Cuenta atrás para la última mina de interior

La comarca turolense de Andorra-Sierra de Arcos, donde se concentran las únicas explotaciones carboníferas activas en Aragón, atraviesa sus peores momentos.

El pozo Sierra de Arcos, que la empresa Samca explota en Ariño, tiene los días contados.
Cuenta atrás para la última mina de interior

La plantilla de la mina Sierra de Arcos, el único pozo subterráneo todavía activo en Aragón, ha comenzado a contar los días que quedan para que la empresa Samca –su propietaria– eche el cierre a la explotación de carbón, ubicada en la localidad turolense de Ariño. Apenas quedan cuatro meses para que los elevadores con los que descienden a la veta de mineral, a más de 400 metros bajo tierra, dejen de funcionar. Y para que se apaguen las luces y se bloqueen las puertas de la última mina subterránea de Aragón.


Los ochenta mineros que se verán afectados con la medida ya han asumido que en diciembre se clausura el pozo, lo mismo que los 18 trabajadores de la mina a cielo abierto que la Compañía General Minera explota en Estercuel, que irán a la calle sin remedio en esas fechas. Tras ello, solo quedarán dos minas de exterior, una en Ariño y otra en Foz Calanda, con unos 130 empleos entre ambas.


En la comarca de Andorra-Sierra de Arcos, donde se concentra la actividad carbonífera turolense, se vive este episodio laboral con gran inquietud. Muchos piensan que es el principio del fin de la minería en este rincón de Teruel, antaño uno de los más prósperos de la provincia.


La reconversión de la industria del carbón comenzó hace más de dos décadas, por goteo, cerrando minas subterráneas, primero, y recortando plantillas de los centros de trabajo, después. El Gobierno español parecía, según los sindicatos, dispuesto a apostar por las energías renovables –eólicas, hidráulicas, fotovoltaícas...– para la producción de la electricidad del país en detrimento del carbón. Pero ha sido en los dos últimos años cuando la situación se ha vuelto insostenible, "dramática", a juicio del alcalde de Ariño, Joaquín Noé, al haberse intensificado esta tendencia.


El Plan del Carbón 2013-2018, un documento que regula la actividad minera española fijando producciones y ayudas a las empresas y estableciendo un calendario de cierre de las explotaciones menos rentables, no se cumple como estaba previsto, según denuncian los sindicatos del sector y los alcaldes de las zonas afectadas. Las ayudas y los porcentajes de producción del carbón nacional van mermando a pasos agigantados y el mineral de importación va ganando terreno. Para colmo, la situación de provisionalidad que sufre el Gobierno central hace, según lamentaba Joaquín Noé, que el sector no tenga en estos momentos "un interlocutor válido en Madrid para negociar".

Mineral autóctono


La solución no debería ser compleja. Al menos, eso dicen en la zona. "Solo hace falta voluntad", afirmaban días atrás sindicalistas como Antonio Montoyo o Hilario Mombiela, de CC. OO. en Samca, el primero; y de UGT, en la central térmica, el segundo. Consideran que únicamente hace falta que en el mix energético –sistema de reparto del suministro de electricidad a las diferentes fuentes de energía– se asegure el 7,5% anual para carbón nacional. El alcalde de Ariño sostiene que con ese porcentaje, la producción de las minas se mantendría constante.

Como ejemplo del declive a que se ha sometido al carbón nacional, Antonio Montoyo explicaba esta semana que el 25% de la energía que se produjo en España el año pasado se generó a través de las centrales térmicas con la quema de 22 millones de toneladas de carbón, de las cuales solo 3 fueron de mineral nacional. Sostenía que con solo 5 se garantizaría la supervivencia de la actividad en las cuencas carboníferas.


En las comarcas mineras reclaman, asimismo, que Endesa –filial de la italiana Enel– aclare su postura respecto a si en sus planes de futuro pretende incluir una inversión de 200 millones de euros para adaptar la central de Andorra a la normativa europea en materia medioambiental. Sin esta medida, las instalaciones se verían abocadas a cerrar y con ellas las minas que todavía suministran carbón a la térmica. Desde la compañía eléctrica insistieron en que por el momento "no hay ninguna decisión tomada".


Sindicatos y alcaldes aseguran que el funcionamiento de la central –en otros tiempo el más importante foco de empleo de la comarca– ha decaído mucho en los últimos meses, lo que ha provocado un recorte en la compra de carbón. Joaquín Noé estima que esta circunstancia "ha precipitado los despidos". "De hecho –agregó–, en lo que va de año se han perdido 120 empleos".


Fuentes de Endesa reconocieron que la producción de la térmica se ha desarrollado "a un ritmo por debajo de su actividad normal" en los primeros seis meses del año. Concretamente, en este tiempo se produjeron 426 gigavatios a la hora. Informaron, no obstante, que en julio y agosto se ha experimentado una ligera recuperación con una producción que alcanza 550 gigavatios a la hora.


Según las mismas fuentes, las centrales redujeron la compra de carbón en el primer semestre del año debido a que, por la abundancia de viento y agua, "en el mix energético se dio preferencia a las renovables frente a las térmicas". Agregaron que esta situación es "temporal", en función de la evolución del consumo y de la climatología. Primero, según especificaron, será necesario reducir el stock depositado en la central de Andorra y que en estos momentos alcanza el millón de toneladas de carbón. A esta cifra se suman los acopios de mineral ya adquirido por Endesa que registran las explotaciones y que superan las 200.000 toneladas.


Con todo, el temor a que la central deje de comprar carbón en lo que queda de año se ha extendido en la comarca de Andorra. Este argumento se apoya en la incertidumbre que planea sobre la posible inversión de Endesa. "Con este panorama, los planes de expansión de las empresas mineras han quedado en suspenso", explicaba el alcalde de Ariño. Samca barajaba el año pasado la posibilidad de abrir una nueva mina a cielo abierto en un terreno situado entre Oliete y Alcaine que hubiera permitido absorber los despidos de la mina de interior, "pero el proyecto se ha truncado", concluía Joaquín Noé.

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