Teruel, la provincia más castigada por la sequía en el presente año agrícola

La Aemet califica el periodo comprendido entre el 1 de septiembre y el 31 de julio de "muy seco".

La fuente de Cella lleva dos meses sin manar por el periodo de sequía.
La fuente de Cella lleva dos meses sin manar por el periodo de sequía.
Antonio García/bykofoto

El sudeste de Teruel es, con la provincia de Castellón y el sur de Tarragona, la zona más castigada por la sequía en España. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) califica el año agrícola de este conjunto de territorios del levante peninsular como "muy seco", con un descenso de las precipitaciones que se repite una vez cada veinte años. La falta de lluvias ha reducido drásticamente la cosecha en las comarcas más orientales y, en muchos casos, los agricultores han renunciado a la siega para aprovechar los sembrados raquíticos como pasto para el ganado.


La ausencia de temporales de levante y la nula incidencia en el oriente de Teruel de los frentes de lluvia procedentes del atlántico ha disparado la sequía. Mientras en la mayor parte de Aragón el año agrícola –desde el 1 de septiembre de 2015 al 31 de agosto de 2016– es "normal" según la Aement, en Teruel oscila entre "ligeramente seco", "moderadamente seco" y "muy seco", en una progresión que avanza desde el noroeste al sudeste.


El delegado de la Aemet en Aragón, Rafael Requena, explica que las lluvias se distribuyen de forma muy irregular por la Comunidad y la zona que sale peor parada es Teruel. Añade que, sobre todo sus zonas más orientales, siguen el régimen de lluvia mediterráneo, que depende en gran medida de los temporales de levante –incluidas las temidas ‘gotas frías’– y de las tormentas de verano, dos fenómenos ausentes durante el último año.


Las precipitaciones son "más irregulares" en el levante turolense que en las zonas expuestas a los frentes atlánticos, dice Requena. Recuerda que hace solo un año la situación era totalmente inversa a la actual, y el oriente turolense era la zona que, proporcionalmente, había recibido más lluvias de toda la Península debido a los temporales de levante.


Los agricultores son los más expuestos y la primeras víctimas de la falta de lluvias. El secretario provincial de la UAGA, Roberto Sanz, señala que desde el alto Jiloca al límite oriental de la provincia la cosecha de cereal ha sido pésima. En pueblos como Villafranca del Campo y Alba el trigo, que apenas había crecido, ha servido de "pasto para las ovejas".


El dirigente sindical añade que los problemas por falta de agua se extienden al centro de la provincia porque Mezquita de Jarque, una zona muy productiva, ha tenido "la peor cosecha de los últimos 15 años", con una producción de 2.000 kilos por hectárea frente a los 5.000 habituales. Sanz señala que la implantación de los seguros agrarios es mínima porque en las zonas propensas a la sequía la cobertura es muy limitada y "no compensa" el coste de las primas.


En Manzanera, municipio limítrofe con Castellón, el cereal apenas se han mojado tras la siembra. Emiliano Belmonte sembró 15.000 kilos de semilla y ha cosechado 6.000. "No he cogido nada. Todos los sembrados han terminado como pasto para ganado", se lamenta. La truficultura, concentrada en Gúdar-Javalambre, se prepara para una cosecha desastrosa. El presidente de la Asociación de Truficultores, Julio Perales, augura un año "de muy poca producción". Solo se salvarán las plantaciones de regadío, muy minoritarias a la espera de los ansiados regadíos sociales proyectados en Sarrión. "Se ha hecho mucha inversión en plantaciones, pero sin agua no servirá de nada", concluye.


La fuente de Cella, un indicador del nivel de sequía que soportan las tierras altas de la provincia, lleva dos meses si manar. El alcalde, Joaquín Clemente, recuerda que la escasez de lluvia no es un hecho aislado, porque la localidad acumula "diez años de malas cosechas".


Respecto a las causas del agravamiento de la sequía, solo hay especulaciones. Roberto Sanz dice que la provincia tiene un clima "extremo" acostumbrado a las sequías, aunque matiza a continuación que en los últimos años "el tiempo está loco". Los agricultores del entorno de Gallocanta están convencidos de que la utilización del yoduro de plata para evitar el granizo mediante su emisión por quemadores en tierra o sembrado con avionetas en las nubes es la causa del desplome de las precipitaciones.

Rafael Requena se muestra cauto a la hora de achacar al cambio climático derivado del calentamiento global el descenso de las precipitaciones, pero tiene muy claro que no está relacionado con los sistemas antigranizo. "No hay ninguna evidencia científica de que los tratamientos contra el pedrisco puedan evitar la lluvia en caso de tormenta", afirma contundente. Explica que la utilización del yoduro de plata reduce el tamaño del granizo o lo convierte en lluvia, pero en ningún caso causa la sequía.


El profesor Millán Millán, del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, ha constatado que la acelerada urbanización de las costas levantinas aborta las tormentas tierra adentro. Sus investigaciones revelan que la pérdida de humedad en los vientos que proceden del Mediterráneo debido a la menor evaporación del suelo urbano respecto de las marismas o la vegetación, impide la formación de nubes de tormenta en el sudeste de Teruel.

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