Manuel Giménez: "Pido mayor rigor a la Audiencia Nacional en el crimen de mi padre"

El hijo del presidente del PP de Aragón asesinado por ETA hace 15 años mantiene su confianza en las fuerzas de seguridad para que se juzgue al etarra sospechoso.

Manuel Giménez Larraz, hijo del presidente del PP-Aragón Manuel Giménez Abad (asesinado por ETA hace 15 años), en las Cortes.
Manuel Giménez Larraz, hijo del presidente del PP-Aragón Manuel Giménez Abad (asesinado por ETA hace 15 años), en las Cortes.
G. Mestre

¿Cómo se encuentra al lado del escaño de las Cortes de Aragón donde se sentó su padre?

Lo veo con mucho respeto porque sé lo que supuso para mi padre la dedicación absoluta a la actividad política. Aquí era presidente del Partido Popular de Aragón y portavoz del grupo parlamentario popular cuando ETA decidió acabar con su vida. Ese es el precio que tuvo que pagar por tratar de trabajar para su tierra, por representar los valores y los principios democráticos que él defendía con completa naturalidad, porque formaban parte de su carácter. Aquí es donde yo creo que desarrolló una actividad política que unos asesinos le impidieron acabar un 6 de mayo.


Quince años después, el juicio no llega. ¿Qué piensa?

Desde un punto de vista personal lo vives desde una forma singular. Tratas de verlo con cierta lejanía, porque al fin y al cabo tienes que pasar tu vida de la forma más normal que puedas. Y desde luego, una cosa como ésta, un asesinato sin resolver y esa sed de justicia que tenemos todos que no se vea de momento cumplida, tienes que verlo con cierta distancia porque genera mucho dolor. Pero también con la esperanza de que en los próximos tiempos pueda haber avances significativos en la investigación y que finalmente el asesino de mi padre responda por sus actos.

 
El temor es que el archivo provisional de la Audiencia Nacional acabe en definitivo al pasar veinte años. ¿Confía en la Justicia?

Yo desde luego tengo plena confianza, por supuesto, en los cuerpos y fuerzas de seguridad del estad. Soy plenamente consciente de que a lo largo estos quince años no han dejado de trabajar en ningún momento. Lo que probablemente convendría pedir mayor rigor a la Audiencia Nacional digamos, en la práctica de las diligencias que tiene que practicar para que efectivamente este caso de mi padre pueda llegar finalmente a resolverse.

Dos etarras del comando de información (Aitor Lorente y David Pla) también quedaron libres, ¿cuál será la clave para juzgar al sospechoso?

Yo creo que lo sustancial va a ser el trabajo que durante estos últimos quince años han desempeñado los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. A eso nos tenemos que acoger para reivindicar esa justicia que nosotros estamos reivindicando.


¿Espera que Mikel Carrera Sarobe llegue a confesar el crimen?

Pues no lo sé, eso ya no lo sé. Depende del carácter y de la ética, que lógicamente está acreditado que no la tienen ese tipo de personas que son capaces de asesinar a otro ser humano. Difícilmente va a sentir remordimientos y la necesidad de confesar algo que ha cometido. Ojalá fuera así, pero mi única confianza es efectivamente la Policía, la Guardia Civil, la Fiscalía y el juez que en su caso tenga que instruir y posteriormente juzgar la causa.


Ha venido para el Patronato de la Fundación Giménez Abad. ¿Cómo valora esta institución?

El Patronato representa cómo fue el carácter conciliador de mi padre y lo demuestra que están todos los grupos parlamentarios de estas Cortes de Aragón, porque saben lo que se refiere al terrorismo y el especial homenaje de las víctimas. Está en juego el pilar básico de nuestra sociedad y la convivencia, aquel que justifica la existencia misma de nuestro Estado, los derechos y libertades de los ciudadanos. Los grupos parlamentarios de las Cortes de Aragón supieron comprenderlo y son un ejemplo en relación con otros territorios de España. Estoy satisfecho con que todas las fuerzas políticas quieran preservar la memoria pública de mi padre por el motivo de que él no pudo hacerlo.


¿Se ve en el camino de su padre?

(silencio). Me siento nostálgico y raro porque ha pasado mucho tiempo. Además, yo vivía en Francia cuando pasó. Aquella época de mi padre no la viví de cerca, pero hablábamos por teléfono. La veo con pena porque sé lo que él disfrutaba haciendo su trabajo: política para los aragoneses. Pero desgraciadamente el 6 de mayo acabaron con su vida.

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