Mayte Pérez: "Poder cambiar el horario del colegio es una oportunidad"

La consejera de Educación afronta su segunda vuelta al cole en el cargo defendiendo su oposición a la Lomce y buscando financiación para su plan de infraestructuras.

Pérez, fotografiada esta semana en su despacho del Departamento de Educación.
Pérez, fotografiada esta semana en su despacho del Departamento de Educación.
Guillermo Mestre

¿Cómo acabó el pasado curso?

Un poco cansada, porque la labor ha sido intensa. Pero muy satisfecha del trabajo realizado.


Y ¿cómo plantea el nuevo?

Como una continuación, con una apuesta clara por la educación pública y su dignificación.


¿Hay asignaturas pendientes?

Sí, claro. Nuestro proyecto político es para cuatro años. Y que no haya una mayoría en las Cortes no ha impedido desarrollarlo. En Educación hemos cumplido ya el 80% de nuestros compromisos.


Existen actuaciones en suspenso. Como el currículo de primaria, publicado a mitad de agosto. ¿Dará tiempo de implementarlo?

Queríamos cumplir cada procedimiento, con el dictamen del Consejo Consultivo, y eso exige unos plazos. Pero antes de las vacaciones mandamos un adelanto de su contenido a los centros. De todas formas, en ocasiones se impide la política por iniciativas de otra índole, en este caso, de los obispos, y que la Justicia está admitiendo.


Los obispos lograron mantener el horario de Religión en 2º de bachillerato y anuncian recurso, como los profesores de la materia, contra su reducción en primaria.

Es la ley actual la que permite bajar el horario de Religión a 45 minutos semanales en primaria. Y el propio Ministerio lo hizo en Ceuta y Melilla, y no ha sido recurrido. En Andalucía y Asturias se recurrió, pero no se admitieron las cautelares. A mí me sorprende que los obispos aragoneses sean tan beligerantes con la educación y en asuntos como los bienes sean tibios o no tomen la iniciativa.


¿No le han contestado al requerimiento para que les cedan los poderes para poder litigar?

No, pero les llegó la carta tarde. El obispo de Barbastro me dijo que, tras las vacaciones, lo analizarían y darían una respuesta definitiva.


¿Aún confía en que la Generalitat acabará mandando las 44 piezas de Sijena aún en Lérida?

Tengo dudas razonables. Creo que solo vendrán si la jueza así lo exige. No veo otra, y lo digo con tristeza. De hecho, el jueves nuestros letrados volverán a pedir a la jueza que haga cumplir la sentencia.


Le tengo que nombrar una palabra que no le gusta, pero parece estar aquí para quedarse: Lomce.

Estamos perdiendo la oportunidad de un acuerdo común. En la Conferencia Sectorial se sientan el Ministerio y las 17 comunidades. Y doce no compartimos algunas imposiciones de la Lomce, sobre todo, las reválidas. Creemos que vulneran nuestras competencias. En Aragón estamos explorando la vía del recurso al Supremo.


El Ministerio requirió a Aragón para que hiciera la reválida de sexto de primaria tal y como lo pide la ley. ¿Se hará finalmente en 2017 o mantendrá su versión?

Plantearemos la misma. El Ministerio no nos ha requerido, nos ha planteado mejoras. Nosotros creemos en el estado de Derecho y tenemos una ley que cumplir. Pero esa ley da margen. La cumplimos, minimizando sus efectos.


Y ¿cómo se hará la prueba que sustituirá a la selectividad? ¿Habrá acuerdo con Madrid o Aragón hará su propia interpretación?

Vamos a intentarlo. Espero que la tercera sectorial sea la definitiva. Este es uno de los motivos por los que se precisa un Gobierno en Madrid, debemos conocer las reglas de juego. Lo que no se puede hacer es una ley en contra de todos.


Hablando de leyes, Educación tiene causas en los tribunales como la del Ánfora, abierto de forma cautelar. ¿Mantiene su criterio inicial sobre este centro?

La decisión que se tomó no fue arbitraria, estaba ajustada a lo que el procedimiento marcaba y a los informes técnicos. Y si un juez dice que hay que modificarla, se hace. Al Ánfora se le ha tratado como a cualquier otro concertado y, en algunos momentos, mejor.


Este año se abren cuatro nuevos centros, pero el plan de infraestructuras sigue pendiente.

La pasada legislatura se presentó uno, pero fue un documento sin validez. Yo presenté unas líneas generales, pero sin presupuesto asignado, y hay que ser honestos. Estamos buscando fórmulas de financiación, y no es fácil hoy. El plan lo presentaremos cuando haya garantías de poder cumplirlo, calculamos que serán unos 140 millones hasta 2020, pero eso no significa paralizar las obras.


Pero, mientras llegan, seguirá habiendo aulas prefabricadas...

Precisamente hay porque no se paralizan los trabajos. Por ejemplo, este año habrá una prefabricada en el colegio Valdespartera, pero será la que albergará el nuevo colegio Valdespartera 3, que ya hemos iniciado su tramitación y pretendemos abrirlo el siguiente curso.


Las clases se abrirán unas con jornada continua y otras, partida. ¿Esto causará algún perjuicio?

Este un tema que se demanda desde hace 20 años. Cuando pones cosas en marcha se generan dudas y miedos, pero los distintos puntos de vista enriquecen. Es algo distinto y hay que verlo con normalidad y analizar su evolución. Yo lo veo ilusionante, una oportunidad para cambiar las metodologías y optimizar las infraestructuras en colaboración con los ayuntamientos.


A partir del día 1, habrá más beneficiarios de becas de comedor. ¿Ya se ha pagado a los centros el importe del curso anterior?

Debemos ser permeables a lo que pasa en la sociedad. Y hoy la realidad es dura. Fuimos muy críticos con la convocatoria anterior y hemos hecho un gran esfuerzo. Puede haber retrasos, y pido disculpas, pero el compromiso es claro: se va a pagar. Solo que, a la hora de gestionar el aumento de presupuesto en Hacienda, existen limitaciones. Por eso pedimos un nuevo modelo de financiación autonómica que proteja las políticas sociales.


El Consejo Escolar ha avanzado en un pacto educativo. ¿Qué pasará cuando llegue el debate político?

Si en el Consejo Escolar, que representa a toda la comunidad educativa, son capaces de consensuar un documento, en el Parlamento tendremos que estar a la altura y sentarnos a hablar sin apriorismos. No validarlo sería un fracaso.


¿Qué le falta a la educación aragonesa para que sea cum laude?

Recuperar su prestigio a través de los docentes y una mayor implicación de las familias. Resulta obligatorio un cambio metodológico y tecnológico, por ejemplo, enseñando nuevos usos del móvil. Si no puedes con el enemigo...

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