Laurentino Ceña: "La montaña es un medio hostil para volar"

Laurentino Ceña fue uno de los fundadores de la unidad. Hoy, como general de División al mando de la zona de Andalucía, guarda grandes recuerdos de los primeros años.

Laurentino Ceña.
Laurentino Ceña.

¿Cuándo se vio la necesidad de contar en Huesca con un helicóptero de rescate?


Lo habitual en los años 70 era pedir el helicóptero más próximo, el francés, pero en los 80 ya empezó a venir el nuestro desde Madrid en las épocas vacacionales. Yo era de los concentrados en Jaca durante el verano. Había una demanda importante, tanto por parte de la Guardia Civil como de los montañeros. El vuelo en montaña tiene sus peculiaridades y conviene especializarse. Y sobre todo, formar un equipo homogéneo con los socorristas. Por suerte se incorporó después el médico, gracias al impulso del doctor Morandeira.


¿Cómo fueron aquellos primeros años?


El ritmo era frenético, con solo tres pilotos y dos mecánicos, aunque no había tantos rescates. Nos movían la ilusión, las ganas de trabajar y lo bonito de la misión, que permite echar una mano a gente con problemas.


Gente que a veces está en peligro de muerte.


Dentro del rescate en montaña, el helicóptero ha sido la gran revolución, porque reduce los tiempos. Y últimamente, los teléfonos móviles, que también los acortan, es más rápido el aviso. Antes eran frecuentes los rescates a última hora, al borde de la luz solar. Ahora, los montañeros alertan con más facilidad y la intervención se acerca más al momento del accidente.


¿Tiene contabilizados los salvamentos en los que participó?


Más de mil, seguro. Sobre todo siento la satisfacción de haber ayudado a muchas personas que lo pasaban mal. En los casos más tristes, a colaborar con la familia para recuperar el cuerpo de un ser querido. No solo como piloto, en algunos rescates echábamos un pie a tierra para ayudar a los socorristas.


En su época hubo salvamentos dramáticos, como el alud de la Tuca Paderna, en 1991 (fallecieron nueve militares).


Estuve allí, y en la riada de Biescas. También son muy duros los accidentes en los que hay que socorrer a compañeros guardias civiles que han muerto.


Interviniendo en un medio hostil como la montaña, ¿el riesgo siempre está presente?


Sí, además es frecuente que los accidentes ocurran en condiciones meteorológicas difíciles. Ya de por sí la montaña es un medio hostil para el vuelo, pero con mal tiempo, más.


Se empezó con 50 rescates y ahora se pasa de los 300.


Cuando yo me fui, en el 2002, ya pasábamos de los 200. La montaña es muy atractiva y la gente cada vez quiere disfrutarla más, y cuanta más gente va, las posibilidades de accidentes aumentan.

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