Cosculluela insiste en que su cargo está en manos del PSOE y rechaza "juzgar" la negociación

Guillén afirma que el presidente de las Cortes debe salir de un pacto de la izquierda que suponga también estabilidad política.

Antonio Cosculluela, ayer en el patio de Santa Isabel del palacio de la Aljafería.
Antonio Cosculluela, ayer en el patio de Santa Isabel del palacio de la Aljafería.
Oliver Duch

El todavía presidente de las Cortes, el socialista Antonio Cosculluela, asiste poco menos que como un convidado de piedra a su propio relevo en el cargo. O al menos eso dice, sobre todo ahora que los grupos de la izquierda –PSOE, Podemos, CHA e IU– han abierto las negociaciones para acordar quién lo sustituirá. El lunes pasado, los socialistas ya no exigieron mantener la presidencia de las Cortes y abrieron la puerta a cedérsela a Podemos en el marco de un acuerdo de estabilidad política en la DGA y en otras las instituciones, que incluya también los presupuestos y las leyes sociales.


Después de casi dos meses de controversia, Cosculluela volvió a insistir ayer en que su margen de maniobra es mínimo. Sin decir cuándo se irá y pese al pulso que mantiene su partido con Podemos por conseguir el puesto, vino a apuntar que el asunto dejó de ser cosa suya con el anuncio que hizo en julio de su intención de dejar de presidir la Cámara autonómica (seguiría, eso sí, cobrando como diputado) para dedicarse a la alcaldía de Barbastro, donde lleva 17 años. Hay que tener en cuenta que PSOE y Podemos acordaron que no podría compatibilizar los dos cargos.


"Puse el cargo a disposición de mi partido hace ya algún tiempo y en sus manos está la decisión final", reiteró el socialista, tras la presentación en Las Cortes de una nueva edición de La Morisma, una Fiesta de Interés Turístico Nacional que se celebra en Aínsa este sábado (22.30).


Sobre los avances en la negociación de los grupos de izquierda, declinó hacer una valoración. Se escudó en su responsabilidad como presidente de las Cortes. "Sigo siendo el presidente y, por tanto, debo ser ecuánime y no entrar a juzgar las propuestas de los grupos parlamentarios", sentenció. Las declaraciones las hizo, a petición de los periodistas, al finalizar la presentación de La Morisma, el acto previo tuvo también cierto sabor a despedida.


No en vano, el alcalde de Aínsa, el también diputado socialista Enrique Pueyo, dedicó unas palabras a ensalzar la figura del todavía presidente de la Cámara, que además es secretario general del PSOE de Huesca. "Antonio es un ejemplo de político con altura de miras", subrayó. "Se ha dedicado a su trabajo en cuerpo y alma, dejando incluso algunas veces las obligaciones familiares al margen. También ha recorrido todo Aragón", dijo.La propuesta socialista


Los partidos de la izquierda guardaron armas ayer a la espera de que mañana se produzca una nueva reunión en la que el PSOE presentará un documento que concretará el marco de negociación. Solo habló el consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno, Vicente Guillén, que insistió en el mensaje que el PSOE quiere enviar a Podemos: si mantiene su aspiración a la presidencia de las Cortes, para la que serían necesarios los votos socialistas, debe abrirse una negociación en la que "se hable de todo".


"Lo esencial es que haya un marco permanente de diálogo que dé cobertura a la plaza de presidente de las Cortes y estabilidad institucional en el Gobierno de Aragón y otras instituciones aragonesas, además de en el resultado final de los proyectos legislativos", afirmó Guillén.


El consejero socialista subrayó que el nombre del presidente de las Cortes de Aragón debe salir del acuerdo de las cuatro fuerzas de la izquierda. Insistió en que la prioridad, por encima de quién presida la Cámara, es "la estabilidad política para trabajar por las personas que peor lo están pasando".

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