La CHE prevé una crecida generalizada

En el Pirineo, del Gállego al Ésera, puede llegarse a una crecida de carácter extraordinario.

La imagen del Cinca a su paso por Aínsa cambió en unas horas con una importante crecida.
El Cinca, a su paso por Aínsa,, en una riada anterior.
José Luis Bergua

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha anunciado una crecida generalizada de caudales en numerosos ríos de la cuenca del Ebro, que en las cuencas del Pirineo desde el río Gállego hasta el Ésera podrán tener carácter extraordinario.


Las previsiones están basadas en las últimas precipitaciones registradas y en las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para las próximas 24 horas.


Así, se prevé una crecida generalizada en los ríos de la margen izquierda de la cuenca a partir del mediodía de este miércoles, de especial importancia la que se vivirá en los cauces pirenaicos, ya que algunas podrán tener carácter extraordinario, informa el organismo de cuenca en una nota de prensa.


Desde el domingo se han registrado precipitaciones de intensidad moderada, localmente persistentes, en casi todo el cuadrante noreste de la cuenca del Ebro y áreas próximas. Estas precipitaciones han dado lugar a crecidas ordinarias en los tramos altos del Aragón (caudal máximo de entrada en Yesa, 150 m³/s), el Cinca (400 m³/s) y el Ésera (150 m³/s) fundamentalmente, aunque en estos momentos los caudales son descendentes en todas las cuencas pirenaicas.


Entre martes y miércoles se esperan acumulados de más de 100 l/m² en las cuencas altas del Aragón, Gállego, Cinca y Ésera; y en sus tramos bajos en las cuencas del Alcanadre, Guadalope, Matarraña, Segre y Arba, podrían recogerse de forma generalizada entre 30 y 70 l/m².


Además, la cota de nieve se situará sobre los 1.000-1.200 metros en el oeste de la cuenca y sobre los 2.000 en la parte más oriental.


En algunos tramos podrían alcanzar caudales extraordinarios en las cuencas del Gállego, Ara, Cinca, Ésera y Alcanadre, tanto en los tramos altos, como en los bajos.


En las zonas reguladas, los embalses del Pirineo podrán absorber gran parte de estas crecidas, ejerciendo un efecto de laminación, pero hay que tener especial atención a las cuencas no reguladas.

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