Son pequeños, prácticos y tienen un diseño tan perfecto que no ha cambiado nada en más de siglo y medio. Son los clips, esos artefactos de alambre que, incluso en un mundo tan digitalizado como el nuestro, siguen siendo la mejor manera de mantener juntos varios papeles.

A mediados del siglo XIX, los documentos se mantenían unidos mediante alfileres. Pero estos estropeaban el papel y provocaban continuos pinchazos a quienes tenían que manejarlos.

Por fin, en 1867, el estadounidense Samuel B. Fay patentó el primer clip. En realidad, su invento estaba diseñado para sujetar etiquetas en telas y ropas, pero era perfectamente válido para el papel.

Unos años después, en 1977, otro estadounidense, Erlman J. Wright, logró la patente para el primer clip destinado a papeles y documentos.

No obstante, la compañía británica The Gem Manufacturing Company ya llevaba años fabricando clips similares a los actuales, aunque nunca llegó a patentarlos. Eso sí, su trabajo ha quedado reconocido, ya que en muchos lugares se llama clip gem a ese modelo concreto, un invento tan famoso que hasta aparecía como rostro de los 'consejos' en las primeras versiones del programa Office de Microsoft. ¿Se acuerdan?