Fue designado presidente en marzo del año pasado, ¿por qué cree que le eligieron?

No lo sé. Lo cierto es que llevo 44 años en Cruz Roja y he pasado por varios cargos, pero por las circunstancias que fuesen, me eligieron presidente nacional.

¿Continúa como voluntario?

Todos los presidentes de Cruz Roja lo son; el único que puede cobrar es el nacional, pero he renunciado al sueldo.

La crisis económica, ¿les ha perjudicado?

No. Desde que se inició hemos crecido a un ritmo anual del 5% en número de voluntarios y, solo en 2015, conseguimos 40.000 socios, cuando lo normal es sumar entre 7.000 y 8.000. Ahora, contamos con 210.000 voluntarios y 1.280.000 socios en España.

En Aragón, ¿cuál es el perfil de la persona más necesitada?

Los mayores, que en muchas ocasiones se encuentran aislados en zonas poco habitadas.

¿A qué otras personas ayudan?

Además de a las personas mayores, a otros tres perfiles. Ahora mismo, tratamos a unas 17.000 mujeres que son víctimas de violencia de género, a los jóvenes que no han terminado sus estudios y no se han incorporado al mercado laboral, y a miles de niños que no cubren las tres comidas diarias.

¿Qué opina de que Donald Trump, que ha atacado a varios colectivos y minorías, haya conseguido la presidencia?

Solo puedo decir que el respeto a la persona y a su dignidad es fundamental, sea como sea y esté donde esté.

Las luchas internas de Cruz Roja Aragón por la polémica de las tarjetas, ¿están resueltas?

Entiendo que sí, puesto que aquí ha habido unas elecciones y han sido los propios voluntarios quienes han propiciado cambios en la organización. Puedo garantizar que las personas voluntarias en Aragón están comprometidas y trabajan bien.

Ese conflicto, ¿ha repercutido en la recaudación de la Comunidad?

No. De ninguna manera.

¿Alguna novedad de cara a los próximos años?

Nuestra vocación es innovar. Estamos desarrollando tecnologías para mejorar la vida de las personas vulnerables, como la teleasistencia móvil, que puede atender a personas ciegas o sordas, entre otras.

Las aportaciones de España, ¿son significativas?

Sí. Somos una de las cinco sociedades más potentes de las 190 que hay en el mundo. Solo somos superados por países como Estados Unidos, Inglaterra o Canadá. Atendimos en 2015 a seis millones de personas en el extranjero y a cinco en nuestro país. Cooperamos en 43 países en los que invertimos más de 40 millones de euros y contamos con 251 delegados, dos plantas potabilizadoras en Haití, dos unidades de atención primaria en Grecia que atendieron a más de 100.000 personas solo el año pasado, y 261 proyectos. Somos un modelo mundial en intervención social, que comprende el 75% de nuestra actividad. Otros países destacan más en donaciones, como Reino Unido, o en asistencia de socorros, como Estados Unidos.

¿De qué presupuesto disponen?

Entre 560 y 570 millones de euros en total. Un tercio proviene de concursos a los que nos presentamos, otro de los socios y donantes y, el último, de subvenciones. Somos la organización con mayor peso del país y la más longeva, ya que este año hemos cumplido 152 años.

Los aragoneses, ¿son generosos?

Sí, así lo han demostrado siempre. Aragón cuenta con 54.713 socios y unos 14.900 voluntarios, y, al final del año, la recaudación en la Comunidad ascenderá a 13 millones de euros. La sociedad aragonesa hace poco ruido, pero contribuye mucho. Lo ha demostrado con el acogimiento de los inmigrantes que son reubicados. Hace poco llegaron aquí 32 y han sido muy bien recibidos. Eso denota cómo son los aragoneses: discretos y serios, pero efectivos, pragmáticos y solidarios.