#StopBulos, el dardo en la palabra

Falsas amenazas terroristas, secuestros inexistentes... Guardia Civil y Policía trabajan en Aragón para frenar rumores malintencionados.

Bulo difundido por las redes sociales sobre un atentado terrorista inminente.
Bulo difundido por las redes sociales sobre un atentado terrorista inminente.
Policía Nacional

"La opinión de las personas ya no se forma como hace 25 años. Ahora nos rodean páginas de noticias falsas, ‘trolls’ de internet, robots programados para replicar rumores insidiosos, y algoritmos insertados para difundir esas mentiras. Debemos estar preparados a convivir en ese ambiente".


Las palabras de la canciller alemana Angela Merkel fueron pronunciadas la pasada semana, como continuación de la larga resaca tras la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Y el mensaje fue lanzado en vísperas de que dé comienzo el año electoral alemán, con una Merkel en horas bajas y el auge de la extrema derecha. "Hay que tomar medidas para impedir que se propague ese mensaje de odio", advertía.


Los rumores y bulos han sido clave este año en noticias tan inesperadas como el triunfo de Trump, la decisión británica de salir de la UE o las tensiones políticas por la presencia de millones de refugiados en Europa. Han causado alertas en Aragón sobre inexistentes amenazas terroristas, falsos secuestros de niños en grandes superficies o la absurda presencia de ‘payasos asesinos’ en las calles aragonesas. Y forman parte de las noticias que leen los aragoneses a través de las redes sociales.


"Son un peligro porque sus consecuencias son inesperadas. A veces se quedan en mera anécdota, y otras pueden llegar a colapsar los servicios de urgencias si se propaga la idea de que ha habido un brote de ébola en Zaragoza, por ejemplo. Rumores sobre Puerto Venecia han afectado a las ventas en una jornada concreta", advierten desde la Guardia Civil de Zaragoza, que participa con el resto de unidades españolas en la campaña Stop Bulos.


"Y el alcance de esas noticias falsas es aún mayor, porque distorsionan la opinión pública, causan una enorme indefensión si se producen contra una persona o colectivo en concreto, y afectan a toda la sociedad, que a veces ya no sabe qué creerse y qué no".


Según Vicente D’Ocon, psicólogo zaragozano experto en acoso y ‘mobbing’, "los rumores tienen un fin concreto y determinado. Y son obra humana, no nacen por generación espontánea. Pueden ser un simple divertimento, el deseo de causar gracia entre un grupo de compañeros. Otras veces son maliciosos y ocultan detrás intereses económicos y políticos. Es muy importante tener en cuenta que un rumor no nace por casualidad".


Un ejemplo: una joven en Alemania aseguró el 11 de enero de este año que había sido retenida y violada por refugiados. Durante semanas, se sucedieron las protestas contra el colectivo, se informó en las redes sociales de que el Gobierno alemán ocultaba otros casos similares, y la opinión pública se situó en contra de la canciller Merkel por su política de puertas abiertas a los exiliados por la guerra de Siria. Grupos de extrema derecha vincularon esta violación a las agresiones sexuales ocurridas en Nochevieja en la ciudad de Colonia. Y se sucedieron las manifestaciones contra inmigrantes legales e ilegales.


Apenas tres semanas después la joven confesó haberse inventado la historia, y se supo que solo 3 de los 58 detenidos por las agresiones sexuales de Nochevieja eran inmigrantes. "Pero el daño ya está hecho cuando se propaga un rumor: si está dirigido a un colectivo concreto se refuerzan las actitudes racistas", advierte el psicólogo zaragozano Miguel Ángel Ramos.


"Difamar, crear rumores, forma parte de la naturaleza humana, siempre ha existido gente que se dedica a malmeter. El problema es cuando una mentira es difundida por un medio de comunicación de masas y es creída y compartida por millones de personas".

Lo que queremos oír

¿Qué lleva a una persona a compartir una noticia sin preocuparse de su origen ni de saber si es verdadera? Vicente D’Ocon destaca que "cada cual interpreta como cierto o falso el rumor en función de sus apetencias personales referentes al asunto. Tenemos personas totalmente crédulas, otras dubitativas y otras absolutamente contrarias a creerlo. Lo curioso del caso es que intentar convencer a alguien de lo contrario que está pensando acerca de ese rumor es bastante difícil".


Así, la animadversión hacia los refugiados no ha hecho más que crecer en Alemania, y el auge de la extrema derecha ha coincidido con la caída de popularidad de Angela Merkel, que según las encuestas apenas tiene opciones de ganar las elecciones generales del próximo año, a pesar de que el país goza de una economía envidiable y la situación social es mejor que en 2013.


Los expertos diferencian entre los rumores creados por un particular a partir de un error o un interés narcisista, y los que surgen con una intención clara, como campaña orquestada.


En el caso de Donald Trump se han dado las dos situaciones: este pasado mes de noviembre un ciudadano con apenas 300 seguidores en Twitter aseguraba haber fotografiado los autobuses que transportaban a "falsos manifestantes pagados" para marchar contra Trump. Todo era mentira, los autobuses habían sido contratados para un congreso médico, pero cientos de miles de personas compartieron el tuit. Ese es un ejemplo de cómo un rumor surge de una persona mal informada o malintencionada, y cómo un grupo de personas dispuesta a creérselo ayuda a propagar el rumor.


"Y luego está el caso de las mentiras claras, pronunciadas por Trump, y que medios de comunicación se encargaron de transmitir", continúa Miguel Ángel Ramos. El magnate aseguró que Barack Obama y Hillary Clinton han sido los creadores del Estado Islámico. Afirmó que Hillary Clinton se rió de una niña violada a los 12 años. Dijo que se había opuesto en su momento a la guerra en Iraq. Destacó que EE. UU. es uno de los países con impuestos más altos del mundo. Y repitió que Clinton quería dar inmunidad a todos los refugiados. No importaba que fueran mentiras fáciles de descubrir, Trump las dijo toda la campaña "porque en la política actual no se tiene en cuenta la verdad ni la honestidad ni el ser fiel al electorado; lo único que importa es ganar", señala Vicente D’Ocon.


"Donald Trump dijo a su electorado, clases medias y bajas, lo que quería oír. Unido a la baja popularidad de Clinton, que el propio Trump se encargó de torpedear, se consiguió el objetivo. Llegó a la Casa Blanca".


Las campañas políticas en Estados Unidos, el Reino Unido, Francia o Alemania están llenas de falsos rumores que se centran en los inmigrantes que ocupan trabajos, los refugiados que amenazan la seguridad, una Unión Europea que solo aporta elementos negativos y una añorada soberanía nacional.


"Se utilizan como estrategia de manera desorbitada -considera D’Ocon-, para conseguir su objetivo. Los partidos populistas dicen lo que quieren oír los afiliados, sea o no verdad, y convencen a los indecisos. Y esa credulidad se consigue gracias a la llamada ‘supervivencia social’: es preferible que los repudiados y rechazados sean los otros, los demás, nunca nuestra propia etnia o grupo de pertenencia social. Resulta más fácil, acalla remordimientos y mantiene la hipocresía social. El achacar los males de la sociedad, la crisis, la delincuencia, los robos o la inseguridad ciudadana a otros grupos nos ayuda a autoconvencernos de nuestra supremacía social.


Desde la Guardia Civil de Zaragoza muestran su preocupación por la creciente presencia de bulos y rumores en las redes "porque llega un momento en que la gente acaba por no creerse nada. Después de compartir historias como los plátanos y naranjas con sida, los radares en los guardarraíles, la carne de perro para consumo que autoriza Manuela Carmena... ¿se van a creer que algunos desaprensivos están dejando salchichas con clavos en los parques para matar a los perros? Y resulta que es verdad, que hay que tener cuidado con perros y niños pequeños porque en ciudades aragonesas se han encontrado esas salchichas. Y si queremos que se difunda el mensaje nos podemos encontrar con un grupo de descreídos que pasa del tema".

Contra Google y Facebook

La victoria de Trump y el auge de los partidos de extrema derecha en países europeos han llevado a Gobiernos como el alemán a señalar a Facebook y Google como responsables indirectos de la situación, "porque sus complicados algoritmos publicitarios llevan a que sean las noticias falsas las más visibles, en lugar de las contrastadas por medios de comunicación solventes", señalaba Angela Merkel a finales de octubre. Y demandó a las compañías a revelar su sistema de posicionamiento de noticias "porque no son transparentes y distorsionan la realidad social".


Google no solo proporciona publicidad al usuario en función de sus búsquedas, también sitúa los enlaces en mejor o peor posición según la ‘personalidad’ del usuario. Así, un ciudadano que ha buscado repetidamente noticias contra los inmigrantes, por ejemplo, encontrará más fácilmente resultados que coincidan con esa idea. Lo mismo pasa con Facebook: su algoritmo lleva a ocultar determinadas publicaciones de amigos y destacar otras según el usuario haya dado ‘me gusta’ previamente a esos temas. El partido de Merkel ha acusado abiertamente a la formación de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD) de difundir falsos rumores y mentiras en cientos de publicaciones con el fin de influir en la percepción social.


Facebook y Google apenas hicieron caso de las acusaciones de Merkel, pero reaccionaron tras producirse la victoria de Trump: las dos compañías anunciaron apenas 48 horas después que bloquearían los resultados y contenidos que procedieran de páginas de dudosa credibilidad. Pero en opinión de D’Ocon más importante será contar con una sociedad formada, capaz de esquivar los dardos y exigir la verdad.


"Hemos de aprender a convivir con los rumores y bulos y, lejos de enfrentarnos a ellos como algo patológico, verlos como algo consustancial a la naturaleza humana. Esos rumores y falsas noticias se combaten con las armas de la verdad y la honestidad, comenzando por los profesionales de los medios de comunicación, los principales interesados en que su credibilidad no se vea comprometida. La sociedad necesita ahora mucha información. Pues bien, démosla en condiciones".

Zaragoza, ciudad antirrumores

Red contra el racismo. Zaragoza se ha unido a la red española antirrumores, que ya funciona en otros 18 países europeos, y que intenta frenar la propagación de bulos que afectan a colectivos minoritarios. "Los inmigrantes colapsan la Sanidad" o "Los extranjeros nos quitan el trabajo" son algunas de las ideas que esta iniciativa intentará corregir, mediante campañas publicitarias y charlas para explicar que según las estadísticas los inmigrantes no solo van menos al médico que los nacidos en Aragón, "porque son en su mayoría jóvenes y hacen menor uso y si el sistema está colapsado será por otros motivos", según destacan desde la Fundación Federico Ozanam.


Además, los extranjeros ocupan los empleos que los aragoneses, por lo general, no quieren hacer. La vicealcaldesa y consejera municipal de Derechos Sociales, Luisa Broto, considera que el manual de 88 páginas que se ha puesto a disposición de los colectivos, sirva para "deshacer conceptos que pueden llevar al conflicto de la convivencia".


Para frenar rumores y bulos más de mil técnicos en toda Europea se emplean para corregir la desinformación en empresas, entidades sociales o deportivas. Son los agentes antirrumores, que en Zaragoza son 20. Dado que los datos puros y duros no convencen a los ciudadanos, se espera que la psicología del agente ayude a que la información sea más correcta.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión