Tres valles pirenaicos con encanto para despedirse del otoño

El Pirineo aragonés está lleno de lugares para recorrer en familia o con amigos y descubrir los colores de cada estación. Esta es solo una recomendación.

Si el tiempo lo permite y la montaña no resulta demasiado peligrosa en estas fechas, el otoño es una de las mejores épocas del año para perderse por el Pirineo y recorrer algunos de los valles con encanto que hacen de esta estación un espectáculo cromático


Desde las gradas de Soaso, en Ordesa, a los llanos de la Larri (Pineta), pasando por el refugio de Estós, en pleno valle de Benasque. Descubre algunos de los más bellos parajes naturales del Pirineo aragonés para recorrer en familia o con amigos antes de que las nieves pongan fin a los colores del otoño. 


Valle de Pineta




En las faldas del Monte Perdido se encuentra este valle pirenaico de obligada visita en otoño y fácil acceso. Las sendas, acondicionadas con escalones y barandillas de madera, transcurren junto a la cascada del río Larri ofreciendo unas vistas espectaculares de las cumbres ya nevadas que coronan los frondosos bosques de hayas, con sus saltos y cascadas. De camino o al terminar alguna de las diferentes rutas que plantea este valle, se pueden visitar algunos de los pueblos del Sobrarbe que dejamos a ambos lados de la carretera, probar las chiretas de Casa Modesto (en Escalona) o tomar un chocolate caliente en Bielsa


Valle de Ordesa


Otra de las marchas recomendadas para este otoño es la que ofrece el valle de Ordesa en una excursión de aproximadamente seis horas de caminata (con parada incluida) hasta llegar a su majestuosa Cola de Caballo. Aunque el recorrido va ganando altura conforme nos adentramos en el bosque, las subidas -poco pronunciadas- hacen de esta ruta una opción muy recomendable para practicar senderismo en familia o con amigos que quieran disfrutar del paisaje y de la naturaleza con vistas como las que ofrecen los diferentes miradores que conducen a las Gradas de Soaso.


Durante el recorrido, se pueden contemplar y fotografiar así desde el valle del Ara al valle de Vio, pasando por las vistas panorámicas de Marboré o el valle de Bujaruelo.


Valle de Benasque


Aparte de la gastronomía de la zona, con el cordero, la patata de Chía, la ternera y el 'recau' como emblemas, Benasque ofrece en esta época del año una espectacular mezcla de bosques otoñales de coníferas y caducifolios cuyos colores contrastan con el azul del horizonte y el verde de las laderas. El valle de Estós, uno de los perpendiculares al eje principal de este valle pirenaico, es en estas fechas visita obligada para quienes tienen buena boca para los paisajes y buscan disfrutar del descanso que ofrece la naturaleza. 


Como recomendación para coger fuerzas, vale la pena dejarse ver por Casa Juan, en Castejón de Sos, y probar sus hamburguesas artesanas con queso y foie y los diferentes platos que preparan con setas de temporada. Visitar cualquiera de los restaurantes del valle es una apuesta segura para comprobar que en la zona trabajan con mimo las brasas, las setas y las carnes.

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