La recuperación económica, la salida de la crisis, apenas ha hecho mella en los más desfavorecidos. La memoria presentada este miércoles por Cáritas de Aragón, correspondiente a 2015, constata que la pobreza se ha extendido, intensificado y cronificado en la Comunidad Autónoma. Y lo que es más preocupante, la sociedad se ha hecho mucho más desigual.

Según los datos aportados por el presidente de esta institución, Carlos Sauras, y el secretario técnico, Jesús Luesma, durante el año pasado fueron atendidas en Cáritas 4.834 personas menos que durante 2014 (lo que supone un descenso del 12,89%), pero los 32.664 ciudadanos que sí acudieron a solicitar ayuda estaban en peor situación económica y vital que en años anteriores.

Luesma explicó que el 68% de las personas que reclamaron ayuda en 2015 habían visto “agravada y cronificada” su situación de pobreza y que llevaban más de dos años recibiendo apoyo económico de Cáritas.

El perfil de estos aragoneses se correspondió, en su gran mayoría, con el de una familia con menores a su cargo (el 50%); siete de cada diez estaban en situación de desempleo (eran parados de larga duración) y la ayuda la solicitaron para cubrir necesidades básicas (29.690 personas de las 32.664 atendidas recibieron apoyo para pagar el alquiler, agua, luz, alimentos y medicinas).

Luesma puso énfasis, asimismo, en dos circunstancias: la ayuda es solicitada mayoritariamente por mujeres -"La pobreza en Aragón tiene rostro de mujer”, dijo- y se ha notado un aumento paulatino de peticiones de ayuda por parte de trabajadores pobres.

Este nuevo perfil, el de personas que aun teniendo empleo no pueden cubrir sus necesidades básicas y las de su familia, preocupa a los responsables de Cáritas en Aragón. En opinión de Carlos Sauras, esta nueva tipología de pobreza se debe a la dura y larga crisis económica que ha vivido España en estos años, que ha destruido empleo y que ha hecho que el que se cree sea “precario y peor pagado”.

El año pasado, Cáritas dispuso de algo más de 12 millones de euros, de los que el 80%-82% fue aportado por voluntarios y donantes privados y entre el 18%-20% restante llegó de las instituciones. En este punto, Sauras recordó que la ayuda de las distintas administraciones aragonesas ha ido descendiendo en los últimos años.