pero sí lo ejercerá en términos sociológicos. "La España rural forma parte de nuestro ADN, y encontrar antiguos núcleos de población parcialmente abandonados podría dañar la personalidad de los ciudadanos", comenta.


Tampoco encuentra grandes ventajas en el crecimiento demográfico de la capital aragonesa, porque el aumento del tamaño de una ciudad –esgrime- no implica un incremento de su calidad de vida.


"Que en Zaragoza, como dijo el anterior alcalde, Juan Alberto Belloch, tengamos que ser un millón de habitantes, es una tontería; la mayoría de las ciudades suizas tienen menos población y ocupan un papel destacado en el mundo, mientras que otras de países en vías de desarrollo tienen 4 o 5 veces más y no pintan nada», mantiene.


Para él, lo importante era que la ciudad llegue a ser un referente en Europa por ser "creativa, inclusiva, tolerante, abierta, solidaria y participativa", y no por tener más o menos habitantes. "No es una cuestión de cantidad, sino de calidad", y opinaba que las señales de éxito de Zaragoza vendrían dadas, a modo de ejemplo, por la obtención de un hospital o de una universidad reconocidas en el mundo.

Qué hacer para prevenir la situación

Conocer las previsiones del Instituto Nacional de Estadística, así como la progresiva pérdida de población que la Comunidad arrastra desde hace 4 años -en los que ha perdido 41.000 habitantes-, supone para Sáez la posibilidad de establecer los cambios sociales, políticos y económicos necesarios para impedir la acentuación de esta tendencia.


El primer paso sería mejorar las condiciones de vida en el medio rural. Para ello, sería "esencial"  apostar por la "movilidad colaborativa y a la carta" que internet y las nuevas tecnologías permiten; reducir el elevado coste que supone calentar las casas típicas de esos núcleos de población; y fomentar el uso de la 'telemedicina' -asistencia médica a través de la web para evitar los desplazamientos regulares -, "muy avanzada en Estados Unidos y Australia".


El segundo sería la repoblación de las zonas afectadas facilitando la estabilidad profesional que los empleados públicos pueden encontrar en estas zonas, así como el asentamiento de trabajadores autónomos o de millenials –nativos tecnológicos- dispuestos a renunciar a un salario monetario a cambio de una retribución en especie; un fenómeno que está en auge tanto en Japón como en Estados Unidos.


Para conseguirlo, explica, el Gobierno de Aragón debería de actuar como intermediario entre los "numerosos" propietarios de viviendas que no ocupan y que tampoco ponen en venta o alquiler, y estos nuevos perfiles de habitante que podrían incrementar en los próximos años; es decir, debería "corregir" la rigidez de la normativa jurídica al respecto.


"De esta forma, se podría recuperar el valor cultural y arquitectónico de esos núcleos a través de la rehabilitación de las viviendas y, al mismo tiempo, los que así lo deseen tendrían la posibilidad de vivir, por ejemplo, en una antigua granja", continúa.


Carlos Gómez, catedrático en Sociología de la Universidad de Zaragoza, va más allá y añade que las políticas públicas deberían ir dirigidas a favorecer nuevos asentamientos de población joven mediante reducciones fiscales, préstamos para rehabilitación o adquisición de viviendas de primera residencia y ayudas por establecimientos de actividad.


"También es preciso proporcionar nuevas autovías informáticas y banda ancha en todo el territorio para poder realizar desde el medio rural trabajo a distancia; en definitiva, se trata de poner las cosas fáciles a quienes opten por instalarse en los medios rurales despoblados", comenta.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión