Toboganes desde La Puebla de Alfindén a todo el mundo

La primera vez que Manuel Sánchez vio un parque de bolas en Torrevieja hace más de 20 años "alucinó". Entonces era dibujante en Madrid para películas y series de animación. Ahora dirige en La Puebla de Alfindén Entretenium, una empresa puntera en España y Europa en la fabricación e instalación de parques infantiles de interior. Sus toboganes y parques de bolas están repartidos por toda España y, cada vez más, por el extranjero: Francia, Marruecos, Bélgica, China o Kenia.

Acaban de cumplir diez años entre bolas de colores y han instalado más de 700 parques infantiles en restaurantes, hoteles, casas, naves y donde les llamen. "Hacemos parques infantiles para franquicias -como Burger King, Kiabi o Telepizza- y para clientes privados. Hacemos los diseños personalizados y fabricamos nuestros propios toboganes y estructuras en una planta en Santa Fe", explica Manuel Sánchez, gerente de la empresa, con una veintena de trabajadores.

La crisis también llegó al sector de los parques infantiles y muchas empresas españolas han cerrado en los últimos años. Manuel explica que ellos decidieron apostar por la calidad y son de los pocos que fabrican sus propios toboganes. "Hemos tenido mucha competencia de productos chinos que no cumplen la normativa. Hay una normativa europea sobre seguridad y materiales de los parques infantiles, pero en España por lo general no se cumple ni se vigila. Nosotros somos muy estrictos con eso y por eso cada vez trabajamos más en el extranjero. Incluso tenemos algún proyecto en China porque quieren que les diseñemos a medida parques de calidad. En septiembre vamos a Shanghái", señala.

La empresa nació en La Puebla, porque Manuel se instaló en 2002 en Zaragoza, huyendo de Madrid y atraído por la buena ubicación de la ciudad para los negocios y las comunicaciones. Tras varios años de darle vueltas y diseñar parques para otros, decidió crear Entretenium.

De la fábrica de Santa Fe salen barcos piratas, castillos, selvas, fondos marinos, casas de los Picapiedra... "Hacemos diseños personalizados. A veces nos piden cosas distintas pero siguen triunfando los parques clásicos. Si hacemos uno basado en personajes de actualidad, como ahora los Pokémon, el cliente se arriesga a que se que se pase de moda pronto", reflexiona el creador.

También tienen encargos novedosos. Hicieron un parque entero de color negro (todo, desde los toboganes a las bolas) para un teatro. Les pidieron un proyecto para un tanatorio. Y últimamente están diseñando toboganes y piscinas de bolas para salas de cine infantiles, en colaboración con los cine Yelmo.

En esta década, ellos son testigos de cómo cambian los gustos y el ocio familiar. "Antes los parques de bolas eran un sitio para llevar a los niños a un cumpleaños. Mientras, los padres se iban y luego volvían a recogerlos. Ahora, se han ampliado los espacios para los adultos, con más zona de restauración, 'chill out', billares y otros juegos para mayores. Han pasado de ser locales de ocio infantil a lugares de ocio familiar", apunta Manuel.

Saben que el clima influye mucho. En las regiones del norte de España triunfan más los parques de bolas que en el sur. Así como en los países fríos del norte de Europa. También han comprobado que cada país tiene sus peculiaridades. "En España, a los padres les gusta estar separados de los niños. Les gustar tenerlos controlados visualmente, pero están en zonas separadas. Mientras que en Francia los padres quieren estar mezclados con los niños. Juegan con ellos y se tiran por los toboganes. La normativa cambió y no hay límite de edad ni de altura para jugar en estos parques", afirma Manuel, que cambió su sueño de ser dibujante por el de creador de parques infantiles.