Gervasio Sánchez muestra el renacer de la esperanza entre la violencia

El fotoperiodista presenta su último libro, ‘Vida’, con imágenes inéditas que reflejan la cotidianidad de las guerras.

Leopoldo Blume, Gervasio Sánchez y Paco Goyanes
Gervasio Sánchez muestra el renacer de la esperanza entre la violencia
Guillermo Mestre

La vida y la muerte forman parte de una misma realidad, que en escenarios de guerra casi siempre está separada por una delgada línea. El fotoperiodista Gervasio Sánchez la conoce bien; ha sido testigo de ella en numerosos conflictos en los que, como ayer recordó en la librería Cálamo, "los muertos son el menor problema; me preocupan los vivos, la gente que se queda ciega, que sufre amputaciones y todo tipo de traumas; me inquieta qué va a ser de su futuro".


Este fue uno de los mensajes que Gervasio lanzó en la presentación de su último libro, ‘Vida’, editado por Blume, y que resume el sentido de la publicación: mostrar que puede renacer la vida allí donde habitan la desgracia y la desolación.


Gervasio recordó que este proyecto surgió del interés del comisario e historiador Gerardo Mosquera, "que hace dos años me propuso hacer una lectura distinta de mi trabajo. En vez de presentarlo de forma seriada, eligió fotos sin orden ni cronología, que no se habían publicado, y siguiendo el criterio de que lo que le gustaba era que la vida, en todas ellas, estuviese antes que la muerte".


Y es que en la guerra no solo se fotografía la violencia sino también la cotidianidad. "Es algo que haces para compensar tu balanza anímica", confesó. De ahí que en el libro aparezcan niños haciendo equilibrios sobre el cañón de un carro de combate en Angola; emulando con un paraguas abierto una escena de ‘Cantando bajo la lluvia’ en Liberia, o saltando entre vehículos destrozados por la metralla en Sarajevo.


Lugares todos ellos, explicó el editor Leopoldo Blume, "donde los mayores horrores van acompañados de una esperanza; imágenes con un enfoque positivo en el sentido de que mientras hay vida hay posibilidad de mejorar y Gervasio se compromete en esa posición de mejora".


El escritor Antonio Muñoz Molina ya describió de qué forma la mirada de este periodista se acomoda sobre la máquina y enfoca a su objetivo: "En el disparo de su cámara siempre hay una denuncia y siempre hay poesía". "Es verdad –comentó Paco Goyanes, de la librería Cálamo–, muchas veces las fotografías no son estrictamente documentales, sino que sirven para mostrar la realidad y también para interpretarla de una forma bella, que es lo que hace la buena fotografía".


El autor explicó que el libro funciona de forma paralela e independiente a la exposición del mismo nombre. Se acaba de inaugurar en Fuenlabrada e incluye 68 imágenes. Además, Gervasio Sánchez ha añadido 30 más que no habían visto la luz hasta ahora. No tienen un orden cronológico ni temático. Sencillamente están hechas en 20 zonas de conflicto: desde las que realizó a finales de los 80 en Guatemala y Salvador, a las que tomó hace poco más de un año en Turquía.


Con esta mirada diferente, cargada de esperanza, se acercó ayer Gervasio Sánchez a los amigos que le acompañaron. Entre otros, asistieron José Luis Batalla, del Seminario de Investigación para la Paz; el arquitecto Juan Rubio; la Presidenta Editora de Heraldo de Aragón, Pilar de Yarza; el padre de la cineasta Paula Ortiz, Tomás Ortiz, o la cocinera Ana Mallén.

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