Reválida, la enésima reforma

Empieza el curso escolar, y se estrena con las polémicas reválidas en ESO y bachillerato. Exámenes externos que afectarán a la nota media y que sustituyen a la clásica selectividad. El Gobierno de Aragón, que ya se posicionó en contra de la reválida de primaria, recurrirá ante el Supremo esta medida de la Lomce, ya que considera que resta oportunidades a los estudiantes.

Nunca llueve a gusto de todos, pero en materia educativa, en España, parece que no hay gota que caiga a gusto de nadie. La Lomce es la séptima reforma educativa en España, que ha traído más horas lectivas y una serie de evaluaciones externas, denominadas popularmente ‘reválidas’, cuya aplicación comenzará este nuevo curso, y cuya nota será fundamental para obtener el título de la ESO y de bachillerato a partir de 2018. Una novedad que ha sido criticada desde 14 Comunidades Autónomas, y que Aragón recurrirá ante el Tribunal Supremo, una decisión que se toma a pocos días del inicio de curso. "Con este nuevo sistema de evaluación ya no será suficiente con aprobar la ESO o el bachillerato, ahora los alumnos deberán aprobar las reválidas para obtener el título. Una medida que, además, imposibilitará a los alumnos que se encuentran con dificultades para superar la ESO poder obtener el título, por lo que quedarán fuera del sistema", destacan desde la Consejería de Educación del Gobierno de Aragón.


En total serían cuatro reválidas: una en 3º de primaria, otra en 6º, una tercera en 4º de la ESO y una última al concluir el bachillerato. La primera, en marcha desde hace dos años, aunque en Aragón no se aplica, sería un simple control para comparar los aprendizajes entre centros escolares y su nota no tiene una repercusión académica, por lo que suspender esta prueba no supondría repetir curso. Dado que la mayoría de centros ya llevan a cabo estas pruebas, su aplicación no se ha considerado obligatoria. La de 6º de primaria sí supone un examen externo, aunque tampoco ha de ser aprobada para acceder a la ESO. "El problema llega con las siguientes reválidas, porque el alumno literalmente se la juega a una carta. Da igual cuánto se haya esforzado los cuatro años de la ESO o los dos del bachillerato: si suspende ese examen, no obtiene el título" resume Juan Antonio Planas, presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía. "En la ESO, supondrá un 30% de la nota final y es obligatorio sacar más de un cuatro para poder hacer media;en bachillerato, su peso será del 40% y también será obligatorio el aprobado para conseguir el título". De hecho, esa reválida final sustituirá a partir del curso que viene la selectividad.

¿A favor?

Si bien la mayoría de Comunidades se ha mostrado en contra de estos exámenes, e incluso una amplia mayoría de docentes ha criticado su implantación, algunos expertos defienden la necesidad de establecer unas pruebas que permitan controlar el avance académico de los estudiantes. Según Juan Antonio Planas, "las evaluaciones son necesarias.

Por ello, exámenes como los de 3º y 6º de primaria, que no tienen una consecuencia directa en la nota ni en la obtención de un título, resultan muy positivos. Porque no son reválidas per sé, es decir, no están basadas en los conocimientos memorizados. Apuestan por las competencias y aplicaciones de conocimiento adquiridas".


De hecho, esa carencia en aplicar conocimientos es una de las razones por las que España queda en los últimos puestos en algunas materias, según el informe Pisa. "Esa nueva reválida de 6º puede ayudar a saber en qué estamos fallado, dónde acertamos, y ofrecerá la oportunidad de asignaturas y resolución de problemas –añade Planas–. El temario español es muy obsoleto: nuestras materias tienen un enfoque demasiado academicista y no se basan en aplicaciones. Por ejemplo, se machaca al alumno con el análisis sintáctico, en lugar de esforzarse para que tenga comprensión lectora. Se trabaja con fórmulas matemáticas, pero no se entienden los problemas. Muchos alumnos, en un examen ni siquiera saben qué les estamos pidiendo ni son capaces de hacer una estimación previa de cuál puede ser el resultado. Y eso indica falta de madurez académica".


Otro punto a favor de las reválidas es el carácter estatal y único de los exámenes. "Y eso ayudará sobre todo a los alumnos que terminan bachillerato y quieren acceder a la universidad. Porque hasta ahora era cada región la que elaboraba el examen y por alguna razón la selectividad en Aragón resultaba muy dura en ciencias. Como resultado, alumnos de otras Comunidades obtenían mejor nota que los aragoneses, y las plazas de la Universidad de Zaragoza en lugar de ser ocupadas por alumnos de aquí acababan siendo para otros de Comunidades vecinas. Ahora, esa selectividad será más justa", destaca el psicopedagogo. Y añade aún otro aspecto positivo de esta reválida: estará formulada por profesores de secundaria, en lugar de ser docentes de la Universidad, "con lo que sale ganando el alumno, porque un profesor de secundaria sabe qué han aprendido los estudiantes, mientras que otro universitario cree que lo sabe. Ahora estará más adaptada al temario".


Eso sí, Planas advierte de que "para que la reválida sirva para algo, y sepamos en qué fallan los estudiantes y cómo han de mejorar las clases, el profesorado necesita una formación. Estamos a punto de comenzar el curso y no se ha dado nada de información. En Educación en España, por lo general, vamos siempre un paso por detrás, con ausencia de planificación. Se podría haber aprovechado este verano para incidir en la labor formativa del profesorado, con cursos y adaptación a los nuevos sistemas".

¿Y en contra?

Hasta ahora, además de Aragón, las reválidas han sido contestadas desde Andalucía, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Navarra, y País Vasco, que se han acogido a su propia legislación educativa para impedir la aplicación total de la primera reválida: la de sexto de primaria. ¿Las razones? Se rechaza que sea un tribunal externo quien corrija las pruebas realizadas por los alumnos, en lugar de ser el profesorado del propio centro. "Desde Aragón se cree firmemente en la importancia de un proceso de evaluación adecuado y consensuado", destacan en la DGA, que interpuso un recurso ante el Tribunal Supremo (admitido a trámite) respecto a la reválida de primaria y esta semana anunció otro nuevo recurso contra las dos de secundaria. "Lo aprobado por el Ministerio carece de cualquier consenso y no tiene en cuenta que la mayor parte de las Comunidades está en contra. De ahí la necesidad de convocar con carácter urgente la Conferencia Sectorial que ha pedido la consejera, Mayte Pérez", insisten desde Educación.


Preocupa, y mucho, qué sucederá con los alumnos que no aprueben la ESO y queden fuera del sistema educativo, sin título ni posibilidad de acceder a módulos de formación profesional. "Se convertirá en una barrera más para los alumnos y favorecerá el fracaso escolar –vaticina Juan Antonio Planas–. Se hará una prueba en junio y otra en septiembre. Si se suspende, habrá que repetir 4º de la ESO, aunque todo se haya aprobado previamente. Y sin el título de la ESO no se puede optar a un grado de Formación Profesional". Y también irrita el hecho de que sean docentes externos quienes corrijan los exámenes. "El profesor que ha dado clase a un alumno ha podido ver su evolución. Y sabe que un cinco puede ser más importante que un sobresaliente. Pero el docente externo no sabrá quién es ese joven, cuánto ha podido esforzarse o por qué ese día ha hecho un examen pobre. Se limitará a poner una nota y decidirá sobre su futuro".


Además, el personal docente se ha quejado de la afrenta que supone la realización de una reválida que echa por tierra los resultados obtenidos durante varios cursos. "Un profesor de secundaria, por ejemplo, ha podido ayudar a un alumno, orientarle, enseñarle a estudiar, reconducirle..., pero un 30% de la media de ESO procederá de un examen que no ha redactado ese profesor y que tampoco ha corregido".


Y el tercer punto negativo sería la limitación en el temario: podría producirse la situación en la que el alumno no reciba las lecciones para su propio aprendizaje, sino que estén orientadas directamente a sacar una buena nota en un examen. "Eso ya lo vimos hace años en COU y actualmente en 2º de bachillerato –concluye Planas–. Son cursos que están supeditados a un examen y cuyo temario se limita estrictamente a las preguntas que pueden caer. El riesgo está en que ahora 4º de la ESO también tenga como única función prepararse para la reválida, y se perderá una gran riqueza de contenidos".


Aún queda saber, sin embargo, el devenir político que tendrá España en los próximos años. No sería descabellado pensar que un cambio de Gobierno traiga una octava reforma. Y que las reválidas se convierta, finalmente, en materia para olvidar.

Los cuatro éxamenes nacionales que exige la nueva ley

En 3º de primaria. Se trata de una prueba para evaluar el nivel de los alumnos. No se formulan cuestiones para las que es necesario memorizar, sino que se basa en situaciones y problemas para saber el nivel de competencia del niño. Empezó a aplicarse en toda España hace ya dos cursos, pero un aspecto de la ley permitía a las Comunidades decidir la aplicación de este examen. Dado que muchos centros escolares ya realizan pruebas en 3º de primaria para comparar datos entre escuelas de un mismo barrio o una misma ciudad, se ha sustituido en Aragón por una evaluación que realizan los docentes. En 6º de primaria. Al igual que la de 3º, esta prueba no afecta al expediente académico ni tampoco es fundamental para poder acceder a secundaria. El Gobierno de Aragón decidió prescindir del examen, a pesar de las advertencias del Ministerio de Educación, y finalmente la DGA interpuso un recurso ante el Tribunal Supremo, que fue admitido a trámite. El objetivo de la prueba es comprobar el nivel del alumno, y enviar los resultados a los padres, así como al centro donde estudiará la secundaria. Padres y docentes criticaron el desmesurado número de preguntas: hasta 200, con un 40% de tipo test. En 4º de la ESO. La primera reválida de la ESO se realizará a final de este curso, aunque será una especie de ‘ensayo’. Será el curso 2017-2018 cuando el examen tenga validez. Influirá en el expediente académico:hasta un 30% de la nota final del alumno en secundaria dependerá de lo conseguido en este examen. Además, un suspenso significará tener que repetir 4º de la ESO o abandonar los estudios sin disponer de un título de secundaria. El Gobierno de Aragón recurrirá ante el supremo esta reválida, porque considera que no ha habido consenso suficiente y resta oportunidades a los alumnos. En 2º de bachillerato. Tendrá una doble función:será imprescindible para obtener el título de bachillerato y servirá de referencia para el acceso a la universidad, ya que sustituye a la clásica selectividad. Supone hasta el 40% de la nota final, por lo que tendrá un importante peso en el expediente del alumno y determinará qué carrera puede elegir. A diferencia del examen de selectividad, que era elaborado por profesores universitarios, esta reválida será diseñada por docentes de secundaria. Además, será un examen nacional, por lo que dará las mismas oportunidades a alumnos de toda España.

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