Más de 400 alumnos soportan clases a 13 grados por los fallos en la caldera de su instituto
Estudiantes y profesores tienen que estar con abrigo en el Ramón Pignatelli en Zaragoza.
Los termómetros marcaban ayer una media de 13 grados en las aulas y los pasillos del instituto Ramón Pignatelli, en Zaragoza. Por la mañana, nada más llegar a clase, un profesor constató que en su laboratorio el mercurio no pasaba de los 9 grados y las clases se dieron, durante todo el día, con alumnos y docentes enfundados en abrigos, bufandas y en algún caso, hasta guantes. La caldera del centro, activa desde 1984, ya no da más de sí y, en las últimas semanas ni siquiera han podido encenderla en varias ocasiones. Esto volvió a suceder el miércoles, con el agravante de que el frío tras el largo puente se había ido acumulando.
Entonces, el director de este instituto, Eudaldo Casanova (Lalo para todos los que le conocen) decidió mandar una circular a las familias pidiéndoles que, tras la jornada festiva del jueves, llevaran a sus hijos "muy bien" abrigados para "evitar enfriamientos" el viernes. La noticia no cogió a las familias desprevenidas: los fallos de esta caldera son un clásico en el centro y el pasado 1 de diciembre se celebraron reuniones extraordinarias con el consejo escolar y con el claustro informándoles del estado del problema y de los pasos que se han dado. El instituto ha presentado hasta seis quejas formales en el departamento de Educación en los últimos tres años y la situación no hace más que agravarse, por lo que han denunciado el problema ante Inspección de Trabajo, ya que en ninguna oficina o centro en el que se desarrollen actividades sedentarias, incluidos los centros de estudios, se debería trabajar por debajo de 17 grados ni por encima de 27. Además, se han dirigido a todos los grupos parlamentarios y al Justicia de Aragón.
La circular del director pidiendo a los padres que abrigasen a sus hijos es la que ha sacado el asunto a la luz pública ya que, durante el puente, varias familias han mostrado su enfado en las redes sociales, que han servido como un altavoz de un problema enquistado que afecta a los más de 400 adolescentes matriculados y a sus profesores. Algunas maestras aseguran que incluso han comprado una pequeña estufa para la sala en la que se juntan y trabajan cuando no dan clase.Ayer, IU exigió a Educación que solucione los fallos de la caldera a la mayor brevedad.
El equipo directivo del centro, que lleva bastante tiempo armándose de paciencia, confirmó ayer la situación y explicó que en los últimos años han incluso sufragado de los fondos del instituto pequeños arreglos en la caldera (este curso se han generado ya tres facturas). Sin embargo, parece no existir otra opción que cambiarla por completo. "El pasado junio volvimos a presentar a Educación un chequeo completo del centro y en una revisión de los técnicos del departamento nos informaron de que, efectivamente, hay que cambiarla, lo que supondrá más de 4.500 euros que, evidentemente, nosotros no podemos asumir con nuestros gastos de funcionamiento", explicó Lalo.
Ayer mismo, a primera hora, se acercaron al instituto ingenieros de la DGA que volvieron a revisar la instalación y, según el centro, dieron el mismo diagnóstico. Fuentes del departamento de Educación explicaron ayer a HERALDO que el cambio de la caldera está previsto e incluido en el plan de eficiencia energética en centros escolares de 2017. Para hacer las obras es necesario que la caldera no esté en funcionamiento, y además hay que sacar a concurso la compra de una nueva. Por lo tanto, no se renovará hasta verano, con lo que el instituto deberá pasar otro invierno con problemas de climatización, aunque la DGA asegura que los técnicos irán reparando sobre la marcha todo lo que vaya surgiendo.
