Los motoristas que a partir de ahora circulen por las carreteras y ciudades de Francia deberán llevar guantes. Así lo ha aprobado el parlamento del país vecino, en aras de mejorar la seguridad de los conductores de vehículos de dos ruedas. Tras el casco, el uso de protección en las manos pasa también a ser obligatorio o, de lo contrario, se enfrentan a sanciones.

En concreto, se exponen a una multa de 68 euros y a la retirada de un punto del carnet. Una medida que ha despertado reacciones encontradas y que, de momento, está lejos de aplicarse en España. Algunos colectivos moteros han mostrado su malestar por la obligatoriedad, aduciendo que se podría promover el uso de este tipo de complementos con campañas de concienciación, sin llegar a legislar.

Otros en cambio aplauden la medida. Enrique Echegoyen, de Moto Club Aragón, defiende que “todo lo que sean medidas de seguridad es bienvenido”. A su juicio, “llevar guantes no supone un gran impedimento, y te evita muchas lesiones, porque lo primero que haces al caer es poner la mano”.

De hecho, considera que “este tipo de medidas se podrían implantar en España, y yo las extendería también al calzado, porque en verano ves a mucha gente circular en chancletas, lo que es igual de peligroso”, comenta.

Lo cierto es que muchos motoristas ya los utilizan voluntariamente, incluso en los meses de verano, conscientes de su labor de protección. Según estudios franceses que se han elaborado con motivo de su nueva regulación, en el 87% de los accidentes son útiles y, de ser unos homologados para la carretera, evitan lesiones hasta en un 95% de los casos.

Mayor presencia en las calles

De momento, en España habrá que esperar. La parálisis provocada por un Gobierno en funciones durante un año, y el retraso en la aprobación del esperado reglamento de la Ley de Tráfico han dejado en el cajón reformas de este tipo.

Sin embargo, el número de conductores de motos sigue creciendo, en muchos casos como consecuencia de las políticas de reducción del tráfico rodado que están aplicando ciudades como Zaragoza, con la eliminación de carriles y el impulso de medios de transporte alternativos como la bicicleta o el tranvía.

En la actualidad, la capital aragonesa cuenta con 35.400 motocicletas registradas -el doble que hace una década- y 16.200 ciclomotores, lo que ha obligado a instalar cientos de aparcamientos específicos por la ciudad para estos vehículos.

Su uso es cada vez mayor, y eso se traslada a las estadísticas de accidentes. Solo el año pasado se produjeron 548 siniestros con una moto implicada en Zaragoza, según los datos que maneja el Ayuntamiento.