La destrucción de empleo lastra el censo

Calatayud (ZARAGOZA) el aumento de la emigración y el freno de la inmigración explican el descenso de ciudadanos.

Ciudadanos de Calatayud, en el céntrico paseo de la localidad.
Ciudadanos de Calatayud, en el céntrico paseo de la localidad.
Macipe

En los últimos años del siglo pasado y hasta el año 2010, el ‘boom’ de la construcción y las posibilidades de encontrar un empleo atrajeron a la localidad de Calatayud a un buen número de trabajadores inmigrantes, en su mayoría de nacionalidad rumana. Sin embargo, desde 2005, el número de demandas de empleo no ha dejado de crecer (pasando de las 636 solicitudes de trabajo en esa fecha hasta las 1.362 en 2009). La cifra ha seguido al alza y el número de desempleados llegó a 2.135 en 2013.


El cierre de empresas como Kimberly Clark dejó en la calle ese año a unos 300 empleados. Tres años antes había puesto fin a su producción Cisa, con una plantilla de más de 100 personas. Otras firmas como Decathlon abandonaron Calatayud porque no vieron cumplidas sus expectativas. La marca deportiva estrenó en 2008 una superficie comercial de 3.000 metros cuadrados y 15 trabajadores.


La situación económica de muchas familias se ha complicado en estos años y la capacidad de consumo se ha reducido, en una ciudad donde la base de su economía es el sector servicios.

Buscando oportunidades

En este contexto, muchos de los que llegaron a Calatayud con la intención de buscar unas mejores condiciones de vida a través del mercado laboral se han marchado a otros destinos con más oportunidades.


En la pirámide de población de la ciudad destaca la franja entre los 40 y los 44 años, que es la población activa, pero que soporta un alto índice de desempleo.


Por otro lado, la natalidad se ha visto reducida de forma considerable y, por contra, va en aumento el segmento de la población con 65 o más años (que está por encima de la media de Aragón). Todo ello muestra el envejecimiento de la población de la localidad.


En conclusión, mientras la población creció con rapidez a partir de 1998, (ganando 5.000 habitantes en una década y alcanzando en 2008 la cifra más alta de población: 21.933 personas), la coyuntura económica la ha mermado. A ello ha contribuido el saldo vegetativo negativo, el aumento de la emigración y el freno en la inmigración.

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