Heraldo del Campo

Burbujas que no dejan de subir

La producción de cava en Aragón no ha dejado de crecer en los últimos años. Su futuro también habla de expansión.

El cava aragonés sube como la espuma
El cava aragonés sube como la espuma.
El cava aragonés sube como la espuma.

Bien sabe de récords el cava aragonés. Los lleva rompiendo desde el año 2004 en el que un supuesto boicot a los productos catalanes –impulsado por aspiraciones independentistas de la Comunidad vecina– hizo descubrir la calidad de este vino con larga tradición elaboradora en Aragón. Lo volverá a hacer este año, en el que ya están a disposición de los consumidores incluso más de aquel «histórico» millón de botellas que produjeron en 2015 las cuatro bodegas de la Comunidad integradas en la Denominación de Origen Cava.


Unas cifras que los productores, algo cansados ya de responder al efecto del veto a lo catalán, insisten en recordar que han conseguido no por demérito de los demás sino por las cualidades que siempre tuvieron sus productos y las constantes innovaciones con las que se presentan año a año en el mercado.


Lideradas por Bodegas Langa –situada en Calatayud, produce alrededor de 600.000 botellas–, Bodegas Bordejé –de Ainzón y con una producción que ronda las 200.000 botellas– y Grupo BSV, que elabora en Cariñena unas 250.000, estas tres bodegas se acercan a ese millón de botellas que lucen en Aragón el sello de la D. O. Cava, integrado mayoritariamente por marcas catalanas. Hay que sumar este año la tirada de 70.000 botellas con la que se estrena en el mercado Monasterio de Veruela, ahora propiedad del grupo familiar Ruberte. Y añadir las producciones, menores en volumen pero también de gran calidad, que elaboran pequeñas bodegas que no pueden denominar cava a sus productos aunque lo sean porque los municipios en los que están instaladas no están reconocidos por la denominación de origen.


Si el presente se merece un brindis –con cava, por supuesto–, el futuro promete más burbujas. Aunque irán «poco a poco», como señala la gerente del grupo Ruberte, la producción de Monasterio de Veruela, antes Bodegas Caytusa, tiene previsión de crecimiento, más teniendo en cuenta que sus instalaciones tienen capacidad para elaborar 300.000 botellas de cava.


Con la reciente adquisición de la bodega que perteneció a la empresa Tierra de Cubas, también el grupo BSV, tiene previsión de crecimiento en la producción del cava que ahora elabora Bodegas Gran Ducay. De hecho, en estas instalaciones el grupo cooperativo creará una cava con capacidad para 4 millones de botellas.


En Aragón puede elaborar espumoso aquella bodega que lo desee, pero aunque lo haga utilizando el mismo método que los productores de cava no puede utilizar esta denominación si no está integrada en la Denominación de Origen que los agrupa, que además decide también qué municipios están autorizados para usar este sello. Y solo tres localidades zaragozanas, Calatayud, Cariñena y Ainzón, cuentan con este ‘permiso’.


La mayor producción de cava de Aragón sale de los viñedos y la bodega con los que la familia Langa comenzó su andadura en 1867. Esta bodega bilbilitana mantiene su producción en torno a las 600.000 botellas, de las que prevé comercializar el torno al medio millón con las seis referencias de su marca Reyes de Aragón –brut reserva, nature selección, reserva nature, gran reserva y semiseco, además de un ecológico y un rosado–. Pero también quiere crecer. No lo hará en volumen. Prefiere ganar valor. «Nuestra filosofía no es vender más y más barato sino avanzar en un nicho de mercado en el que lo que se valora es la calidad y no el precio», señala el propietario y director técnico de Bodegas Langa.


Una apuesta que ya les ha dado motivos para el brindis. Su Reyes de Aragón Brut Nature, con 90 puntos Parker, ha sido considerado el Mejor Cava del Mundo por la revista ‘Decanter’. Su brut reserva se ha servido entre los pasajeros de clase preferente de la aerolínea japonesa JAL. Y este mismo mes, su gran reserva ha sido seleccionado como uno de los 50 mejores cavas de España en la última convocatoria internacional de ‘Wine Pleasure’. Para el próximo tiraje ya tienen previsto lanzar un reserva y gran reserva renovado al que acompañará un nuevo vino blanco con D. O. Calatayud.


Con 70 hectáreas de viñedo, esta pequeña bodega, que comenzó a elaborar cava en 1970, exporta el 98% de su producción. Y sus caldos han conquistado 40 países. Ahora, han puesto su mirada en Taiwán, Rusia y Latinoamérica, unos mercados «muy atractivos», señala Langa.

En el corazón de la denominación más antigua de Aragón y una de las más históricas de España se encuentra Bodegas San Valero, que comenzó a elaborar cava a comienzo de los años ochenta aunque de manera limitada y exclusivamente para sus socios. La gran aceptación que tuvo el nuevo producto hizo que en 1984 se constituyera Bodegas Gran Ducay para ampliar la producción de cava e iniciar una comercialización más amplia.


Su producción alcanzará este año las 250.000 botellas, lo que supone recuperar un 20% la producción respecto a la campaña pasada, señala el director general del grupo Pedro Fatás. Esta cifra incluye las tres referencias de su Gran Ducay –el brut nature reserva, el brut nature ?(que fue incluido en ‘los ocho magníficos’ de España por la prestigiosa revista ‘VS’ y que patrocina la Vuelta Ciclista a España desde 2007) y el brut nature rosé, pero suma, además, una innovación: 25.000 unidades de un cava blanco elaborado con garnacha tinta, el primer ‘blanc noir’ –como así se llaman estos productos– que se elabora en Aragón, matiza Fatás. Se comercializa bajo la marca Particular, la enseña Premium de Bodegas San Valero.


Una producción que a buen seguro irá a más, ya que BSV es ahora propietaria de la bodega que perteneció a la empresa Tierra de Cubas, en cuyas instalaciones tiene previsto crear una cava para 4 millones de botellas. «La intención es que el embotellado vaya a más porque las instalaciones están más automatizadas y son más competitivas», señala Fatás, que explica que actualmente BSV exporta el 16% de su cava, pero el reto es aumentar este porcentaje hasta el 60%, cifra que han alcanzado ya las ventas internacionales de los vinos que produce la bodega con D. O. Cariñena.A las faldas del Moncayo

En Ainzón, el único municipio de la D. O. Campo de Borja en el que puede elaborarse cava, se encuentran las otras dos bodegas aragonesas que producen este tipo de caldos. Una de estas dos instalaciones productoras es Bodegas Bordejé, que puede presumir de ser la pionera en este tipo de elaboraciones en Aragón. Lo hace desde 1962 y este año su producción será similar a la de 2015, esto es unas 200.000 botellas.


Y allí también, a las faldas del Moncayo, está la renovada Monasterio de Veruela (antes Bodegas Caytusa), unas instalaciones levantadas en 1986 que habían dejado de estar operativas hasta que este año fueron adquiridas por el Grupo Ruberte. Monasterio de Veruela ha vuelto a la producción con el lanzamiento hace apenas unas semanas de Camino al Moncayo, del que comercializarán 70.000 botellas de cava blanco y 1.000 de rosado elaborado con garnacha. Unas cifras que irán creciendo en un futuro, dado que las instalaciones adquiridas tienen una capacidad para 300.000 botellas.


Eso sí, lo harán «poco a poco y en función de la acogida del mercado», señala la gerente de este grupo familiar, Susana Ruberte, que dirigirá la renovada bodega con otras dos mujeres, sus hijas Ana y Alicia Salvador, enóloga y directora comercial, respectivamente. De hecho ya están pensando en el próximo año en el que lanzarán un reserva con la marca Monasterio de Veruela.

Bodegas: 
La RenovadaBodega Monasterio de Veruela (Ainzón). De la mano del grupo familiar Ruberte –su actual propietario–, que tiene otras dos bodegas en Magallón, y tras una inversión de 600.000 euros, Monasterio de Veruela (antes Bodegas Caytusa) ha vuelto a elaborar cava. Este año ha lanzado 70.000 botellas de blanco y 1.000 de rosado elaborado con garnacha. Ambos bajo la marca Camino al Moncayo. La más antigua. Bodegas Bordejé (Ainzón). Fue la primera bodega aragonesa que se lanzó a elaborar cava con los caldos salidos de sus viñedos. Ese carácter pionero, anterior incluso a la creación de la Denominación de Origen oficial, le ha permitido mantener los cavas en su amplia carta de productos. Ya en el año 1962 realizaron plantaciones de uva blanca macabeo en sus tierras para la elaboración de vino de cava por el sistema ‘champenoise’. La que más produce. Bodega Langa (Calatayud) produce alrededor de 600.000 botellas de cava anuales. Su previsión no es ganar tamaño, sino posicionarse en un nicho de mercado que valora la calidad y no el precio. De hecho, aunque queda cerrar el fin de año, en el que se produce el 90% de las acciones comerciales de cava, sus ventas hasta el mes de noviembre ya han crecido un 10% en valor. La que más prevé crecer. Grupo BSV (Cariñena) ha elaborado este año unas 250.000 botellas, entre las que se cuentan las 25.000 de su nuevo ‘blanc noir’, un cava blanco elaborado con garnacha tinta. Sus previsiones hablan de una mayor producción, la que podrán conseguir tras la adquisición de la bodega Tierra de Cubas donde tienen previsto incrementar la elaboración de su Gran Ducay.Cautela ante la propuesta de la D. O. Cava de «poner puertas al campo»


Los planes de expansión de las bodegas aragonesas no parecen incluir un aumento de las hectáreas de viñedo dedicadas para tal fin. Eso explicaría la cautela con la que han recibido la última propuesta del consejo regulador de la Denominación de Origen Cava, que ha levantado ampollas en otras zonas productoras al alza, como Extremadura.


El consejo regulador ha tratado la posibilidad de limitar la inscripción de nuevas plantaciones de variedades de uva para producir este tipo de vinos y ha abierto la caja de los truenos incluso en la Junta extremeña, decidida a denunciar ante el Ministerio de Agricultura una decisión que considera «muy perjudicial para aquellas regiones donde la demanda de productos es muy superior a la oferta, como es el caso de Aragón y Extremadura» y que critica duramente por entender que «viola la Ley de Libre Competencia».


En Aragón mantienen la prudencia y no se han escuchado voces críticas. Eso sí, cuando se pregunta a los productores aragoneses de cava por la posibilidad y el efecto en la Comunidad de limitar las plantaciones insisten en que «no se pueden poner puertas al campo». Aseguran que reglamentar de forma excesiva «nunca es bueno» y reiteran que decisiones como esta exigen unos sólidos «fundamentos técnicos».


Más información en el Suplemento HERALDO DEL CAMPO

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