Dormir en santuarios y monasterios no solo es cuestión de fe

Entre la amplia oferta hotelera que ofrece la Comunidad aragonesa se puede escoger toda clase de alojamientos. Algunos de ellos ocupan edificios históricos vinculados al ámbito religioso como monasterios, santuarios y conventos en los que disfrutar de una estancia diferente.

Pasar una noche en uno de estos alojamientos está alcance de todos los bolsillos, con precios que oscilan en función de la categoría de cada establecimiento, según sea albergue, hotel o parador.

En Leciñena, el santuario de Nuestra Señora de Magallón se yergue sobre las montañas de Los Monegros a más de 500 metros sobre el nivel del mar. Su origen se remonta al siglo XIII aunque con el paso del tiempo ha conocido distintas reformas hasta llegar a su aspecto actual y su comedor data del siglo XVII. Sus 9 habitaciones dan fe de la tranquilidad que se respira en este oasis de paz situado a tan solo 2 kilómetros de la localidad monegrina y a poco más de 30 de la capital aragonesa. Pasar una noche en este alojamiento durante el fin de semana no supera los 50 euros.

Otro santuario muy popular en los últimos años es el de Borja, que dispone de un albergue juvenil, a escasos metros de la iglesia donde se encuentra el eccehomo pintado por Elías García, que en 2012 se hizo mundialmente conocido tras la restauración fallida de Cecilia Jiménez. El albergue fue reformado en 2010 y está concebido para la realización de actividades con grupos. En ese año también se inauguró cerca del santuario el Eco Camping, un espacio con capacidad para 92 personas con varias opciones de alojamiento que van desde parcelas para tiendas de campaña y caravanas hasta bungalows totalmente equipados por 50 euros al día.

Un alojamiento de altura en el Parque Natural del Moncayo es el albergue Santuario de Moncayo, que se eleva a 1.620 metros Cuenta con 17 habitaciones dobles y triples y dispone de 45 plazas. Por 33 euros por persona y día se puede dormir en régimen de media pensión que incluye cena y desayuno.

Los monasterios y las hospederías también resultan interesantes para un pequeño retiro espiritual veraniego. El Monasterio de Piedra, consagrado en el siglo XIII, se ubica en uno de los parajes más visitados de Aragón, junto al río Piedra, en Nuévalos, y más admirados por su belleza natural y arquitectónica. Dormir un sábado de agosto en el hotel del Monasterio de Piedra ronda los 254 euros de precio para una habitación doble con desayuno incluido.

En Calatayud, el hotel Monasterio Benedictino ocupa un edificio del siglo XVII perteneciente al antiguo monasterio de monjas Benedictinas. El hotel fue remodelado en 2013 y construido sobre los restos de una iglesia protogótica del siglo XIII. Cuenta con 35 habitaciones en las que pasar una noche oscila entre los 96 y los 105 euros.

En Jaca, se encuentra la hospedería del monasterio nuevo de San Juan de la Peña, en la Pradera de San Indalecio, próxima las localidades de Botaya y Santa Cruz de la Serós. Tiene 20 habitaciones, 4 dúplex y una adaptada para discapacitados. El precio de una habitación doble en fin de semana es a partir de 130 euros.

El hotel Monasterio de Boltaña, en el Pirineo aragonés, se encuentra a orillas del río Ara. Es una construcción de piedra del siglo XVII, situada a 6 kilómetros de Aínsa. Sus 96 habitaciones y 40 villas permiten disfrutar de un entorno privilegiado, escogido habitualmente como lugar de concentración del Real Zaragoza. Alquilar una habitación durante los meses de verano puede superar los 100 euros por noche para una habitación doble.

Mientras en Sástago, la hospedería del Monasterio de Rueda continúa cerrada por reformas y el parador de Veruela, refugio de los hermanos Bécquer, se prepara para su apertura, el de Alcañiz continúa siendo un referente de los alojamientos con historia en la Comunidad aragonesa. El parador de turismo La Concordia de la localidad bajoaragonesa cuenta con 37 habitación y dormir en una de ellas es posible a partir de 100 euros la noche. Está ubicado en el castillo convento del siglo XII perteneciente a la orden de Calatrava, del que se conserva su torre del homenaje, la parte reconvertida en palacio aragonés. la sacristía y el campanario.