Las peticiones de nulidad matrimonial casi se triplican en el último año

La simplificación del proceso impulsada por el Papa eleva la actividad en el Tribunal Interdiocesano de Zaragoza.

Aumentan los procesos de nulidad matrimonial en Aragón
Aumentan los procesos de nulidad matrimonial en Aragón
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Los procesos de nulidad matrimonial iniciados en Aragón se han incrementado notablemente en el último año. El Tribunal Interdiocesano de Zaragoza, encargado de resolver las peticiones de toda la Comunidad -salvo Jaca-, ha recibido un total de 53 casos, frente a los 20 registrados en 2015.


El motivo no es otro que la simplificación de los trámites impulsada en verano del año pasado por el papa Francisco. En concreto, la máxima autoridad eclesiástica introdujo tres novedades principales: se asegura la gratuidad del proceso, se elimina la obligatoriedad de una doble sentencia conforme, y en los casos más evidentes, será el propio obispo quien lleve la causa.


Unas mejoras en el sistema de nulidad que según Sergio Alentorán, vicario judicial del Tribunal, han animado a más personas a presentar su petición. “El año pasado algunos abogados retrasaron sus casos para conocer las novedades”, y a esto hay que sumar que “hay una mayor sensibilidad en gente que hasta ahora no venían por falta de información o de ganas”, explica.


El Tribunal Interdiocesano de Zaragoza se constituyó en 1983 y fue pionero en España en la unificación de casos de distintas diócesis, así como por establecer un elenco de abogados donde poder elegir para la defensa de la causa particular. Su época de mayor actividad se vivió en los noventa, cuando se llegaron a registrar un centenar de peticiones de nulidad al año.


En la actualidad, la reducción del número de matrimonios celebrados frente a un altar ha conllevado un menor número procesos de nulidad, por lo que los 53 de este 2016 suponen una de las cotas más altas de los últimos años.

Un proceso más corto y barato

Cuando una persona se presenta ante el Tribunal para iniciar su caso, recibe información, un folleto y el elenco de abogados para elegir un representante legal. Con él redacta la denominada demanda, que recoge la historia del matrimonio en cuestión y las causas de la ruptura. Si existen fundamentos para ello, se acepta y se inicia el proceso.


Comienza entonces la citación de las partes, la presentación de testigos, y las pruebas periciales, como los informes psicológicos. Los autos van a dos jueces adjuntos que dan su voto, y es el vicario judicial quien finalmente dicta sentencia.


Con la reforma del Papa, en la actualidad el proceso puede resolverse en apenas dos meses. “Se ha agilizado”, señala Alentorán, aunque recuerda que “hasta ahora siempre habíamos cumplido con los plazos máximos marcados”, que eran de un año.


En cuanto al coste, el Papa pidió sensibilidad con las personas de menos recursos, pero el vicario judicial apunta que en Zaragoza “siempre se ha tenido”. De hecho, aquellos que justifiquen escasos medios económicos, pueden solicitar la justicia gratuita y “es el Tribunal el que asume los gastos”. En otros casos, se acepta una reducción de los costes, por lo que el demandante paga solo una parte.


Según Alentorán, “en la mayoría” de los procesos se consigue la nulidad, ya que las causas “suelen llegar bien fundamentadas”.

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