Heraldo del Campo

Silo aragonés de un millón de euros a la una, a los dos, y... ¿vendido?

El Ministerio de Agricultura saca a subasta el próximo 23 de enero un tal de 26 silos agrarios. De ellos, la mitad están situados en las tres provincias de la Comunidad.

El silo de Barbastro, en Huesca, es uno de los más caros.
El silo de Barbastro, en Huesca, es uno de los más caros.

Hoy termina el plazo para poder convertirse en el adjudicatario de una de las 26 unidades de almacenamiento de grano que vende el Fondo Español de Garantía Agraria, dependiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en cuya sede se realizará el próximo 23 de marzo la subasta con la que estos edificios, levantados en la primera mitad del siglo XX, pretenden dejar de ser propiedad pública.


Eso sí, si consigue hacerse con uno de ellos, tendrá la posibilidad de aplazar el pago hasta un máximo de diez años, y el primer desembolso será de al menos el 10% del precio de adjudicación.


Trece de los silos subastados por el FEGA se encuentran en Aragón, repartidos por las tres provincias de la Comunidad. Entre todos suman un precio de salida de 5.187.391 millones de euros, una cantidad que podría verse reducida considerablemente si es necesario realizar las cuatro subastas (por silo) que están previstas en el procedimiento de venta.


Y los hay de las más diversas características, tamaños y para los diferentes bolsillos. Los más caros se sitúan en Zaragoza y Huesca. Aunque actualmente se encuentra en uso -es utilizado por el almacenamiento del grano de los agricultores de la zona-, el macrosilo de la localidad zaragozana de Zuera es uno de los que está en venta. Sobre una superficie total de 2.130,83 metros cuadrados dispone de un silo con capacidad para 3.250 toneladas, una nave adosada de 240,35 m2 y una edificación para transformador y aseo: Su precio de salida supera el millón de euros, una cifra que también alcanza el silo de Barbastro. Esta infraestructura oscense se sitúa en una parcela de 5.828 metros cuadrados, tiene un silo para la selección de selección de 3.000 toneladas, otro con capacidad para otras 3.250 toneladas, un almacén, oficina y báscula, además de un edificio para aseos.


Mucho más baratos son el resto de unidades aragonesas que salen a subasta. Completan la lista los silos de Binéfar, Monzón, Selgua y Tardienta -todos ellos en la provincia de Huesca-, Casetas, Ejea de los Caballeros, Luna, Tauste, Used, y la capital aragonesa -en la provincia de Zaragoza- y uno que se encuentra en Teruel, concretamente en Monreal del Campo. Todos ellos tienen un precio de salida menor, entre poco más de 150.000 euros hasta los cerca de 500.000.Catedrales del campo

Comenzaron a ser levantados en 1944 y se erigieron de forma estratégica teniendo muy en cuenta los nudos de comunicaciones y las primeras líneas de ferrocarril. Su construcción está irremediablemente ligada a lo que se conoció en los años 30 como el «problema triguero», o lo que es lo mismo, la existencia de unas cosechas tremendamente variables de un año para otro, un imparable aumento de la superficie dedicada al cultivo de este cereal aunque las tierras apenas dieran rendimiento y una gran desorganización en el mercado del trigo. Y para poner solución, en plena Guerra Civil nacía la Red Nacional de Silos, cuyos objetivos eran posibilitar la compra de toda la cosecha a los agricultores, conservar una reserva para garantizar el consumo, permitir la recepción en puerto del trigo de importación y su eventual exportación y lograr una adecuada manipulación, selección y tratamiento de semillas.


Desde ese momento y hasta 1986 se construyeron 663 silos y 275 graneros con una capacidad total de 2.684.947 toneladas. Y fueron esos los años de esplendor de estas imponentes construcciones que llegaron incluso a ser conocidas como las catedrales del campo. Todo cambió con la incorporación de España en la Comunidad Económica Europea en 1986, porque la intervención en los mercados pasó a depender totalmente de la legislación comunitaria y los silos dejaron de ser útiles. Por eso, el ministerio ha ido deshaciéndose de ellos, mediante ventas o cediéndolos a las comunidades autónomas, en algunas de las cuales, como la aragonesa, han seguido prestando servicios, esencialmente, a la cooperativas.¿Qué utilidad?

La pregunta que más se escucha entre el sector es si existirán compradores que pujen por estas construcciones, cuyas características -aseguran algunas voces- parecen poco adecuadas para usos diferentes a aquellos que no sea el almacenamiento de grano.


Sin embargo, la experiencia ha demostrado que es posible. Lo sabe bien Proyecto Silos, un colectivo cultural sin ánimo de lucro integrado por estudiantes de arquitectura y arquitectos principalmente, que pretende difundir, poner en valor y rehabilitar el patrimonio industrial y en concreto los silos. Un patrimonio poco valorado, explican desde la asociación, pese al papel importante que desempeñaron en el desarrollo socio-cultural de nuestra historia reciente. «No es la primera vez que se transforman silos en distintos lugares del mundo, y de hecho, se han reconvertido en sedes de gobiernos locales, rocódromos, miradores, hoteles de lujo, viviendas o residencias de estudiantes», explica su coordinador Alejandro Bocanegra.


Pero, para eso habrá que esperar a la nueva subasta y el objetivo de los compradores, si los hay.


Más información en el Suplemento HERALDO DEL CAMPO

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